Una de las formas más comunes de los católicos de pagar sus promesas y agradecer es a través del servicio. En el marco de la festividad de la Virgen de Caacupé, unas 80 personas se encargaron de los peregrinos en la calle, de ordenarlos para las misas formando cordones humanos y cubriendo cualquier eventualidad, así explicó Daisy Girett, una de las secretarias de la coordinación de servidores de Caacupé.
“Tenemos un total de 80 servidores, distribuidos en los cuadrantes y en la parte de Litúrgica arriba, ese grupo se encarga de arreglar el altar. Trabajamos arduamente todos los domingos, pero para las festividades empezamos el 28 de noviembre, de mañana y tarde, mientras que el martes siete desde el medio día empezamos a movernos”, explicó Girett tras terminarse la celebración eucarística principal de esta mañana.
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Son cientos los voluntarios que cada ocho de diciembre se ponen a disposición de la Virgen de Caacupé y el staff de organizadores cubren todas las áreas de la festividad mariana más importante del país que aglutina a cientos de peregrinos y devotos. Hay equipos de trabajo desde servicio, sanidad, hospitalidad, misericordia, liturgia, coro, entre otros.
“Nosotros somos servidores; es decir, nos encargamos del servicio al peregrino, hay otros voluntarios que tienen sus denominaciones específicas. Por ejemplo: el grupo sanidad, que su nombre ya dice realizan servicios referentes a sanidad, luego están los de hospitalidad que se encargan de recibir a la gente, después están los de misericordia que se encargan de encaminar a la gente a la parte de la confesión”, detalló Girett.
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También hay otro grupo que se encarga de las lecturas que es el equipo litúrgico, el equipo de coro, todos son servidores, pero el equipo denominado “Servidores” se encarga de la gente, del peregrino, realiza cordones humanos con el objetivo de mantener el orden durante las celebraciones. “Nosotros en este equipo de Servidores nos encargamos de hacer los cordones humanos y que todo esté en orden, los ubicamos a cada uno en sus lugares”, indicó.
“A veces la gente no quiere respetar las vallas de seguridad, pero con amabilidad y amor al servicio tratamos de explicar la situación, que no solo cambió afuera sino también aquí, debido a la pandemia del COVID-19”, indicó Girett, ante la consulta de sí se respeta o no los protocolos sanitarios durante la festividad.
Agregó que para el ingreso al templo, ordenan a los peregrinos en fila con distancia de uno con otro, se le pide que se coloquen correctamente el tapabocas y le ponen alcohol en gel para que entren.
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