Vecinos del barrio Lote Guazú de la ciudad de San Lorenzo sufren desde hace un buen tiempo todo tipo de malos ratos a causa de un taller de camiones transportadores. Según la denuncia, comienzan sus actividades desde horas de la madrugada y culminan ya entrada la noche, en muchas oportunidades con fiestas de por medio.

Hasta el momento, la señora Dora Benítez decidió dar la cara y denunciar públicamente la situación por la que están pasando. “Desde las cuatro de la madrugada comenzamos con el humo de los camiones que hacen arrancar. Agarra toda nuestra casa y ya no podemos dormir”, expresó la mujer en entrevista con el canal GEN.

Aseguró que no solo se exponen al humo, ya que durante todo el día se perciben olores de pintura, hierro quemado y a todo esto se suma el agua servida por el lavado de los camiones. “Tenemos que cuidar que no nos mojen cuando lavan sus vehículos. Hace nueve meses hice la denuncia ante la municipalidad”, dijo.

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Indicó que en su momento los propietarios del taller le solicitaron echar un árbol que se encontraba dentro de su propiedad, para poder construir una pared y evitar que el agua pase a su patio, pero solo instalaron chapas. “Igual pasa todo el agua. Tengo videos y fotos que presenté junto a la denuncia, pero hasta ahora no hicieron nada”, sostuvo.

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Comentó que el juez Diego Rolón le manifestó que aguardan las documentaciones, para luego dar una sentencia, pero ya pasaron nueve meses desde que realizó la denuncia. Aclaró que los vecinos hicieron todo lo posible para hablar con algún propietario, pero no fueron recibidos.

“Siempre sale uno de los empleados y nos dice que salió o no está (el propietario). Es el mismo método que usan con la gente de la municipalidad, donde les dicen que solo se utiliza para entrada y salida de vehículos pesados”, refirió.

Dora Benítez indicó que tiene a sus padres mayores y que con la pandemia no puede salir más, hecho que les bajó el ánimo. Pero la situación se agravó desde que ni siquiera pueden salir al patio por el aire contaminado emanado por el taller.

“También farrean, se huele mucho cigarrillo y usan reflectores que se prenden durante todo el día. Mi papá de 91 años se quiere ir de la casa porque ya no aguanta más la situación”, concluyó la mujer muy desesperada.

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