Este lunes se llevó a cabo el segundo día del novenario en honor a la Virgen de Caacupé, con el tema “La palabra de Dios en la misión de la Iglesia”. La misa estuvo presidida por el monseñor Pedro Collar, obispo de Misiones y Ñeembucú, quien recordó que llegamos al tercer año del trienio, año del laicado con el lema “Al instante se pusieron en camino para anunciar a Cristo”.
“En este segundo día del novenario estamos invitados a reflexionar sobre la palabra de Dios en la misión de la iglesia. El laico y la palabra de Dios. Hermanos y hermanas, creo que este tiempo fieles y pastores tenemos que aprovechar para profundizar la imagen de iglesia como pueblo santo de Dios a la cual pertenecemos a partir de nuestro bautismo y renovar nuestro compromiso en la misión evangelizadora”, indicó Collar.
En este año, la feligresía católica nuevamente puede asistir a la misa de manera presencial. Recordemos, además, que las celebraciones se pueden seguir en formato virtual, donde las personas asisten mediante radio, televisión y redes sociales.
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El obispo refirió que actualmente es fácil acceder a la palabra de Dios gracias a la tecnología. “Si la palabra de Dios es tan importante en la vida de la iglesia, es también sumamente importante en la vida de todos y cada uno de los cristianos”, aseguró.
Por el año del laicado se dirigió especialmente a los laicos. “Estamos llamados a sentir libremente que la palabra encuentre un espacio en nuestro corazón. ¿Cómo debemos realizar la misión en este año del laicado? De una manera renovada, con entusiasmo, alegría y valentía”, enfatizó.
“Teniendo en cuenta que, en virtud del bautismo recibido, cada miembro del pueblo de Dios se ha convertido en discípulo misionero. Con la fuerza del espíritu Santo, este año del laicado y por la gracia de Dios, tenemos que tener más valor para ser fieles a nuestro bautismo, a nuestra misión, a llevar nuestra cruz de cada día y ser portadores de vida, justicia, fraternidad y esperanza”, agregó.
Homilía
Durante su homilía, el monseñor Collar instó a poner en práctica la palabra. “Promoviendo el diálogo social, trabajando para superar la cultura del descartes y de la indiferencia, prestando atención al clamor de la madre tierra, ante la utilización indiscriminada de agrotóxicos, la tala despiadada de los bosques y favoreciendo acciones concretas a favor de la casa común porque todo está conectado”, agregó.
“Pongan en práctica la palabra, promoviendo la dignidad de las personas humanas, la dimensión religiosa del hombre, la familia, la libertad de conciencia, la solidaridad, la justicia, la promoción de la mujer, fomentar la organización y la dignidad en el trabajo. Luchar por unas relaciones económicas que posibiliten una mayor equidad e inclusión social, un orden social justo y estar al servicio de todos”, remarcó.
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Afirmó, además, que es necesario estar presente en los lugares donde se crea cultura, la universidad, los medios de comunicación, las redes sociales, los centros artísticos y literarios. “La labor del laico no se debe reducir solamente a la denuncia, también debe fomentar y crear instituciones civiles y plataformas de participación ciudadana coherentes que sean expresiones de un mundo más justo y fraterno”, planteó.
Así también, animó a poner en práctica la palabra saliendo de nuestros lugares de confort, mezclándonos con las personas y encarnándonos en la realidad sufriente del mundo. “Pobres, presos, mujeres objetos de violencia, niños y niñas explotados, desahuciados, excluidos de los servicios sociales, inmigrantes, ancianos, desocupados, hombres que han perdido el sentido de la vida”, argumentó.
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“Si así actuamos, podremos encontrarnos con el propio Jesús, con el Dios vivo y verdadero. Desde aquí podremos ser creíbles, uniendo nuestra fe y nuestra vida, nuestra pasión y nuestra acción para poder transformar esa realidad y así para ser luz y fermento, en medio de nuestra sociedad”, acotó.
Finalmente, pidió que que la Virgen de Caacupé nos ayude a apreciar la palabra de Dios y suscite en nosotros, acciones y gestos solidarios para calmar el sufrimiento y el dolor de tantos hermanos nuestros. “Que ella sea nuestra brújula, nuestra ancla y la estrella que guía a la iglesia peregrina pueblo de Dios”, puntualizó.