La Iglesia Católica jugó un papel muy importante en la contención de la población durante la pandemia del COVID-19, quienes superaron la enfermedad se acercarán a la Basílica de Caacupé a agradecer, así como también lo harán aquellos que perdieron a sus seres queridos, donde buscarán desahogo y consuelo en la Virgen.
Monseñor Ricardo Valenzuela, obispo de Caacupé, celebró la posibilidad de que la gente pueda acercarse nuevamente a la Virgen de Caacupé durante su festividad en diciembre, ya que el año pasado, debido a la crisis sanitaria y el desborde de contagios, quedó suspendida la actividad. Por la mañana de hoy martes se realizó una reunión interinstitucional entre la Iglesia y representantes del Gobierno para ultimar detalles para la festividad mariana.
“Estamos muy esperanzados, sobre todo esa gente que tiene esas ganas de agradecer por momentos muy difíciles que pasaron, nosotros somos testigos de la gente que ya han venido. Entonces, es una esperanza para mucha gente volver acá, encontrar un poco de paz otra vez”, indicó monseñor Ricardo Valenzuela tras la reunión interinstitucional para la organización de la festividad de Caacupé.
Aseguró que la Iglesia y, sobre todo la Virgen de Caacupé, mantuvo la fe de todo un pueblo que clamaba por salud durante la pandemia, también de aquellos que fueron golpeados en su economía familiar, perdieron el trabajo o cerraron sus negocios debido a la crisis económica. La religiosidad popular jugó un papel muy importante, la de contener a la gente, por lo tanto es de gran importancia que vuelvan las familias a la festividad.
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“En familia vienen a agradecer, especialmente aquellos que toda la familia se contagió de COVID-19, así como también vienen aquellos que perdieron a sus seres queridos, esta gente no para de derramar lágrimas por el dolor de haber perdido hijos o padres. Es un consuelo muy grande venir aquí a verle a la Virgen y agradecerle”, afirmó.
Por su parte, Joaquín Roa, ministro de la Secretaría de Emergencia Nacional (SEN), aseguró que la reunión interinstitucional entre la Iglesia Católica y las autoridades del Gobierno logró identificar aquellos puntos logísticos que deben ser tenidos en cuenta para la festividad de Caacupé y que todas las personas, representantes de las instituciones, que participaron de la reunión tienen la experiencia de haber participado en la fiesta mariana de todos los años.
“Lo que vamos a hacer ahora es transversalizar el componente de cuidados sanitarios para el COVID-19 y aquellas planificaciones que venían funcionando van a tener que ser readecuadas. El componente de Policía Municipal de Tránsito y Patrulla Caminera va a continuar igual, pero se ha decidido integrarlos a las comisiones y vamos a hablar con el rector de la iglesia para ver cuál va ser el dimensionamiento de la explanada”, señaló Roa.
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Obispo de Caacupé instó a recuperar la honestidad y la sinceridad
Un vehemente llamado a recuperar las virtudes esenciales como la honestidad y la sinceridad hizo monseñor Ricardo Valenzuela, este domingo, durante la celebración de la misa en el Santuario de Caacupé. El celebrante fustigó la falsedad, el fingimiento y la deshonestidad e invitó a los fieles a vivir con integridad y franqueza. “Da gusto estar al lado de una persona honesta”, destacó el obispo.
El prelado recordó que hace 50 años los paraguayos se destacaban por su honestidad y hospitalidad, por lo que pidió que reflexionar sobre estos atributos y volver a ponerlos en práctica. Tras la lectura del Evangelio, Valenzuela escogió como tema principal de reflexión la honestidad. “Hace 50 años, los paraguayos eran muy hospitalarios y muy honestos. Incluso cuando iban a la cancha y se sentaban en la graderías, hacía pasar la chipa allá arriba y la platita le llegaba íntegramente al chipero”, recordó.
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Mejora la convivencia
Seguidamente, pidió volver a repasar el significado de la honestidad. “La honestidad para cruzar la Puerta Santa necesitamos la virtud de la honestidad. La honestidad es la cualidad que tiene una persona que no engaña al otro y utiliza la verdad”, afirmó. Dijo que ser honesto significa actuar con sinceridad, demostrar respeto hacia los demás. “Las personas honestas reúnen un conjunto de atributos entre los que se destacan la honradez, la decencia, la justicia, la franqueza”, refirió.
