La Iglesia católica paraguaya realizó una celebración eucarística en el estacionamiento del Aeropuerto Internacional Silvio Pettirossi de Luque, como acción de gracias por la llegada de las reliquias de la beata María Felicia de Jesús Sacramentado, más conocida como Chiquitunga. Esta es la primera celebración eucarística que se realiza con la presencia de las reliquias, pues estas estaban desde el 2018 en Italia, donde fueron llevadas para un tratamiento especial.

La misa fue presidida por monseñor Adalberto Martínez, obispo de Villarrica y presidente de la Conferencia Episcopal Paraguaya (CEP), quien durante su homilía comparó la predisposición de seguir a Jesús de Chiquitunga con lo que dice el evangelio San Mateo, donde se relata que Jesús dice: “Ven y sígueme”.

“La primavera como la juventud identifican a Chiquitunga, ella era joven por edad y por espíritu, es considerada como la flor, el lirio del carmelo. Este es un gran acontecimiento espiritual y eclesial que nos invita a bendecir, a alabar, a glorificar a Dios que se ha fijado en su sierva María Felicia y nos la ha regalado como perfumada flor de santidad y modelo de entrega a Cristo”, resaltó monseñor Martínez en su homilía.

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Hoy 21 de setiembre, la Iglesia católica se celebra la solemnidad de San Mateo Apóstol, quien antes de seguir a Jesús ejercía como recaudador de impuestos en nombre de Herodes Antipas, era un hombre de mala reputación por su función, pero Jesús le dijo: “Deja todo y sígueme” y así lo hizo Mateo. Con este personaje monseñor Martínez retrata la vida de Chiquitunga, ya que ella lo dejó todo y se entregó a Cristo.

“Chiquitunga fue llamada por el Señor primeramente al apostolado, a la acción católica y, posteriormente, a la consagración total de su vida a Dios en comunión, de oración con toda la Iglesia desde también su vocación contemplativa en el carmelo. Más que oportuna es la carta de San Pablo a los Efesios para describir a la beata María Felicia, pues ella con humildad y amabilidad se forzó siempre en ser puente de unidad en el espíritu con el vínculo de la paz”, señaló.

Foto: Pánfilo Leguizamón.

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Agregó que la vida de Chiquitunga es un testimonio transparente de una vocación de amor, de fe, de entrega total a Dios, a la iglesia a un solo Señor, a una sola fe, un bautismo y un solo Dios Padre. Aseguró que Chiquitunga fue especialmente escogida por Dios a través de diversos ministerios de su perfeccionamiento en la santidad.

Chiquitunga fue apóstol, catequista, maestra, evangelizadora, servidora incansable y contemplativa, tanto en la acción como en la oración. La beata paraguaya tuvo un proceso de discernimiento sobre la llamada del Señor a la vocación, para ella fueron años de angustia espiritual, pero de plena confianza al Señor sobre cuál sería su vocación específica en la Iglesia, incluso se preguntaba sobre sus sentimientos de un amor humano muy profundo, así expresaba Chiquitunga su angustia espiritual, según el obispo Martínez.

Los devotos madrugaron para recibir las reliquias de Chiquitunga. Foto: Pánfilo Leguizamón.

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“Chiquitunga nos habla de sí misma y de su gran amor. El Señor vio a Chiquitunga y le dijo: ‘Ven, sígueme’ y como Mateo ella se levantó y lo siguió. Ella es ese ejemplo de apertura total a la voluntad de Dios, no sin momentos de oscuridad y sufrimientos en su camino espiritual. Vemos que en el Evangelio que Mateo y María Felicia nos muestran con sus vidas que el camino de santidad no está reservado a los perfectos, sino que el Señor en su infinita misericordia llama y elige también a los imperfectos y a los pecadores”, destacó el obispo de Villarrica.

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