Cada 2 de noviembre, se celebrar el Día de los Difuntos, fecha en la que se visitan los cementerios para encender una vela y elevar una oración por el eterno descanso de los seres queridos que partieron al reino celestial. Para la feligresía católica es muy importante no olvidar a los difuntos, ya que gracias a las oraciones y los buenos recuerdos las almas dejan el purgatorio para llegar ante la presencia del Señor.

Un día después de Todos los Santos, se conmemora esta fecha que según la Iglesia Católica es muy especial para recordar y rezar por todas aquellas personas que murieron. “Hoy la iglesia peregrinante que somos nosotros los que vivimos, rezamos por los purgantes que están en espera de contemplar al Señor”, dijo el padre Antonio Rafael, en contacto con La Nación.

Resaltó que las oraciones serían una purificación para que las almas de quienes fallecieron puedan encontrarse con nuestro Dios. “Desde que mueren ellos ya no pueden hacer nada. Solo nosotros podemos hacer algo por ellos, con nuestras oraciones y no debemos olvidarlos”, aseguró.

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Confirmó que en la actualidad el problema son las familias divididas en cuanto a religión, ya que un grupo decide no rezar por sus familiares difuntos –ya que su religión no lo permite– y otro sí. “La pregunta clave es ¿quién tiene razón? ¿Es bueno o no rezar por los difuntos? para eso recomiendo el libro de las Confesiones de San Agustín”, detalló.

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Cada 2 de noviembre se visita a los fieles difuntos. Foto: Nadia Monges.

Se reza por los difuntos

Leyó uno de sus pasajes en el que habla sobre su familia (que provenía de África) que residía en Ostia en la ciudad de Roma. Un día la madre (Santa Mónica) cayó muy enferma y al borde de la muerte dice ella: “Eterrad aquí a vuestra madre (en Roma). Pero un hermano de San Agustín quería llevarla una vez muerta a África en su tierra natal. Dice San Agustín: yo callaba y contenía mis lágrimas, mi hermano decía algo diferente, pero ella lo oyó y muy angustiada lo reprendió con la mirada”, expuso.

Agregó que esto había pasado 300 años después de Cristo y que para ese entonces la madre de San Agustín le dijo: “Sepulten mi cuerpo en cualquier lugar, esto no les debe preocupar de ahora en adelante. Lo único que deseo es que se acuerden de mí ante el altar del Señor, en cualquier lugar donde esté. Acordarse de ella es rezar en el altar del Señor, que sería en la misa y esa es la costumbre de la Iglesia Católica, rezar por los difuntos en cada misa”, manifestó el sacerdote.

Aclaró que esto sucedió hace 800 años y que la Iglesia evangélica se formó hace 500, por lo que es muy importante acordarse de los difuntos en las oraciones. “Eso no se ha inventado ahora por los católicos, viene desde el principio de la Iglesia”, resaltó.

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Según el padre Antonio Rafael, los católicos tienen tres iglesias: la peregrinante, que son las que están en la tierra; la purgante, constituida por aquellos que han fallecido, y la triunfante, conformada por los que lograron la santidad y ahora están junto a Jesús, todos los santos.

Aseguró que las tres iglesias trabajan unidas y puso como ejemplo que los peregrinantes hoy rezan por los purgantes –las almas que están en espera para ver al Señor– y que ayer 1 de noviembre la triunfante –que son todos los santos– interceden por los que aún estamos en la tierra.

No debemos olvidar a los difuntos. Foto: Christian Meza.



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