El doctor Tomás Mateo Balmelli, especialista infectólogo, sostuvo que los docentes no vacunados contra el COVID-19 deberían dedicarse a otras tareas y no a dictar clases en las aulas, teniendo en cuenta el peligro que significa para los niños que tampoco están inmunizados.

Si bien reconoció que los indicadores epidemiológicos señalan que este es el momento adecuado de intentar volver a clases presenciales, siempre y cuando exista la posibilidad de que en caso que se produzca un rebrote de casos positivos se pueda volver a dar un paso atrás. Indicó que si se pretende hacer el intento de que finalice la pandemia para retornar a clases presenciales, tal vez se estaría esperando hasta el 2024.

El doctor Tomás Mateo Balmelli, especialista infectólogo. Foto: Archivo.

Reconoció que a nivel psicosocial y emocional se puede observar que los niños y adolescentes necesitan de la interacción con sus pares, razón por la cual requieren del contacto social, y hoy los indicadores son favorables para que se pueda dar ese acercamiento.

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Por otra parte, señaló que sumado a que los profesores y demás miembros de la comunidad educativa están inmunizados, de una u otra forma se está haciendo un cerco epidemiológico para que el menor no se encuentre próximo a una fuente de infección. Respecto a los educadores y funcionarios administrativos que no fueron inmunizados, reiteró que no deberían estar en contacto con los estudiantes.

“No es lo ideal, yo creo que estos docentes que no fueron inmunizados, ya sea por cuestiones religiosas, políticas, creencias, cuestiones de enfermedad, tendrían que ser redistribuidos en otras áreas laborales dentro del Ministerio de Educación”, dijo en una entrevista con el programa “Fuego cruzado”, emitido por el canal GEN.

“Un docente no inmunizado debería ser apartado del contacto directo con los estudiantes”

Por otra parte, resaltó que con los menores de edad es más fácil que cumplan las órdenes que reciben de los adultos, de seguir las directrices y cuidados sanitarios como no quitarse el tapabocas o respetar las burbujas de seguridad. En cambio, señaló que le causa mayor preocupación el comportamiento de los adultos, las entradas y salidas escolares con las aglomeraciones de personas, o incluso el transporte que utilizan, sobre todo el transporte público, más que las estancias de los alumnos en las escuelas.

“No podemos tener a un docente, que por más que use mascarilla, en un aula con 20 o 30 alumnos, puede gritar, levantar la voz, o simplemente cantar, reír, y en estos actos está expulsando una gran cantidad de partículas infecciosas; por tanto, no sería seguro. Por eso, un docente no inmunizado debería ser apartado del contacto directo con los estudiantes, que son los más susceptibles de adquirir la infección por no estar inmunizados”, advirtió.

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Variante delta

En cuanto a la circulación de la variante delta, Balmelli dijo que dicha variante está encontrando cada vez menos maneras para poder sobrevivir. Entonces, se está desplazando a grupos susceptibles, teniendo en cuenta que una buena cantidad de adultos y adultos jóvenes han tenido la infección, está buscando su nicho en grupos vulnerables, como lo son los menores de 20 años que aún no fueron inmunizados.

Por ello, insistió en la necesidad del cerco epidemiológico tanto fuera como dentro de las escuelas, inmunizando a la mayor cantidad de adultos que rodean a ese niño, niña o adolescente no inmunizado, tanto en sus casas como en las escuelas y colegios, y a los individuos que viajan en los transportes públicos.

Vacunación de docentes

Por su parte, la viceministra de Educación, Alcira Sosa, informó que tienen el reporte de que más de 60.000 docentes han recibido la primera dosis de la vacuna anticovid, de los cuales más del 90% ha recibido la inmunización completa con la segunda dosis.

Explicó que el porcentaje que aún no fue vacunado con la segunda dosis corresponde a personas que fueron vacunadas por enfermedades de base, que recibieron dosis que corresponde a un plazo de tres meses de espera y estarían completando su segunda dosis entre los meses de septiembre y octubre.

Mientras que los docentes que aún no recibieron ni una sola dosis, se estima que estarían en el orden de los 10.000 educadores, que incluyen igualmente el personal administrativo de las instituciones públicas.

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