Una verdadera historia de fe y devoción es la que compartió Rossana Mercado con el equipo de La Nación. Eran alrededor de las 11:00, el sol era la linterna en su largo camino, cada uno con sus pintorescos sombreros buscaban sortear el inmenso calor por encima de los 30°C; pero no representaba impedimento alguno para llegar a destino. Acababan de pasar el Kurusu Peregrino y les quedaba solo unos cuantos kilómetros para llegar hasta la basílica de Caacupé y como cada año decir ¡Gracias!.
Rossana estaba acompañada de su marido Jorge, quien empujaba la silla de ruedas del hijo de ambos, Jorge Rodrigo. Un chico a quien al nacer, los médicos le diagnosticaron una afección que por la gravedad, no le dieron muchas esperanzas de vida; sin embargo, a pesar del profesionalismo de los doctores tratantes sus padres no se resignaron a este diagnóstico y decidieron poner la vida de su hijo en manos de la Virgen de Caacupé, de esto ya hace 22 años.
“Venimos desde la ciudad de Pilar a cumplir nuestra promesa 2021. Estamos caminando desde Ypacaraí para agradecer por la salud de nuestro hijo. Él actualmente ya tiene 22 años, pero cuando nació no nos dieron muchas esperanzas de vida y con mucha emoción hoy les cuento que estamos bien, estamos sanos gracias a Dios y a la Virgencita”, comentó Rossana, con una gran emoción reflejada en su rostro.
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Jorge Rodrigo nació con mielomeningocele, una enfermedad que hace que la columna vertebral y el conducto raquídeo no se cierren antes del nacimiento, pero la fe de sus padres fue tan grande que lograron superar todos los diagnósticos desfavorables y hoy por hoy este valiente joven está sano compartiendo con sus seres queridos y, por supuesto, llagando como cada año a dar las gracias a la Virgen de Caacupé por no soltarle de la mano en ningún momento, y haberlo cobijado bajo su manto sagrado.
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