Ciudad del Este. Agencia Regional. Por Dolly Galeano, dollygaleano@gmail.com.
Enfrentaron situaciones sobre las que existen encendidos debates, juzgamientos y ninguna política integral, pero ellos tuvieron el abrigo para crecer y ser cuidados con amor, y hoy planifican su futuro como profesionales universitarios y sueñan con la reintegración familiar en mejores condiciones de vida.
Se trata de Alexis (19), Lucas (18) y Matías (22), quienes viven desde hace muchos años en el Hogar Infantil Santa Elena (HISE). Cumplieron la mayoría de edad, pero siguen estando al amparo de la tía Elena, como llaman a Elena Tindel, fundadora del local de abrigo de Ciudad del Este, donde ellos pudieron encontrar la contención para superar sus historias individuales, crecer y formarse.
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Alexis quiere ser médico y está realizando el curso de ingreso en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional del Este, en su sede de Minga Guazú. El mismo llegó al HISE a los 7 años, hoy ayuda en las tareas cotidianas, ya que la carrera que eligió no le permite trabajar en forma externa. “Agradezco haber llegado aquí y haber podido aguantar todo”, dijo en alusión a los hechos que lo llevaron a desprenderse de su familia.
“Con la ayuda de la tía, estoy estudiando medicina”, agrega Alexis, quien hizo su primaria y secundaria bajo el amparo del hogar infantil. Su sueño es formarse como médico y poder ayudar a sus hermanos menores de edad y a su madre.
En el caso de Lucas, tiene 18 años y lleva tres años en el HISE. Está cursando el último curso de Educación Media y su aspiración es hacer la carrera de comunicación en la facultad. También ayuda en el hogar y trabaja en una fábrica textil.
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“Venir acá fue lo mejor que me pasó”, dijo Lucas, quien al comienzo tenía el temor de que lo separen de sus hermanos más pequeños, pero después con la ayuda de la tía Elena se pudo subsanar eso. “Siempre dije que cuando sea grande iba a trabajar y estudiar para sacar adelante a mis hermanos”, dijo Lucas, quien ya está cumpliendo parte de ese sueño, ya que trabaja en una fábrica sin dejar de estudiar.
Matías, por su parte, ya tiene 22 años, estando en el HISE culminó su secundaria y estudia para ser profesor de educación física, además de trabajar en la misma fábrica textil donde está Lucas. Como hermanos de un mismo hogar, no solo están juntos en una fábrica, sino que ambos están pagando por un terreno para cada uno, con el objetivo de llegar a tener sus propias casas donde reunir a sus familias nuevamente.
Falta de políticas integrales
Alexis habló de la necesidad de este tipo de hogares donde se les puede proteger a los niños, porque desde el Gobierno no ven las acciones para atender los problemas de manera más integral. Refiere que con la ayuda de la Fundación HISE está saliendo adelante.
Para Lucas, el Ministerio de la Niñez, las defensorías públicas tendrían que estar trabajando con los padres cuando un niño o niña llega a un hogar, para que ellos cambien, asistan a un centro de rehabilitación y de esa forma poder insertarse de nuevo a la familia. “Para mí eso hubiese ayudado mucho”, refirió Lucas.
Hogares siguen siendo el resguardo
El Ministerio de la Niñez y Adolescencia tiene como plan disminuir la población de los hogares de abrigo para dar cumplimiento a lo que refiere la ley al respecto. Para llevar a cabo tropieza con la realidad y es que no existen programas interinstitucionales concretos que garanticen la reinserción de la niñez a sus entornos familiares o que sean adoptados.
Mientras se discute esta situación sin un panorama claro, los hogares de abrigo siguen siendo los mejores contingentes para quienes debieron salir de sus casas por diferentes tipos de violencia. Y lejos de ser transitorios, se convierten en permanentes porque no aparecen soluciones alternas, según consultas a profesionales involucrados con los casos de niños, niñas y adolescentes en situación de vulnerabilidad.
Situación repetitiva
El educador Cornelio Melgarejo fue claro al señalar que todo trabajo que realizan con la niñez y adolescencia no tendrá el resultado esperado, salvo contados casos, mientras no existan políticas públicas integrales que aborden los problemas en su conjunto y no solo la contención individual del niño.
En las familias hay falta de trabajo, alcoholismo, adicciones, maltratos, desintegración, hijos e hijas separados de sí y todo eso necesita una atención integral para que la reinserción pueda ser efectiva. Es lo que señaló Melgarejo, quien es director de Painac (Programa Integral a las Niñas, Niños y Adolescentes en situación de calle). El mismo contó que durante la pandemia recibieron a más niños y adolescentes en situación de calle en su local de Ciudad del Este.
Esto coincide con el relato de Elena Tindel, quien señaló que muchos de los niños y niñas que dejaron los locales de abrigo para volver con algún familiar, de acuerdo a la disposición judicial, terminan regresando a los hogares de abrigo por las mismas casas que ya lo hicieron la primera vez. El Poder Judicial tiene suficientes expedientes sobre los casos de víctimas que volvieron una y otra vez al sistema porque en el seno familiar se mantienen los problemas.