El religioso manifestó que la honestidad lleva a mejorar la convivencia en sociedad. “Es importante poner en práctica este valor en todos los aspectos de la vida comunitaria. Sea la escuela, en el trabajo con los compañeros y jefes, en los comercios con los clientes, en el hogar y así entre todos. Al hacerlo se construye una comunidad más justa para todos”, finalizó.
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Obispo de Caacupé pide reflexionar sobre el valor de la familia
El obispo de Caacupé, Ricardo Valenzuela exhortó al diálogo en la familia para mantener la unidad, en coincidencia con la apertura oficial del Año Jubilar 2025 “Peregrinos de la Esperanza” y con la Fiesta de la Sagrada Familia de Nazaret que se celebra hoy dentro de la Octava de Navidad.
“Este símbolo de golpear la puerta y entrar en su interior se quitó de la Sagrada Escritura, del evangelio de San Juan cuando Jesús dijo yo soy la puerta, el que entre por mí se salvará”, reflexionó al mismo tiempo de instar a los feligreses a acudir a los templos para ganar esa indulgencia plenaria.
El prelado aprovechó la homilía para hablar de la importancia de la familia y la necesidad de mantener la cohesión dentro de ella, ya sea como matrimonio, entre los hijos y hermanos. “Qué pasa con nuestras familias, cómo no llegamos a comprender este regalo que el Señor nos hizo. Nos regaló una familia”, afirmó.
Dijo que dentro de una familia generalmente cada quien trae sus propias riñas, sus problemas, sus litigios. Así también expresó que muchos pasaron la Navidad con tristeza ya sea por problemas económicos o por la ausencia de algunos en la mesa. “Nos preguntamos por qué desbarataría la familia. Y qué hacer para volver a unirla. Tenemos que reflexionar”, subrayó.
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El celebrante siguió diciendo que hay elementos que no van a cambiar y que sostienen la célula familiar. “Cuando falla uno de sus miembros pone en grave peligro el riesgo de la propia familia. Quizás sea esto lo primero que tendríamos que nosotros rescatar al mirar alrededor de la familia. Uno reconocer y segundo valorar la centralidad que tiene la familia”, puntualizó.
Monseñor Valenzuela pidió dejar de lado el individualismo para no quebrantar la familia y toda la sociedad. “Lo primero que tenemos que rescatar es la importancia primordial de la familia. Qué lugar le estamos dando nosotros a mi propia familia. La familia es la promotora educadora de la fe”, remarcó.
Por otro lado, el religioso exteriorizó su preocupación porque los niños y jóvenes pasan demasiado tiempo solos y con celulares y juegos. “O bien desde muy pequeños son obligados a trabajar para sostener y aportar para la familia. Pero no en compañía de los padres sino con riesgos y peligros del trabajo en la calle”, mencionó.
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Obispo insta a recuperar la esperanza del pueblo en pos del avance social
Como ya es habitual, el obispo de la Diócesis de Caacupé, monseñor Ricardo Valenzuela, tras finalizar la misa central por las festividades de la Virgen de Caacupé procedió a la lectura de su carta abierta para el pueblo paraguayo. Realizó una fuerte crítica a las auto-asignaciones de los parlamentarios, pero a la vez hizo mención de la esperanza, destacando a los jóvenes paraguayos que dejan alto la bandera nacional y también la campaña que actualmente lleva adelante la selección paraguaya.
Al iniciar la lectura de la carta hizo mención de dos refranes utilizados en nuestro país con mucha frecuencia, una de ellas que habla de que las desgracias siempre buscan a los pobres (mboriahu akãrente ho’a rayo), mientras que la otra era una luz hacia el final del túnel, diciendo que la esperanza no se enmohece (esperanza na havéi).
