Unos 240.000 estudiantes de 12 años en adelante abandonaron sus estudios en Paraguay debido a la pandemia del COVID-19. Esto debido al factor económico, es decir, estos niños y adolescentes dejaron de ir a la escuela para trabajar y poder llevar un poco de dinero a sus casas, según informe de la organización Juntos por la Educación.
“Uno de los factores que tiene que ver con la deserción escolar es lo económico y siempre lo fue, incluso desde mucho antes de la pandemia pues una de los causantes del abandono escolar siempre tuvo que ver con las condiciones económicas de la familia. Estos datos que dábamos cuenta que 130.000 niños de entre 12 y 13 años; así como 130.000 adolescentes de 14 y 15 años están fuera del sistema y en gran medida creemos que es debido al factor económico”, señaló Oscar Charoti, director de Juntos por la Educación, a través de C9N.
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En la Dirección General de Estadísticas, Encuestas y Censos (DGEEC) dan cuenta que desde el 2019, que adolescentes de entre 12 y 14 años ya generan ingresos de G 400.000 para sus familias abandonando el colegio. Mientras que los adolescentes de 15 a 18 años generan más de G 700.000, aproximadamente.
“Estamos hablando de ingresos relativamente importantes y que, de alguna u otra forma, representan un ingreso más para las familias y esa es la razón por la que se encuentran fuera del sistema educativo. El Estado debe generar programas de nivelación y refuerzos de aprendizaje para aquellos chicos que están con mayores rezagos que si o sí van a redituar en procesos de abandono y repitencia”, indicó Charoti.
Desde Juntos por la Educación instan al gobierno a crear programas de becas para aquellos estudiantes golpeados económicamente por la pandemia, para que éstos puedan continuar con sus estudios hasta culminar la etapa escolar obligatoria.
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Buscan derribar las barreras que impiden el acceso a la educación
La deserción escolar es una problemática que intenta ser revertida mediante acciones que se desarrollan en seis departamentos del país. La falta de cedulación de los menores sigue siendo un escollo central. Además, la pobreza y la violencia intrafamiliar aparecen entre las barreras a ser derribadas para que los chicos vuelvan a la escuela y puedan tener un futuro mejor.
- Por Jorge Zárate
- jorge.zarate@nacionmedia.com
- Fotos Archivo / Gentileza
“Tenemos como meta llegar a unos 30.000 niños este año”, cuenta Sidney Vasconcelos, especialista en educación del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
Lo hace precisando los objetivos de ¡Vamos a la Escuela!, un programa al que define como “una iniciativa pionera contra la exclusión educativa”, que se puso en marcha en febrero de 2023 tratando de revertir el cuadro de deserción escolar que se verifica en el país.
“La idea es regresar a las aulas a los niños que están fuera de la escuela y atender especialmente a los que están con riesgo de abandono”, precisa comentando que desde 2021 “se trabaja en la identificación de los perfiles y las barreras de la exclusión” con el apoyo de Unicef y la fundación Educación por Sobre Todo (Education Above All), de Catar.
“Queremos hacer llegar el mensaje de que la educación es un derecho, no se puede normalizar que los niños estén fuera de la educación y la gente tiene que saber que la escuela tiene las puertas abiertas para recibir a los niños. En cualquier momento del año se pueden ir y solicitar la matriculación de sus hijos, tengan o no cédula, esto es fundamental”, asevera.
Para ello apunta que es prioritario que las Consejerías por los Derechos de la Niñez y la Adolescencia (Codeni) de cada localidad y el sistema de justicia colaboren en afirmar este derecho.
UN PROBLEMA GRANDE
Si bien se esperan cifras precisas para determinar cuántos niños están fuera de la escuela, se entiende, por el volumen, que el problema debe ser prioritario en la agenda estatal.
“No podría dar un estimativo porque estamos esperando los datos del censo de 2022″, dice cauteloso Vasconcelos. “Hacemos uso de un dato del Instituto Nacional de Estadística (INE). Tenemos que hay 10,6 % de los hogares del país con necesidades básicas insatisfechas, que nos ayuda a tener un panorama”, describe.
Sin embargo, un informe con datos anteriores publicado por el Ministerio de Educación y Ciencias (MEC) y el Unicef apuntaba en 2023 que uno de cada cuatro niños, niñas y adolescentes de 5 a 17 años está fuera de la escuela, lo que constituye un universo de aproximadamente 450.000 niñas, niños y adolescentes.
Atribuible a razones múltiples, la pobreza aparece como el motivo central de la situación. A renglón seguido está la ausencia de programas de asistencia económica e integral que ayuden a la permanencia y una baja valoración de la importancia de la educación en los sectores menos favorecidos de la población.
