Un hombre de 29 años, privado de libertad, se destaca en la cocina preparando pizzas que luego las comercializa a escala mínima mediante el servicio de delivery desde la antigua penitenciaría de Emboscada, con el objetivo de reinsertarse en la sociedad. Actualmente armó su propio emprendimiento de pizzas prehorneadas en la Granja Penitenciaría Ko’ê Pyahu.

Se trata de un chef que llegó a cocinar como ayudante en el rancho para más de 1.300 personas por turno. Mientras unta la masa, carga y envasa los discos de pizza, dice que es una gran pasión preparar las pizzas. Fue estando privado de libertad que aprendió la profesión gastronómica que anima su futuro.

“Quiero dedicar mi vida a esto, tuve que llegar a prisión para descubrirlo. En mi acercamiento a la cocina hubo dos grandes maestros en intramuros que me traspasaron secretos sobre recetas saladas y panadería”, dice Diego, mientras carga y envasa los discos de pizza para prehornear.

El reo lleva seis meses en la granja y pudo heredar el predio de panadería de una persona que ya recuperó su libertad, donde ya colgó su cartel de pizzería, donde cuenta con una amasadora, refinadora, estufa, horno y cámara refrigeradora prestan gran ayuda a las faenas en las 30 pizzas elaboradas al día que ante la alta demanda de pedidos podría aumentar a 100 unidades diarias prontamente.

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El hombre cuenta que los insumos llegan por encargo, salvo la albahaca fresca, producto de la propia huerta de la granja que puede acompañar los pedidos a elección de la clientela. Diego proyecta abrir un negocio propio de “trattoria de pizzas” al salir de Emboscada, del dinero que administra entre ahorrar y gastar en su hija de nueve años.

Diego procede del barrio San Pablo de Asunción, hasta donde llega junto a su madre para regalarle un abrazo y crocantes pizzas. Ante la ausencia del padre dejó de lado muchos sueños, abandonó los estudios porque la plata no alcanzaba, hasta que cometió un grave error que lo llevó a la cárcel. Ya en prisión prosiguió cursos de horticultura orgánica y refrigeración con Sinafocal y retomó el segundo curso del colegio con el MEC.

“La cárcel me está dejando un aprendizaje, perdí tiempo, pero aprendí a cocinar, y con eso me ganaré la vida sin depender de nadie. Le digo a la gente que está pasando el mismo proceso que yo, que se entusiasme con una actividad, porque todo está en uno para ser mejor persona. Cuiden a su familia, busquen trabajo que hacer y den gracias por la salud”, finalizó el entrevistado.

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Las pizzas de ocho porciones salen con sabores tradicionales de mozzarella (G. 13.000), jamón y queso (G. 15.000), pepperoni, napolitana, catupiry y choclo (G. 18.000). Para realizar pedidos piden contactar a través de mensajes vía WhatsApp al número (0983) 175-203. Aclaran que los productos se envían por delivery.