Ayer viernes se desarrolló un triste caso de desalojo en la ciudad de Capiatá, donde dejaron sin hogar a una mujer que está en silla de ruedas. Lo lamentable de la situación es que su propia hija fue la que se encargó de dejarla en la calle sin ninguna consideración.
El hecho ocurrió en el barrio San Francisco, donde llegó una comitiva policial y fiscal para sacar a doña Ninfa Adorno, de 76 años, quien reside en la vivienda desde hace 55 años. La mujer, junto a su marido, crio a sus hijos en esta propiedad, que construyó con mucho sacrificio tras trabajar en el Mercado 4 durante gran parte de su vida hasta que quedó en silla de ruedas a causa del cáncer.
Su propia hija Liz Maribel Talavera, junto a su marido Luis Villalba, se encargó de entablar el juicio para desalojarla, ya que hace tiempo pusieron a la venta la vivienda y consiguieron un interesado para su adquisición.
“Añeñandu vaieterei, naimo’ái la che memby ojapotaha péicha che rehe”, dijo entre lágrimas la mujer en entrevista con El Mensajero, mientras los intervinientes se encargaban de juntar sus pertenencias. Destacó que sacrificó muchas cosas para darle lo mejor a su hija, para que pueda estudiar y trabajar, pero le retribuye con esta terrible situación.
“No sé por qué me hace esto. Porque yo ya no camino y estoy mal de salud. Ya tengo 76 años, ya no voy a poder ni trabajar”, aseguró. Resaltó que ella no estaba enterada de las intenciones de Liz y que nunca se le pasó por la cabeza que haría esto en su contra.
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Detalló que la casa estaba a nombre de su difunto marido, Victorino Talavera, y que en su lecho de muerte su hija le hizo firmar los papeles de traspaso, desde entonces ya estructuró su plan. “De él era el terreno, pero yo mandé a construir la casa. Estando moribundo ella se fue a hacerle firmar el traspaso para ella”, apuntó.
La propiedad por muchos años fue terreno fiscal, pero figuraba a nombre de don Victorino como futuro propietario. Una vez que su hija le hizo firmar los documentos, ella tramitó el título a su nombre en el 2001.
“Yo lo único que siempre les pedí fue que me hagan una pieza en el fondo de la propiedad, tiene 50 metros de fondo, hay bastante lugar. Pero desde que se fueron a Italia cambiaron, hace un mes volvieron solo para tramitar el desalojo”, manifestó doña Ninfa.
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Agregó que hace unos meses cayó seriamente enferma y que le pidió a su hija ayuda para costear parte de su tratamiento porque es muy costoso y su otro hijo solo gana el sueldo mínimo. “Necesitaba mucho, no tenía ni para comer y los vecinos me pasaban un plato de comida. Les pedí ayuda y esta es la ayuda que me dan ahora”, lamentó.
La orden de desalojo fue dada, firmada y sellada por la jueza de primera instancia en lo Civil, Comercial y Laboral Blanca Ortega de la ciudad de Capiatá y se hizo cumplimiento de la misma en horas de la mañana de ayer viernes 5 de noviembre, dejando en la calle a la pobre mujer.