Se refirió a que la esperanza alcanza también a la posibilidad de un cambio, de poner fin a las malas prácticas que cristalizan el manejo de la cosa pública. “El país necesita nuevos e inspirados líderes, personas comprometidas, auténticas, íntegras, sin 7 dobles agendas, dispuestas a respetar las reglas democráticas y a cumplir los mandatos recibidos del pueblo, solamente del pueblo y de las leyes acordadas. Es tiempo de dar a la juventud esa oportunidad de servir a su país con pasión, conocimiento actualizado, honestidad y patriotismo”, comentó.
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En su crítica, recordó los problemas de larga data como la calidad del sistema de transporte, el acceso a un buen servicio de energía eléctrica e inclusive la falta de iniciativa para que se den mayores oportunidades de trabajo a través de la fabricación de equipos que se compran del extranjero y que bien pueden ser producidos por mano de obra nacional.
Destacó la amplia capacidad del pueblo paraguayo para avanzar hacia el futuro, recordando logros históricos recientes de jóvenes prometedores que han dejado el nombre de nuestro país en lo más alto a nivel internacional; enfatizando la importancia de que se apoyen las iniciativas nacionales y por sobre todo, se generen espacios de crecimiento para las actuales y próximas generaciones.
“Hermanos y hermanas, en nuestro país hay gente capaz, con privilegiada inteligencia, hay talento y perseverancia, pero muchas veces no existe voluntad, ni gestión, ni políticas públicas de impulso y mucho menos liderazgo para engrandecer nuestra nación. Demasiado tiempo y recursos se desperdician por la codicia de pocas personas, o de familias que se turnan para hacer girar la rueda de la fortuna y volverse ricos, sin esfuerzo alguno, teniendo como fuente, generalmente, los recursos del Estado”, sentenció el monseñor Ricardo Valenzuela.
Los presos fueron también recordados por monseñor en su carta abierta, donde aseguró que es necesario rever y trabajar en el sistema judicial para analizar la situación de muchos presos en nuestro país y el proceso de sus condenas, ya que existen muchos casos en que las personas se encuentran privadas de su libertad aun sin una sentencia o condenados por dudosas acusaciones y procesos.
“Qué hermoso gesto de las autoridades nacionales del Paraguay sería que los tres poderes del Estado actuaran en consonancia con esta propuesta del Papa; que modifiquen lo que deban modificar y apliquen lo que deban aplicar, y se anticipen al inicio del Jubileo con la liberación de las personas en situación de penuria y de quienes cargan con sentencias de dudosa legitimidad y legalidad”, reforzó Valenzuela.
En cuanto a los ancianos, exhortó a la sociedad a que los tengan en cuenta para que no queden arrinconados en el olvido y la soledad que, en muchos casos, les causa aún mayor dolor que cualquier dolencia que puedan tener. Remarcó que es necesario que las personas mayores no solo se sientan acompañadas y queridas, sino que también se les brinde la seguridad de un buen vivir, enfatizando la protección de los fondos jubilatorios.
“Es imposible no pensar en este punto en nuestros queridos jubilados, cuyos fondos están siempre en zozobra y a quienes el seguro social considera una carga y por consiguiente los trata con desmedro y menoscabo a la hora de recibir atenciones de salud. No se puede especular con la jubilación de los ancianos, de las personas que trabajaron tres décadas para poder vivir honradamente sus días postreros”, comentó el obispo de Caacupé.
Recordó también a los pobres y enfermos; a quienes en la mayoría de las ocasiones las agendas políticas, tanto a nivel nacional como internacional, mantienen relegados en cuanto a soluciones y asistencia, haciendo un llamado formal a la sociedad paraguaya y a las autoridades a trabajar en mejorar las condiciones de vida de los mismos como una señal clara de apuesta al futuro y demostración de esperanza colectiva.
En cuanto a los jóvenes, aseguró que su rol en la sociedad es fundamental y protagónico, por lo que los instó a discernir, detenidamente, sobre la oportunidad que tienen con el Jubileo, como los demás, de volver a intentar lo que tal vez no fue posible antes, reconstruyendo la relación con Dios.
