Uno de los lugares emblemáticos al que ningún peregrinante que llega hasta la basílica de Caacupé puede dejar de visitar es el pozo de la Virgen o “Tupasy Ykua”, como lo conocen la mayoría de los paraguayos. El manantial guarda consigo una rica historia que data de la época de la guerra contra la Triple Alianza, además de numerosos milagros y sanaciones atribuidos a las aguas cristalinas que fluyen por la naciente.
Hoy martes, desde muy tempranas horas de la mañana ya se podía observar a un centenar de promeseros ingresando a la capilla que está ubicada en el predio donde nace el Ykua, a solo unas cuadras de la basílica. Luego de ofrecer una oración, pasan a refrescarse con las aguas, otros deciden beberla y juntar en una botella o recipiente para llevar a sus casas.
“Es el agua de la Virgen y es demasiado milagroso; yo estoy juntando para llevar y compartir con mi familia. Cuando estamos enfermos o con algunas dolencias basta con que nos pongamos un poco del agua en la zona donde sentimos el dolor y rápido desaparece, es como que ni existió”, manifestó Teodosia Medina.
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Esta mujer llegó acompañada de sus hijos desde la ciudad de Capiatá, compañía Toledo Cañada. Padece de varias enfermedades y pide su sanación a la madre santa mediante el agua bendita. “Además de pedirle que me cure también pido por el bienestar y la salud de mi familia, tengo mucha fe en que me cumplirá mi pedido”, sostuvo.
Por su parte, Sonia Rivas decidió caminar desde el Kurusu Peregrino hasta la basílica como muestra de agradecimiento por la salud y el bienestar de su familia. Además, comentó que pidió a la Virgen que acompañe a su hijo en todo momento para finalizar sus estudios con éxito y su pedido fue concedido. Ella también pasó por el Tupasy Ykua para refrescarse con el agua.
“Vine caminando desde el kurusu Peregrino, vengo cada año, excepto el año pasado que creo que nadie pudo cumplir su promesa por culpa de la pandemia. Este año vine a agradecer que mi hijo haya terminado bien sus estudios, fue una promesa y ella me cumplió, mi hijo salió mejor alumno de su promoción”, finalizó Sonia, quien luego de la entrevista se dispuso a cargar sus recipientes con el agua bendita y así poder llevarla a su domicilio y compartir con sus seres queridos.
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