Por Yesica Vera Zarza

Caacupé encierra una fabulosa historia y conocer más acerca de la Virgen de los Milagros es lo que ofrece el Museo de la Basílica, ubicado en el mismo predio. Abierto de lunes a lunes de 8:00 a 18:00 hasta el miércoles 8 de diciembre, luego seguirá abierto al público, pero con un probable ajuste de horario, según datos brindados por Olga González, quien se encarga de atender a los visitantes. “Se habilitó en noviembre 2018 el museo. Estuvo cerrado todo el 2020 por la pandemia. Alrededor de 300 personas por semana ingresan”, mencionó a La Nación.

Las personas pueden acceder abonando el costo de G. 5.000 y en el caso de los niños de 6 años en adelante. Visitan estudiantes de ingeniería, arquitectura, algunos hacen sus tesis sobre el museo, pero todas las personas coinciden en algo: quedan encantadas con la visita.

En el museo se pueden ver fotos de personas que llegan hasta el santuario y que representan cómo llega la gente y se ven los rostros con distintas expresiones, edades, historias, todas tienen algo que contar. Foto: Nadia Monges.

Al ingresar, una especie de mural alberga una gran cantidad de fotografías con distintos rostros y frases de personas de distintas edades. Cada una guarda una historia y transmite un mensaje.

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Al respecto, el padre Marciano Toledo, oriundo de Caraguatay, dijo que todo es parte de un proceso, incluso los sacerdotes juntaban objetos para el museo, ya que se pensaba en eso. “Un santuario tiene que tener un museo y se tiene. Se pedía colaboración y se juntaba. Un tiempo funcionó en una casa al costado de la Basílica, en una pieza pero después se pensó en usar este espacio del obispado para el museo”, apuntó.

Sostuvo que fue el rector, el padre Arnaldo Godoy, actualmente párroco de Emboscada, el que se metió de lleno en todo el trabajo y consiguió. “Trabajó con el arquitecto caacupeño, Saucedo y se consiguió lo que hoy día se tiene”, agregó.

Foto: Nadia Monges.

Partes del museo

Igualmente, Toledo explicó que el museo está divido por partes. “La primera, compuesta por fotos de personas que llegan hasta el santuario y que representa cómo llega la gente y se ven los rostros con distintas expresiones, edades, historias, todas tienen algo que contar. Después se puede ver representada la diferencia que existe entre la vida salvaje y la vida del convertido”, aseguró.

Padre Marciano Toledo. Foto: Nadia Monges.

En otra sección, se observa una vidriera con vestimentas de la virgen, pasando por la evolución de la misma. “Se conserva blanco y azul, copiando a la Inmaculada Concepción. Un tiempo también hubo color rojo, pero duró muy poco tiempo”, contó.

Plano original

En este sentido, dijo que todo se debe al arquitecto Miguel Ángel Alfaro, quien en su momento fue intendente de Asunción también. “Después cuando se creó la diócesis, el primer obispo de Caacupé, monseñor Rolón, consultó al Vaticano y le aconsejaron que con dicho plano, no iba a terminar nunca la construcción de la Iglesia y que era mejor que piense hacer más pequeño, funcional y pastoral, como está actualmente.

Así también, comentó que igualmente, se tienen objeto de historia de la dos guerras también, guerra contra la Triple Alianza y guerra de Chaco.

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Andas utilizada a comienzos del siglo pasado para la procesión, era un obsequio. Foto: Nadia Monges.

Milagro de la virgen

Toledo enfatizó que existe además un sector destinado a los niños sobre todo y para los que quieran conocer un poco más de historia con preguntas y respuestas.

Finalmente, recordó que el 22 de abril de 1985, pocos minutos después del mediodía, una aeronave perdió su sistema de control de vuelo en una de las maniobras a 3.000 metros de altura y se precipitó a tierra a 900 Km/h.

Uno de los asientos de la aeronave que cayó, pero cuyos pilotos sobrevivieron. Foto: Nadia Monges.

“Porfirio Figari fue uno de los accidentados y tuvo un desperfecto la aeronave a 3.000 metros de altura y se venía abajo. Hizo una promesa de que se salve y pasó rozando un cocotero y se salvó. Trajo el pedazo del asiento del avión”, explicó.

En la ocasión, los pilotos salvaron sus vidas milagrosamente, mediante la utilización de sus asientos con paracaídas con sistema de eyección, fabricado para este tipo de emergencias. De esta manera, la intercesión de la virgencita de Caacupé logró que los pilotos salgan con vida en este accidente.

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