DERRIBAR BARRERAS
Para revertir la situación, Vasconcelos apunta que ¡Vamos a la Escuela! vino haciendo “acciones sociocomunitarias y de fortalecimiento en seis departamentos y 28 distritos del país, con lo que asistimos a más de 23.000 niños, esperando llegar a mediados de este año a 30.000″.
“Lo hacemos apoyando a las comunidades para que puedan priorizar el acceso de los niños mediante un proceso de sensibilización y de llegada de información a familias, comunidad, líderes comunitarios buscando derribar barreras”, describe recordando que la tarea se da en Alto Paraná, Caaguazú, Central, Concepción, Itapúa y San Pedro.
Si bien el programa no tiene un apoyo económico directo, se trabaja para derivar las familias vulnerables a “proyectos sociales existentes por medio de la vinculación entre escuela y el programa Tekoporã para facilitar que familias que no habían accedido puedan tener las transferencias porque la pobreza es la principal barrera que identificamos”.
Describe entonces los altos costos complementarios que se dan con la necesidad de “compra de uniformes, el transporte, la alimentación, que hacen que no puedan priorizar la educación de los hijos, principalmente en la primera infancia y la adolescencia a partir de los 15 años”, comenta.
Las distancias son otro punto clave en el interior, así como la violencia intrafamiliar, que según expone “requiere de un apoyo a la prevención de violencia, con otros programas sociales de actuar interinstitucional para que los niños que estamos identificando puedan ser atendidos”, señala.
Los niños, niñas y adolescentes con discapacidad requieren una atención especial, ya que al menos el 10 % del total de la franja etaria está en esa situación. La falta de acceso a servicios y de diagnóstico profesional, limitados entornos de aprendizaje y pedagogías no centradas en el estudiante son algunas de las barreras que contribuyen a la exclusión.
APOYO TECNOLÓGICO Y APRENDIZAJE
Como parte de las actividades de apoyo, el programa entregó mil computadoras en 175 escuelas “porque si bien sabemos que cada niño aprende a su manera, a su tiempo, el acceso a los recursos digitales de aprendizaje es fundamental en este tiempo histórico”, describe Vasconcelos. Lo hace comentando que la tarea fue complementar las instalaciones que ya había hecho el MEC sumando equipos para que los niños puedan acceder a lo digital.
“Una urgencia que tenemos es que los niños aprendan y para ello tenemos que tener a los niños en la escuela”, razona. Los déficits de la enseñanza son otro tema preocupante. “En tercer grado, la mitad de los chicos no podían leer un simple texto antes de la pandemia del coronavirus, así que tenemos que trabajar el fortalecimiento de las competencias básicas en lectoescritura y matemáticas porque caso contrario vamos a estar alimentando la reproducción de la pobreza”, señala.
En este sentido, a través del proyecto fueron evaluados más de 50.000 estudiantes del primer, segundo y tercer ciclo de la Educación Escolar Básica (EEB) e identificaron que más de la mitad requiere de un apoyo pedagógico.
Para ayudar en esta tarea, apunta que llegarán a unas 300 escuelas este año. “Buscando que los niños se mantengan en la escuela tenemos 800 nuevos docentes formados, 125 equipos de gestión y deseamos encarar una campaña masiva de matriculación escolar para que desde cada distrito se pueda vigilar la permanencia de los chicos en las escuelas”, concluye.
NIÑOS SIN CÉDULA, UN PROBLEMA CENTRAL
La cedulación de los niños sigue siendo un problema importante. “Desafortunadamente, el sistema tiene barreras administrativas porque no disponer de una cédula de identidad no puede ser un impedimento para que un niño se matricule”, recuerda Vasconcelos.
Reportes de la agencia internacional de 2016 daban cuenta de que “por lo menos un 12 % de los niños no tenían acceso a la cedulación. Esperamos que la situación haya cambiado, en breve tendremos datos actualizados del censo de 2022, pero sabemos que el problema está allí”, dice. “Lo vimos en zonas rurales y en el casco urbano que hay familias enteras sin acceso a la cedulación y una persona sin acceso a documentos tiene las puertas cerradas a los derechos”, apunta.
A pesar de ello, insiste en que “la ley dice que sin documento se puede formalizar la matrícula. Así que estamos entrenando a docentes y al entorno educativo para apoyar a la familia para que se pueda inscribir a los niños. Con buen asesoramiento podremos lograr que muchas familias puedan garantizar la matrícula de su hijo”, señala.
