La familia del piloto coronel Aníbal Pérez Trigo, quien falleció en el accidente aéreo ocurrido el pasado 9 de febrero en la base aérea Ñu Guasú, exige al Ministerio Público que se esclarezca el hecho y que determine qué fue lo que realmente pasó en la tragedia que le costó la vida a siete personas, entre ellos el coronel Pérez Trigo.

En comunicación con La Nación, Gustavo Bogado, representante legal de la familia Pérez Trigo, contó que solicitaron a la Fiscalía pedir al Juzgado que los motores del avión siniestrado sean enviados a Estados Unidos, a fin de que sean verificados por el fabricante y cuyo dictamen sirva de prueba en la investigación de la causa.

Bogado añadió que la familia Pérez Trigo desde el principio insistió en la necesidad de que se esclarezca el hecho y se pueda demostrar que no hubo falla humana alguna.

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A casi siete meses, aún se encuentra latente la investigación de las causas del accidente en la base aérea en Ñu Guasú. Foto: Archivo.

“Solicitamos un anticipo jurisdiccional de prueba, o darle un viso de legalidad dentro del marco de la investigación, para que el motor pueda ir ya a Estados Unidos. Esto se solicitó el día jueves, pero el Ministerio Público no dio lugar al pedido. A cambio, planteó que lo hagamos -por cuenta propia- ante el Juzgado Penal de Garantías de Luque”, lamentó Bogado.

Esta negativa por parte de la Fiscalía fue calificada como extraña, tanto por la familia como por el representante legal de la misma, debido a que consideran que dicha institución debería ser la impulsora del envío de los restos del avión para su análisis completo, a fin de continuar con la pesquisa e incluso esclarecer el hecho.

Los mismos lamentaron que la Fiscalía se haya negado a realizar la constitución ante el Juzgado Penal de Garantías y que haya pedido que la propia familia lo solicite, siendo que los fiscales son los encargados de la investigación.

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Dos investigaciones

La tragedia aérea le costó la vida a siete personas, entre ellos el coronel Pérez Trigo. Foto: Néstor Soto.

“Nosotros formamos parte de la comisión investigadora de la Fuerza Aérea en calidad de víctima. Existen dos investigaciones: una es la investigación aeronáutica que busca determinar las causas del accidente y la otra es una investigación por si correspondiera una causa penal que derive del resultado final de la investigación”, explicó Bogado.

A casi siete meses de aquel suceso, aún se encuentra latente la investigación de las posibles causas del accidente en la base aérea en Ñu Guasú. La causa penal se había caratulado como “Investigación fiscal sobre hechos a determinar”, porque aparentemente no existe hecho punible.

La investigación de la Fuerza Aérea cuenta con tres etapas: la primera es el análisis del factor humano; la segunda el factor operacional y la última que aún se encuentra pendiente de conclusión es el factor material.

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Única que tomó intervención

Pérez Trigo tenía 45 años y más de 20 años de experiencia. Foto: Archivo.

Rocío Jara, viuda del piloto Pérez Trigo, es la única de las víctimas que tomó intervención de la investigación, tanto fiscal como castrense, con el objetivo de esclarecer lo sucedido aquel 9 de febrero del 2021, cuando perdió la vida su marido dejando huérfanos a tres hijos.

“Soy la única de las víctimas que tomó intervención en la investigación. Nosotros instamos el procedimiento desde el vamos, es decir, colaboramos intensamente con la Fuerza Aérea desde el día 9 de febrero en que acontecen los hechos. El 10 de febrero se realizó la autopsia a los cuerpos de mi esposo y del copiloto, yo designé un profesional médico, que fungió como representante legal médico para la realización de la necropsia”, relató en comunicación con La Nación.

Jara permitió la autopsia de su esposo a fin de demostrar que Pérez Trigo era una persona sana, lúcida, que no consumió ningún tipo de sustancias y que no es culpable de ninguna situación que haya ocasionado el accidente. Es decir que, el accidente no fue a causa de un error humano, atendiendo a que el piloto de 45 años contaba con una experiencia de más de 20 años y no era un improvisado.

“Accedimos a la necropsia con el fin de demostrar que mi marido es una persona sana, que se encontraba vivo antes del accidente y que, por supuesto, no consumió ningún tipo de sustancias que pudieran alterar su capacidad como piloto. Obtuvimos la respuesta confirmando esto y después colaboramos con documentales, agregando informes relativos al estado de salud de mi marido, incluso en la Fuerza Aérea, a su condición personal como piloto”, subrayó Jara.

Además, la familia Pérez Trigo se hizo cargo de otros costos de la investigación con el solo objetivo de esclarecer el hecho y determinar las causas del accidente que se llevó físicamente al coronel y a otros 6 tripulantes.

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El amor de mi vida

"Lo recuerdo como el amor de mi vida, como una persona impecable, un padre de familia sin igual, un profesional dedicado", dijo la viuda de Pérez Trigo. Foto: Archivo.

La familia tomó intervención directa como víctima en toda la investigación con el objetivo de precautelar el buen nombre del piloto y evitar que la investigación, sin pruebas, se direccione a que Pérez Trigo haya sido el responsable del accidente.

El mismo era comandante de una de las unidades más grandes de transporte de las Fuerzas Aéreas, era comandante de las Fuerzas de Transporte Aéreo (GTA), que es un grupo especial que presta servicio de transporte. Pérez Trigo se graduó como piloto en 1996 y contaba con más de 20 años de experiencia como piloto de aviones.

“Yo lo recuerdo como el amor de mi vida, como una persona impecable, un padre de familia sin igual, un profesional dedicado. Tenemos cuatro hijos, tengo una niña que falleció a los cuatro años y sobreviven tres varones. Mi marido fue un profesional de primera, no un improvisado, ha ocupado cargos de trascendencia con un rango muy inferior a lo que normalmente es oscilante en la Fuerza Aérea”, concluyó Jara.


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