La Prof. Dra. María Elena Marín, neumóloga del Hospital de Clínicas, proporcionó una serie de recomendaciones para esta temporada de humo de incendios y aire sumamente insalubre. Indicó que el humo de los incendios forestales es una mezcla de gases y partículas finas provenientes de árboles, plantas y material orgánico que se quema, como consecuencia se producen altos niveles de monóxido de carbono que puede repercutir negativamente en la salud.
Mencionó que algunas medidas que pueden contribuir a disminuir el riesgo de ser afectado son evitar en lo posible estar al aire libre, mantener el aire en interiores tan limpio como sea posible, mantener cerradas las puertas y ventanas, mantener el filtro del aire acondicionado limpio, encender el aire acondicionado en la función reciclar o recircular (recycle o recirculate), y cerrar la entrada de aire fresco.
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Refirió, además, que es fundamental no aumentar la contaminación del aire de adentro. En tanto que si las concentraciones de humo son altas, no encender nada que queme como velas, chimenea o estufas (cocinas) de gas. Tampoco pasar la aspiradora porque moviliza las partículas ya existentes en la casa, no fumar tabaco ni ningún otro producto.
La especialista explicó que en caso de tener el diagnóstico de asma u otra enfermedad pulmonar o cardiovascular, se deben tomar los medicamentos según la indicación médica. Si los síntomas se agravan, acudir al médico. Beber suficiente cantidad de agua para mantener hidratados a las vías aéreas y al cuerpo.
En cuanto a los pacientes con afecciones subyacentes que ya usan lágrimas artificiales, pueden necesitar duplicar su aplicación hasta que el humo se disipe. Mantener lágrimas artificiales en el refrigerador es una manera de tener algo fresco listo para enjuagar los ojos, acostarse con una compresa fría sobre los ojos también es relajante.
Por otra parte, utilizar anteojos o gafas protectoras que a menudo se recetan a pacientes con ojo seco pueden ser una excelente opción para cualquier persona que experimente sensibilidad al humo en el aire. Los anteojos ajustados o las gafas de sol proporcionarán al menos una barrera que disminuirá la corriente de aire que entra en los ojos.
Inhalación del humo no es buena para nadie
De igual manera, aseguró que es importante saber que las máscaras respiratorias N-95 o N-100 pueden brindar alguna protección, filtran las partículas finas, pero no los gases nocivos (el monóxido de carbono, formaldehído y acroleína).
“La inhalación del humo no es buena para nadie, ni siquiera para personas saludables. Si hay una cantidad suficiente de humo en el aire, cualquier persona puede enfermar, incluso las sanas”, sostuvo la neumóloga.
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Manifestó que, sin embargo, existe mayor probabilidad en los adultos mayores, las mujeres embarazadas, las personas con afecciones respiratorias (asma, enfermedad pulmonar) y cardiacas prexistentes; los fumadores (que ya cuenten con una función pulmonar deprimida, inhalar humo puede agravar esta condición); también en los niños (en ellos, las vías respiratorias están en desarrollo e inhalan más aire por kilo de peso corporal que los adultos; además, los niños con frecuencia pasan más tiempo al aire libre).
“Pudiera afectar a personas con infecciones respiratorias como resfríos o gripe y a los pacientes con COVID-19 y los pos-COVID-19”, añadió.
Mientras que, entre los efectos inmediatos en la salud, la neumóloga citó tos, dificultad para respirar, ardor en los ojos, irritación en la garganta, secreción nasal, irritación de los senos paranasales, chillido de pecho, dolor de pecho, dolores de cabeza, ataques de asma, cansancio, latidos cardiacos acelerados.