LOGROS
Representantes del proyecto ¡Vamos a la Escuela! visitaron más de 6.000 hogares durante la campaña con el objetivo de identificar a niños y niñas que no asistían a clases y lograr su vuelta a las aulas.
Además, de acuerdo al currículo nacional, el proyecto evaluó a más de 50.000 estudiantes en las competencias fundamentales de comunicación y matemáticas, capacitó a 1.200 docentes en prácticas innovadoras e inclusivas de enseñanza y aprendizaje, así como logró que 175 instituciones educativas implementen estrategias para hacer frente a la exclusión educativa.
Asimismo, más de 500 voluntarios apoyaron el proyecto participando de actividades pedagógicas y comunitarias, dedicando su tiempo, conocimientos y esfuerzos para garantizar el derecho a la educación de miles de niños y niñas.
Para junio de 2025, el objetivo del proyecto es que 30.000 niños y niñas sean beneficiados de manera directa, por medio de las acciones de ámbito sociopedagógico, en los departamentos seleccionados.
A nivel local, el proyecto ¡Vamos a la Escuela! cuenta con el apoyo de la Fundación Alda y Global Infancia, que implementan acciones para apoyar la identificación, matriculación, permanencia y el aprendizaje de niños y niñas en el Paraguay.
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Informe del INE revela bajos niveles de instrucción educativa a nivel país
Con la actualización de los niveles promedio de instrucción que tiene la población paraguaya realizada por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), se pudo evidenciar que cuando hablamos del tiempo de instrucción con el que cuenta la población, el mismo se encuentra muy por debajo del ideal que es de 12 años, ya que según los datos en zonas urbanas se llega a los 10 años y en zonas rurales solo a los 8 años de estudio.
En este sentido la viceministra de Educación, María Gloria Pereira, en conversación con la 650 AM destacó que justamente en una búsqueda de llegar a esa meta de 12 años de educación como mínimo se ha instalado un sistema educativo que llega hasta el tercer curso de la media que es considerado como educación básica.
“Ahora estamos con ese déficit, y no es un solo factor, son varios factores que imposibilitan el despegue en educación. Por un lado, tenemos una población adulta analfabeta y, por otro lado, nuestro sistema educativo tiene algunos inconvenientes porque nuestro presupuesto no creció en educación”, indicó María Gloria Pereira.
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La misma explicó que además de la necesidad urgente de mejorar el presupuesto en materia de educación, también tienen en cuenta lo clave que es trabajar con otros ministerios para poder atacar otra gran problemática que es la deserción escolar, que en la mayoría de los casos se da porque el alumno debe abandonar la escuela o el colegio para trabajar desde una edad temprana y ayudar en la casa.
Remarcó que no solo es contar con una estructura de calidad, sino que también poder generar un seguimiento escolar de los niños y adolescentes y por sobre todo trabajar en la reinserción o iniciación de los menores en el ámbito estudiantil de una manera inmediata, ya que el impacto que genera el abandono de los primeros años de educación es sumamente importante.
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Alianza MEC y MAG para reducir deserción escolar
En Paraguay, unos 457.000 menores entre 5 y 17 años están fuera del sistema escolar, según afirmó el secretario de la Organización de Trabajadores de la Educación del Paraguay-Auténtica Sindicato Nacional (OTEP-A SN), Gabriel Espínola, basándose en estadísticas oficiales. Advirtió que si no se toman medidas adecuadas, las cifras van a ir aumentando.
“Son estadísticas oficiales y ahí hay una consecuencia principal que tiene que ver con la situación socioeconómica. Paraguay, además de haber pasado por la pandemia, como el mundo, también por el desorden, la malversación y la corrupción, creció la pobreza”, señaló Espínola a La Nación/Nación Media.
“El 60 % de los niños de cinco años están en extrema pobreza. Y debieran de estar en primera infancia siendo básicamente atendidos, en su mayoría absoluta no lo están”, dijo, señalando que estos datos desnudan, además del déficit de cobertura en educación, la precaria política social como legado del gobierno que se fue el 15 de agosto. “Un gran desafío para este gobierno que empieza es qué hacer con respecto a esto. Que no aumente ya será un gran desafío y que disminuya será otro grande”, indicó.
Consultado sobre cómo se podría revertir las alarmantes cifras de la falta de escolarización, el dirigente sindical sostuvo que lo fundamental es “la honestidad”. “Mucho discurso cuando se pretende asumir un cargo o se aspira un cargo y luego el olvido”, lamentó. Seguidamente, sugirió un plan que podría ser impulsado por el Ministerio de Educación y Ciencias (MEC) y el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG).
