El 21 de setiembre del 2021 es sin lugar a dudas una fecha memorable e importante para los paraguayos creyentes de la Iglesia Católica, ya que se dio la llegada de las urnas con las reliquias de Chiquitunga, la primera beata paraguaya.
Miles de devotos acompañaron en el Aeropuerto Internacional Silvio Pettirossi desde tempranas horas de la mañana la llegada de las reliquias para luego ser parte de una gran caravana de fe y gozo que llegó hasta el Monasterio de las Carmelitas Descalzas, donde reposan actualmente ambas urnas.
En la ocasión, el obispo de la diócesis de Villarrica del Espíritu Santo, administrador apostólico del Obispado de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional, presidente de la Conferencia Episcopal Paraguaya (CEP), monseñor Adalberto Martínez Flores, agradeció a todas las personas que hicieron posible semejante despliegue para un acontecimiento tan relevante.
Expresó en nombre de toda la orden de las Carmelitas Descalzas un gracias a las autoridades civiles y eclesiásticas ya que sin ellas no se hubiese podido realizar la fiesta tan grande que se vivió. Además agradeció a todos los que ayudaron para que todo fuese posible, a los familiares de Chiquitunga, a las Carmelitas Descalzas.
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“Esta es la casa de todos los paraguayos. Cuando veníamos en la caravana podía verse los rostros de mucha gente contenta. Obreros, enfermeras, bomberos, policías, militares, maestros, gracias para todos porque ella sigue entrando en todas las capas sociales como la ha hecho durante su vida terrenal lo sigue haciendo también hoy de manera espiritual. Sigue acompañándonos, no se olvida de nosotros. Es por eso que ella dijo solo pido amor, para amar y lo está haciendo, lo estamos sintiendo”, aseguró.
El monseñor Adalberto destacó también que sintieron que ella estaba presente en medio de todos. “Está para llevarnos a Dios. Eso es lo que ella quiere y desea para nosotros. Ella nos ve en este momento como Dios nos ve, con amor y espera que todos nosotros nos acerquemos de corazón a Dios. Todos han sido testigos hoy de cómo termina una persona que ha hecho bien las cosas como Chiquitunga, aunque no termina, sigue sin parar”, remarcó.
Devotos de distintos puntos
Vendedores, servidores, grupos, familias, personas de diferentes lugares del país llegaron este martes hasta donde pudieron para ser parte de la fiesta que representó la llegada de las reliquias de Chiquitunga.
Arnaldo Belotto contó a La Nación que llegó desde Caacupé y es vendedor de objetos de Chiquitunga. A las 3:00 ya estaba en el aeropuerto vendiendo imágenes de la beata y también rosarios. Luego se trasladó hasta el Monasterio para seguir su trayecto. “Soy también devoto, más de la virgencita de Caacupé pero también le tengo a ella”, confesó.
Por su parte, Carmen Gamarra contó que con un grupo de 32 personas viajaron en colectivo, saliendo a la 1:00 de Villarrica y fueron directo al aeropuerto a esperar la llegada de las reliquias de Chiquitunga.
“Somos la hermandad que desde el 2015 estamos trabajando por la causa de la beata en el Guairá. Estamos con nuestro trabajo acompañando la difusión y generar la devoción hacia la figura y sus virtudes. Definitivamente son momentos memorables que nos regala el Señor en la causa de ella porque ella respondió al Señor en su vida y estos son momentos de gracia y bendiciones que siguen dando frutos la vida de ella en nombre de Jesús y del evangelio”, enfatizó.
Carmen resaltó que Chiquitunga les convoca a todos a seguir su ejemplo, su caminar. “Como decía el monseñor Adalberto, nos llama a la santidad, estar en procura de eso y darlo todo para conseguirlo todo como ella lo hizo de verdad”, señaló.
José Panza también contó su experiencia. Él es de Limpio y manifestó que se fueron entre 5 amigos. “Nos levantamos a las 3:00 como para ir al aeropuerto y hacer la vigilia de la llegada de las reliquias de Chiquitunga y presenciar la misa”, expresó.
Al ser consultado qué significa para él este acontecimiento afirmó que es algo bastante bueno para el país. “Sobre todo porque es una buena noticia como dijo el arzobispo, entre tantas cosas malas que nos pasan actualmente. Ver el recibimiento de una paraguaya, joven, es muy lindo para nosotros y es algo prometedor para nuestro futuro”, indicó.
José comentó que se inscribió para ser servidor en el 2018 cuando iba a ser la beatificación. “Unos amigos me dijeron que se necesitaba gente y que se podía ayudar. Yo no sabía para qué ni por quién era, al irme me enteré. Después de ese día, empecé a seguir más de cerca lo que es la vida de Chiquitunga y a partir de ahí me interesé por lo que fue su vida y las cosas que ella hizo”, puntualizó.