Nicolás Ozuna tiene 53 años, es oriundo de Horqueta, Concepción, pero reside desde los 11 años en Pedro Juan Caballero, Amambay, donde aprendió la técnica del tallado en madera y se convirtió en un renombrado maestro escultor en su zona.
Se dedica de lleno a esta actividad, junto con sus dos hijos y su esposa, en el taller instalado en su propia casa. Participó una sola vez de la Exposición Nacional de Artesanía, en el 2001, donde consiguió muy buena venta y contactos para pedidos, pero lastimosamente ya no fue invitado a este tipo de eventos, por lo que pide al Gobierno un mayor apoyo a la artesanía.
“Tengo mi taller en casa, lo que más se vende es la figura del caballo y del pavo real, que hago en todos los tamaños. También hago figuras decorativas que son pedidos, y la figura de la Virgen de Caacupé, la Virgen de Fátima, también hice la imagen del King Kong gigante”, indicó Ozuna en comunicación con La Nación.
La madera se talla mediante un proceso de desgaste y pulido, con el propósito de darle una forma determinada, que puede ser un objeto concreto o abstracto. El producto final puede ir desde una escultura individual hasta elementos decorativos trabajados a mano.
El pavo real de tamaño grande cuesta G. 15.000.000 y lleva un mes de trabajo en tallado y pintura, por lo que el artesano afirmó que, aunque depende de él mismo para obtener pedidos y ganar dinero, no se puede quejar de los ingresos que obtiene mediante este trabajo. Aseguró que a veces entran muchos pedidos, hay muchos trabajos, pero que también hay ocasiones en que no hay ingresos.
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“No me quejo de la venta; a veces falta, pero son más veces las que vendemos todo. Mis esculturas se venden a nivel nacional, por ejemplo, los estancieros me contratan para hacer los letreros de la estancia, sus portones bien trabajados. También les hago figuras decorativas como la del caballo; hago la figura del caballo en su tamaño real”, relató Ozuna.
Los extraordinarios trabajos que realiza los hace mediante una motosierra y con formones o escoplo. Trabaja mayormente con timbó, que es una madera noble y resistente al sol y el agua, ya que la mayoría de los pedidos que recibe son figuras decorativas que quedan a la intemperie. También utiliza madera trébol, cedro y tajy, que son las más resistentes para el tallado.
“Aprendí esto de varios maestros de la talla, acá en Pedro Juan Caballero y en Punta Porä, toda mi vida me dediqué a la artesanía, es mi sustento y el de mi familia, pero lastimosamente el Gobierno no valora el trabajo artístico que hacemos y, siendo sinceros, el apoyo es nulo, nosotros tenemos que movilizarnos para conseguir trabajos por cuenta propia”, señaló.
Respecto al acceso a créditos para la adquisición de nuevas e innovadoras máquinas, lamentó que pese a contar con el Registro Único de Contribuyentes (RUC) y estar legalmente registrado como artesano nacional, no puede acceder a créditos por las trabas que ponen las entidades bancarias.
“Lo que más necesitamos es capital para movernos, y con los préstamos hay demasiada burocracia, ese es el gran problema. Si pedís un préstamo, te ponen trabas y entonces quedo sin hacer nada nomás, y si necesito una maquinaria especial, lo único que me queda es ahorrar y con el tiempo comprar, no hay de otra”, lamentó.
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