“No nos limitemos mirando solo hacia atrás, fijándonos solamente en las virtudes del pasado, dejando de ver el talento presente de numerosos jóvenes dispuestos a demostrar sus capacidades y los valores éticos en la gestión pública. Construyamos, entre todos, la esperanza que nos lleve cuanto antes a concretar también ese sueño”, finalizó el obispo de Caacupé, el monseñor Ricardo Valenzuela.
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Destacó la importancia de aprovechar el jubileo 2025, en donde se procederá a la apertura de la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro, en el Vaticano, el 24 de diciembre próximo, como una señal no solo de fe, sino de esperanza, una esperanza que para el pueblo paraguayo debe ser revivida y fortalecida con acciones que solucionen los problemas centrales por los que atraviesa actualmente.
“Este año hemos sostenido nuevamente encendidos debates entre todos los estamentos con respecto a la realidad nacional, y aunque no hemos logrado avanzar mucho hacia una sociedad más justa y equitativa, y hacia un gobierno más tolerante y confiable, no obstante, pudimos celebrar algunas señales de que es posible lograr metas difíciles y aparentemente inalcanzables”, indicó el obispo.
En otro momento recordó a los secuestrados y dijo que en nuestro país, si bien no vivimos una guerra como en Oriente Medio o en Europa, siguen perturbando la paz. Dijo que no se puede estar en paz con el secuestro impune de personas, ajusticiamientos por cuenta propia, con matanzas entre cárteles en la vía pública con saldos de “daños colaterales”, con inseguridad ciudadana y con injusticias de todo tipo.
“Nuestras guerras paraguayas no tienen la dimensión ni la magnitud del conflicto israelí-palestino, ni las de Rusia con Ucrania, pero siguen perturbando nuestra paz las guerras entre grupos armados de narcotraficantes a las que se suma el rebrote de cuando en cuando de la banda de asesinos que opera en el norte del país, con saldo de numerosas muertes y la incógnita sobre la vida del policía Edelio Morínigo y del señor Óscar Denis y de tantos otros”, lamentó.
Criticó la inseguridad reinante recordando que hay barrios enteros que no pueden llevar una vida tranquila debido a la violencia que genera el consumo y la distribución de drogas. “Padres y madres que deben resignarse a perder el control de sus hijos, ganados por las bandas delictivas de este negocio, y que viven esperando el nefasto momento de recibir el cuerpo de sus hijos, como corolario de sus tristes historias”, indicó.
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Promover el perdón y la reconciliación, el mensaje de la homilía central en Caacupé
Como todos los años, y pese a la inclemencia climática, ante una concurrencia masiva de fieles monseñor Ricardo Valenzuela, obispo de la diócesis de Caacupé, celebró la misa central en honor a la virgen con el tema “Testigos de la esperanza con la Virgen María y los santos”.
Monseñor Valenzuela destacó la fortaleza que tienen los testimonios de los fieles que, a pesar de las adversidades, continúan firmes en la fe, y confiados en su lucha por un testimonio de fe acorde a los lineamientos de la iglesia católica darán sus frutos de manera abundante, retribuyéndoles cada sacrificio.
“Por otra parte, encontramos motivación en la que debemos apoyarnos para que, a pesar de las dificultades que tengamos, podamos y debamos seguir ilusionados, fortalecidos y esperanzados; ¿qué es?, es el testimonio de tantas personas que, a pesar de las dificultades del momento actual para vivir y ser testigos de la fe, siguen siendo verdaderos creyentes y agentes de evangelización, que viven y comunican su fe a los demás, apoyados en el Señor que los acompaña siempre y los hace fuertes” remarcó el obispo.
En un momento, el obispo dijo que existe dificultades para hacer realidad la evangelización que el mundo necesita y que la Iglesia tiene que hacer realidad, porque es la misión confiada y recibida del mismo Cristo. Lamentó la pérdida de la transmisión de la fe de una generación a otra.
“En los últimos veinticinco años hemos vivido, y estamos viviendo, una verdadera y penosa pérdida de valores humanos y cristianos. La sociedad, la familia y los agentes de la evangelización tienen la sensación y el sentimiento general de no encontrarse a gusto en la tarea evangelizadora, en la que se ponen muchos esfuerzos y se obtienen muy pocos frutos”, indicó.
