Bajo el lema “Construyamos la civilización del amor”, ayer sábado 25 de setiembre cientos de padres de familia, familias enteras, movimientos y grupos juveniles se reunieron y marcharon en la “Caminata por la vida y la familia”.
La actividad se desarrolló en el microcentro capitalino con el objetivo de llamar la atención de las autoridades que pretenden introducir en la legislación paraguaya el aborto y la educación sexual desde una perspectiva de género. En este sentido, los provida, profamilia y la Iglesia católica rechazan la “cultura de la muerte”.
El 25 de cada mes, se recuerda a la Virgen María, la mujer que hace más de dos mil años cobijó en su vientre a Jesús, el hijo de Dios. En este sentido, los movimientos provida se autoconvocaron en la plaza Uruguaya de Asunción, en donde a través de una marcha demostraron la importancia de la familia dentro de la sociedad.
Posteriormente, se dirigieron hacia la Catedral Metropolitana de Asunción para participar de una celebración eucarística en honor a la vida y a la familia presidida por el arzobispo de Asunción, monseñor Edmundo Valenzuela.
“El día 25 de cada mes se rememora a la Virgen y a la lucha grande que existe por la vida y la familia. Entonces ayer marchamos por la vida y la familia y en rechazo de la cultura de la muerte, porque los organismos internacionales están queriendo imponer el aborto en Paraguay y queremos demostrar que somos más la gente de bien que queremos luchar por la vida y que no queremos este tipo de intromisiones”, señaló Dana Arias, una de las militantes provida.
En la ocasión, los provida y profamilia propusieron la implementación de una educación sexual-afectiva basada en ciencia, principios y valores. Pidieron también la implementación del documento ¿Se puede educar el corazón?, que es una propuesta de educación afectivo-sexual para la comunidad educativa, de reciente aprobación por la Conferencia Episcopal Paraguaya (CEP).
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Igualmente, pidieron a las autoridades que esta propuesta educativa sexual-afectiva no solo esté integrado a las mallas curriculares de las instituciones educativas católicas, sino que también la propuesta llegue a toda la educación pública del país y sea incluida en la transformación educativa.
Los padres de familia piden ser escuchados por las autoridades y que se respete la patria potestad de rango constitucional y que las políticas publicas pongan en el centro a la familia, núcleo de la sociedad.