Una olla de hierro sobre fuego hecho de leña anuncia lentamente que la hora del almuerzo pronto llegará. Quizás se trate de un suculento locro, o tal vez un delicioso guisado, no sabemos, el olor se confunde con el humo que genera esa peculiar técnica de cocción, que para muchos hace que la comida tenga un sabor distinto de las que por lo general se preparan en la ciudad.
Un grupo de ciclistas desmontan su camping, se preparan para regresar a Concepción, desde donde pedalearon para llegar a saludar a la Virgen de Caacupé. Otro grupo de indígenas con niños se pasea por el amplio y sombreado patio con total normalidad, sintiéndose como en su casa. Una tímida familia simplemente decidió recostarse en uno de los bancos para tomarse un descanso antes de continuar su camino hasta la basílica.
Al fondo, en la pequeña casita se lo ve a Mario acercándose lentamente. Predispuesto como ningún otro a narrar todo lo referente al lugar y lo que ofrece a los fieles que cada año llegan hasta la ciudad espiritual; hablamos del “Reposo del peregrino”, un espacio creado exclusivamente para recibir a todos aquellos visitantes de la Virgen de Caacupé.
El “Descanso del peregrino” se habilitó hace alrededor de 80 años, comentó Mario Brizuela, él es el encargado. En aquel entonces el predio era utilizado para criadero de tilapias; un día un grupo de sacerdotes, encargados e indígenas llegó hasta allí a pedir reposo y por supuesto, se lo dieron, pero era solo el inicio, ya que empezó con veinte personas y cada año iba aumentando hasta llegar a lo que actualmente es.
“Cada año recibo a más de cinco mil hermanos indígenas, pero en este, al menos hasta ahora, recibimos a alrededor de 2.500. El primer domingo que inicia la misa del novenario ellos vienen con sus coros, pero ese grupo regresa nuevamente a su ciudad. También recibimos a los ciclistas concepcioneros, pero la noche del 7 de diciembre abrimos para todos los peregrinos en general”, comentó.
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Además dijo que el mayor número de peregrinos ingresa en horas de la noche y madrugada para tomarse un descanso, luego de una larga caminata que los deja exhaustos. Allí cuentan con baños y duchas totalmente gratis; además a los que entran a la siesta, ya los reciben con un rico almuerzo.
“Los hermanos que llegan se sirven aquí, hay gente que cocina gratis para ellos. En una olla bien grande se prepara locro, guiso, algo para compartir. Contamos con varios voluntarios que nos dan una mano para la atención de los miles de peregrinantes que llegan cada año hasta este lugar”, manifestó.
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Más de diez mil personas en diez días
Desde que habilitaron el predio al inicio del novenario, para recibir a sus visitantes de cada año hasta hoy, Mario asegura que ya pasaron alrededor de diez mil personas. La gente entra y sale. Hoy oficialmente se dio apertura para todos los peregrinantes.
“Ahora voy a cerrar y voy a hacer una limpieza general para recibir ya a los peregrinantes que llegan para la misa central de mañana a las 08:00 o para los que llegan en horas de la noche a compartir la serenata. Esta es la actividad aquí, es un lindo lugar creado para el peregrino”, finalizó Mario, muy emocionado por la labor que vienen realizando hace tantos años, que solo denota una gran solidaridad apoyada por la inmensa fe que los mantienen activos para seguir con tan noble causa.
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