Este domingo, en una emotiva misa arrancó el novenario en honor a la Virgen de Caacupé. Este año, las celebraciones se realizan en formato presencial y virtual, lo que alegró a la feligresía católica, que llega hasta la basílica para poder honrar las promesas que quedaron pendientes desde el 2020. En esta oportunidad, las lecturas fueron realizadas en dos idiomas: el nivaclé y el dulce guaraní. Durante la homilía el Gobierno fue duramente criticado por los desalojos a indígenas.
Monseñor Lucio Alfret, obispo del vicariato apostólico del Pilcomayo, fue quien presidió la primera misa del novenario y dijo que la Iglesia católica rechaza la ley 6830, que eleva la pena por invasiones de tierras.
Recordó el desalojo de Guapoy, donde varias familias perdieron su derecho a la vivienda y aprovechó para dar un claro mensaje a la Policía Nacional: “Fue llamativo que cientos de policías estaban para los desalojos, mientras que en cuantos barrios urbanos la gente clama por un poco más de seguridad, pero ante estas personas los indígenas actuaron en forma pacífica, rezando por los desalojadores con su baile sagrado”.
Así también, dio como ejemplo el caso de la comunidad Ka’a Poty, donde el Gobierno deja desprotegido a sus pobladores, ya que la Justicia solo les confirió una solución parcial, indicó. “Solo lograron que el 40% de sus tierras se les devuelva y tuvieron que ir hasta la capital para manifestarse como tantos otros grupos. Tantas manifestaciones representan un malestar contra un Gobierno que muestra poca voluntad o capacidad de frenar la vigente corrupción”, detalló, al mismo tiempo de preguntar ¿quiénes verdaderamente manejan nuestro querido Paraguay?
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Indígenas solo ocupan el 3% del Paraguay
Aseguró que los 150.000 indígenas del Paraguay no disponen ni siquiera del 3% del territorio nacional. “Ni lejos de lo que sería su derecho según la Constitución”, apuntó el sacerdote, al indicar que 12.000 personas en nuestro país son dueñas de 30 millones hectáreas. “Exigimos que cesen los desalojos. El hecho de que en nuestro país haya más de 400 comunidades indígenas que no tienen seguridad titular de sus tierras es una vergüenza nacional. Igual que 300.000 familias campesinas ni siquiera tienen un metro cuadrado de tierra. Exigimos una reforma agraria verdadera”, resaltó.
Una parte de la lectura citó a Jeremías, que dice: ‘Habrá justicia y derecho en la tierra’. “Como nos hace falta esta justicia”, cuestionó. Afirmó que se necesita justicia para todos, porque todos tenemos la misma dignidad y los mismos derechos como los que sufren los desalojados. “Ninguna autoridad puede imponerse a nuestra conciencia”, puntualizó.
Anunció que este año está dedicado a “los laicos incorporados a Cristo por el bautismo”, para vivir la vocación de los bautizados para agradar a Dios. “Evidentemente no agradan a Dios ni viven santos e inmaculados los que ante él emplean violencia, los que criminalizan a los que luchan por sus derechos, los que se aprovechan de la miseria de sus prójimos, los que practican la corrupción y los que denigran a los que son diferentes”, concluyó.
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