“Educación, en coordinación interinstitucional, puede dar salida importante a corto plazo. Inmediato probablemente será por medio de asistencia. Pero a corto y mediano plazo puede ser sostenible. Por ejemplo, los insumos de la alimentación escolar pueden ser producidos por la propia comunidad educativa”, refirió el representante de la OTEP-A.
A criterio del educador, el MEC tiene que desarrollar una alianza estrecha y comprometida con la cartera de Agricultura. “Eso significa por medio de Agricultura se debe desarrollar cierta técnica y apoyo, y en el tiempo, hasta si se quiere técnicas de mercadeo. Porque puede que una comunidad produzca en demasía lo que se necesita y qué va a hacer con lo que sobra”, comentó Espínola.
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Calidad educativa deberá ser prioridad del próximo gobierno
Resulta innegable que nuestro actual sistema educativo adolece de carencias estructurales de importancia, haciendo que permanezcamos entre los peores calificados a nivel regional.
Estudios de la ciencia educativa a nivel mundial puntualizaron en más de una ocasión que Paraguay sigue “firme” en el podio de los más rezagados en los que atañe a calidad educativa, ubicándolo incluso en una posición similar a países del África.
Desde hace años que se viene pidiendo una verdadera transformación educativa cualitativa en nuestro país dentro de los niveles de la educación primaria y media.
No es tarea sencilla, pues requiere de la conjunción de un capital humano de calidad comprobada, y recursos monetarios que satisfagan esta ingente necesidad dentro del PGN, pues no se trata de solo de hacer una revisión parcial, sino de toda la malla curricular de ambos ciclos las que deberán ser modificados y mejorados sustancialmente, única forma en que podamos lograr “materia prima” (me refiero a los estudiantes) que estén preparados para sobresalir en cualquier campo profesional.
Bien sabemos que nuestro país sigue siendo el que menos invierte en educación vs el PIB, lo cual torna difícil pensar en transformaciones que den resultados cuali/cuantitativos anhelados.
Muchos critican la metodología de la enseñanza de nuestros antiguos maestros, pero haciendo un análisis comparativo vs lo que es hoy en día, llegamos a la conclusión de que los docentes de antes ponían verdadera pasión en sus alumnos, eran estrictos, exigentes como buenos profesionales, y lo mejor de todo es que los padres no acostumbraban casi a “meter la cuchara” cuando sus hijos eran observados por sus maestros, pues le decía: “Si tu maestra, mi hijo, te observó o te corrigió, habrá sido por algo”.
Nuestro deficiente nivel de calidad educativa viene arrastrándose de gobiernos anteriores aun reconociendo que algunos de ellos hayan hecho el esfuerzo de tratar de salir de este atolladero de escasos o limitadísimos niveles de conocimientos de nuestros alumnos, que se ve trasuntado cuando nos decidimos a realizar cursos de posgrados en el exterior, viéndonos obligados a hacer una prenivelación previa debido a que estudiantes de otros países “nos pasan por encima”.
El actual gobierno tuvo la brillante oportunidad de mejorar nuestra calidad educativa, pero no lo hizo, despreocupándose de la suerte de miles de alumnos en todo el país, observándose en la práctica a través de escuelas o colegios cuya estructura se vienen abajo, por la gran desidia, obligando a miles de chicos a tener que seguir dando clase bajo la sombra de los árboles.
Es preocupante los niveles de deserción escolar observados, pues los niños que inician el ciclo primario son muy pocos los que concluyen el 6° grado (principalmente en el interior de nuestro país) por diversas razones.
Apenas el 60%, según estudios realizados, y casi igual porcentaje los que concluyen el ciclo de educación media, siendo los niveles de pobreza y de extrema pobreza una de las principales causas, agregándose que muchísimos padres están sin fuentes de trabajo y no tienen dinero tan siquiera para comprar un cuaderno y lápiz a sus hijos.
Carlos Antonio López decía: “Las escuelas con el monumento más grande a la libertad” y le agregaríamos a la cultura y al progreso de un país.
Queda mucho por hacer en el sector educativo. Este gobierno con un crédito ya utilizado de casi el 100% no ha avanzado casi nada, y muy difícilmente, por no decir casi imposible, podrán hacerlo en los pocos meses que quedan.
No quisiéramos ser muy sarcásticos y decir que nuestro plan educativo es lamentable, pero tenemos que reconocer que merece una profunda revisión y actualización, incorporando algunas materias obligatorias tales como la educación financiera, Guaraní, Educación Cívica y Moral, y todo lo que atañe a la buena interpretación y el razonamiento que les ayuden desde niños a no estudiar de memoria que de nada les servirán en la escuela de la vida y en sus futuras profesiones.