Este miércoles se llevó a cabo la misa del cuarto día del novenario en Caacupé con el tema “La Iglesia, cuerpo de Cristo-Pueblo de Dios”. La misma fue presidida por el monseñor Francisco Pistilli, obispo de la diócesis de Encarnación, quien habló en su homilía sobre el compromiso del cristiano con la santificación en el mundo. “Cada bautizado debe recordar su compromiso. Como Pueblo de Dios debemos cuidar la fe y trabajar cada uno en su espacio”, expresó.

El obispo de Encarnación cuestionó a cristianos comprometidos con el miedo y pidió ser la vacuna, no el virus que enferma más a la sociedad. “El miedo agranda los males, crea fantasmas donde no hay y promueve la violencia”, refirió.

Pistilli mencionó que la casa de nuestra Madre, Tupãsy Caacupé, es el mejor lugar para recordar que somos hermanos y que la vocación cristiana es un llamado a vivir una fraternidad que va más allá de las fronteras humanas, porque es Dios quien convoca y se comparte con todos sus hijos.

“Eso es lo que nos recuerda el profeta Isaías (26, 6-10). El evangelio de Mateo (15, 29-37) proclama que Cristo es el cumplimiento del Reino de Dios. La multitud que comparte los males de este mundo acude a Jesús y encuentra por un lado sanación; pero más que la superación de la enfermedad, la multitud encuentra un corazón compasivo que invita a que nos cuidemos entre todos y que no abandonemos a ninguno”, expuso.

La devoción mariana también va en dos ruedas. Foto: Milciades Toledo.

Santificación del mundo

Así también, indicó que la santificación del mundo es misión de todo el pueblo de Dios, conformado por todos, clero, consagrados y laicos: “Cada uno debe contribuir a hacer presente a Cristo según su dignidad y carisma, expresando juntos la unidad en el bautismo y viviendo cada uno su vocación de ser, en Cristo, sacerdote, profeta y rey.

“La pandemia, la economía mundial, la educación, la vida de los no nacidos, los abuelos, las nuevas tecnologías, la situación de las comunidades indígenas, la política nacional, las corrientes de pensamiento, todo hace parte de la vida en este caminar, todo nos compromete a la edificación del bien, desde la verdad y la caridad”, argumentó. El obispo de Encarnación sostuvo además que la Iglesia en conjunto como Pueblo de Dios está comprometida con el Reino, pero especialmente a los laicos la Iglesia los necesita comprometidos en la santificación del mundo, santificándose en el mundo.

“Somos Iglesia en las realidades que nos involucran a todos. Frente a esto tenemos que hacer esta pregunta: ¿Hemos fracasado como Iglesia? ¿Ha fracasado la evangelización? ¿Estamos cumpliendo nuestro compromiso cristiano como Pueblo de Dios? En nuestras Diócesis, parroquias y movimientos: ¿Somos la Iglesia que debemos ser?”, reflexionó.

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Igualmente, aseguró que la santificación del mundo no se realiza únicamente desde el púlpito, recordando lo que se debe hacer, sino en el ejercicio de lo que es debido. “Cada bautizado debe recordar su compromiso: como papá y mamá, como médico y personal de salud, como funcionario público, como abogado, periodista, como influencer, como autoridad, como juez, fiscal, soldado, policía, campesino o empresario: eres sacerdote, profeta y rey unido a Cristo en la realidad que te corresponde, y es allí donde debes ser mártir de Cristo”, enfatizó.

Resaltó que, como Pueblo de Dios, debemos cuidar la unidad en la fe, en la esperanza y en la caridad y trabajar juntos, cada uno en su espacio. “Clero, consagrados y laicos, caminamos juntos y debemos vivir en ese espíritu sinodal, dialogando, buscando juntos lo que Dios quiere y haciendo cada uno realidad su compromiso. Como laicos y como Pueblo de Dios en su plenitud, debemos identificar y superar algunos vicios que frenan y confunden en la vida de una comunidad cristiana comprometida la santificación del mundo”, apuntó.

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Feligreses llegan hasta la basílica de Caacupé desde distintos puntos del país. Foto: Milciades Toledo.

Uso de redes sociales

Habló de las soluciones únicas y las posturas inmaduras de blanco y negro. “Es una fantasía inmadura pensar que hay que, por ejemplo, eliminar a todos los de un determinado esquema de pensamiento y que todos deben hacer alinearse a un único modelo. El compromiso es con una realidad compleja”, remarcó.

Lamentó que haya cristianos comprometidos con el miedo, porque el miedo no es un elemento de juicio para tomar decisiones. El miedo magnifica los males, crea fantasmas donde no necesariamente los hay, paraliza en ideas obsesivas, crea los caldos de cultivo de las sopas conspirativas, de la sugestión de masas con ideas tóxicas y promueve la violencia frente a otras maneras de comprender la realidad. “Hay que usar las redes sociales y los espacios de opinión correctamente. Seamos vacunas, no virus, que enferman más a la comunidad. Ser vacuna significa que conocemos el mal, pero somos capaces de neutralizarlo y fortalecer la salud”, señaló.

Recordó que el compromiso que hicimos en nuestro bautismo fue decir no al pecado y vivir como auténticos hijos de Dios. “Como Pueblo de Dios y de María estamos acá. Llegamos con nuestras alegrías y satisfacciones, con nuestras heridas y tristezas, con nuestras preguntas y búsquedas, con nuestros aciertos y errores. Volvamos a casa con fe, dispuestos a encarnar el compromiso de ser cristianos. La realidad la vencemos con Cristo, en su cruz y en su resurrección. Llevamos la cruz del Señor, porque somos su Pueblo”, finalizó diciendo.

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