Valoró los matrimonios que, en medio de una sociedad que no valora la institución matrimonial ni los compromisos de fidelidad, luchan, con toda su fuerza, para cultivar y cuidar su matrimonio y para ser fieles al mismo desde la fe. Asimismo, se refirió a los que no pierden la confianza ni la esperanza en el Señor, sino que la viven con entereza y alegría, siendo un ejemplo auténtico de fe para cuantos los contemplan, porque su testimonio manifiesta que es la fe y la fuerza de Dios.
Asimismo, dijo que no se puede “menos que reconocer las infidelidades al Evangelio que han cometido algunos de nuestros hermanos. Pidamos perdón por las divisiones que han surgido entre los cristianos, por el uso de la violencia que algunos de ellos hicieron al servicio de la verdad, y por las actitudes de desconfianza y hostilidad adoptadas a veces con respecto a los seguidores de otras religiones”, aseguró.
“Confesemos, con mayor razón, nuestras responsabilidades de cristianos por los males actuales. Frente a la indiferencia religiosa, al secularismo, al relativismo ético, a las violaciones del derecho a la vida, al desinterés por la pobreza, no podemos menos de preguntarnos cuáles son nuestras responsabilidades”, reflexionó.
Jubileo
Uno de los primeros temas abordados por monseñor Valenzuela se enmarcó en el inicio del Jubileo 2025, el cual se espera abra las puertas de la iglesia católica a una reconciliación en la fe a nivel mundial, de manera en que se pueda celebrar la unidad de todos los católicos en la humildad, el respeto y, por sobre todo, la misericordia del evangelio.
Remarcó que a lo largo de los años la Iglesia Católica y todos quienes trabajan para su promoción se han visto abatidos por un sentimiento de desilusión al ver que el trabajo y esfuerzo de miles de misioneros, sacerdotes, diáconos y evangelizadores en muchos escenarios apareciera no dar frutos, pero que a pesar de esto se mantienen firmes a la voluntad de Dios gracias al legado de esperanza que se ve en los testimonios de amor de la sociedad católica.
“El momento actual del mundo y de la Iglesia es un momento lleno de dificultades para hacer realidad la evangelización que el mundo necesita y que la Iglesia tiene que hacer realidad, porque es la misión confiada y recibida del mismo Cristo. En los últimos veinticinco años hemos vivido, y estamos viviendo, una verdadera y penosa pérdida de valores humanos y cristianos”, indicó el monseñor Valenzuela.
Así también destacó que el anuncio de este nuevo jubileo será un motor para buscar el perdón y la reconciliación entre todos los creyentes; acto que promoverá el avance hacia nuevos inicios sociales con mayor fortaleza y espiritualidad de la mano de la virgen María y todos los Santos.
Perdón
“Hoy más que nunca necesitamos pedir perdón. A la vez que alabamos a Dios, que, en su amor misericordioso, ha suscitado en la Iglesia una cosecha maravillosa de santidad, de celo misionero y de entrega total a Cristo y al prójimo, no podemos menos de reconocer las infidelidades al Evangelio que han cometido algunos de nuestros hermanos. Al mismo tiempo que confesamos nuestras culpas, perdonemos las culpas cometidas por los demás contra nosotros”, comentó el monseñor Valenzuela.
En la misma tesitura, fortaleció el mensaje de amor que da Dios a través del perdón y la reconciliación, fomentando no solo el crecimiento espiritual de los cristianos, sino un encuentro con la verdadera fe, la cual podrá guiar sus caminos hacia un futuro mejor y mucho más próspero.
“Solamente la esperanza de la transfiguración total en Dios, en un eterno cara a cara con él, es lo que enciende la chispa de la certeza. María es su gran señal, que asegura nuestra esperanza y confirma nuestro aliento. Ella ha sido coronada como reina, cuida con caridad maternal de los hermanos de su Hijo para que, superando las pruebas de la vida, puedan alcanzarla en la patria bienaventurada”, comentó el obispo de Caacupé, el monseñor Ricardo Valenzuela.
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