Emina Nasser de Natalizia, nació un 7 de diciembre de 1934 en Villarrica, departamento de Guairá, fue doctora en Letras, una destacada referente académica de la lengua española, además de prominente maestra de varias generaciones, miembro de la Academia Paraguaya de la Lengua Española y autora de varios libros.
Su vida se apagó ayer, jueves 18 de noviembre a los 86 años, tras cursar varios problemas de salud. La misma formó parte del plantel docente del Colegio Experimental Paraguay Brasil (CEPB) y catedrática de Lengua y Literatura de la Facultad de Filosofía de la Universidad Nacional de Asunción (FF-UNA). Toda la comunidad educativa quedó enlutada con su partida.
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La Academia de Literatura del Colegio Experimental Paraguay-Brasil lleva el nombre de Emina Nasser de Natalizia en homenaje a la destacada docente, quien inculcó siempre a sus alumnos la buena escritura, buena redacción, el buen uso de las palabras y pronombres.
“La Secretaría de Políticas Lingüísticas (SPL) se adhiere a las expresiones de pesar por el fallecimiento de Emina Nasser de Natalizia, quien fuera en vida una destacada referente de la lengua española”, señala parte del comunicado difundido por la SPL sobre la muerte de Nasser.
En redes sociales, exalumnos, docentes e instituciones enteras muestran su gran pesar por el fallecimiento de la destacada académica y la recuerdan con gran cariño y admiración. La comunidad de la lengua española, pierde una de sus mejores referentes.
“Tengo los mejores recuerdos con ella, como persona: una gran mujer, siempre brindando consejos, palabras de aliento para el día a día, para enfrentar la vida. Cuando uno es adolescente su madurez aún no logra en su totalidad, ella era una maestra que se preocupaba por sus alumnos, quería a sus alumnos como si fuesen sus hijos”, describió Rosa Cantero, licenciada en Ciencias de la Comunicación por la UNA y actual funcionaria del Ministerio de Relaciones Exteriores, a su maestra Emina Nasser.
Cantero recordó a Nasser como una maestra entregada a la pasión de enseñar y no solo eso, estaba comprometida con la formación de sus alumnos, tal es así que cuando uno de ellos presentaba bajas calificaciones, o cambiaba repentinamente de comportamiento, ella como si fuera una madre se acercaba a preguntar a su alumno, como éste se sentía.
“Era un gran ser humano, tenía un gran amor y sentido de preocupación por la juventud. Fue una gran profesional que se preocupaba porque sepamos leer bien, porque respetemos los signos de puntuación, porque nuestra redacciones sean buenas, porque pronunciemos las palabras de la mejor manera”, recordó Cantero.
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