Una historia de nunca acabar. Miembros de comunidades indígenas deambulan por Asunción exigiendo la adquisición de tierras y la asistencia en herramientas, así como en alimentos. En muchos casos son nuevamente trasladados hasta sus comunidades, con lo que ellos aseguran falsas promesas. El conflicto constante es observar a las mujeres nativas mendigando o explotando a sus niños en los cruces semafóricos ante la nula acción de las instituciones responsables.
“No hablo tanto de la problemática estructural, sino del problema de origen, que es en la misma comunidad. Si no les damos una verdadera solución, por ejemplo la inclusión en programas sociales como Abrazo o los que tiene el Ministerio de Desarrollo Social, como el programa Tekoporã y otros, no hay muchas alternativas que podamos ofrecerles de momento. Debemos tener un abordaje integral para lograr que se fortalezca el arraigo en las comunidades”, dijo Édgar Olmedo, titular del Instituto Paraguayo del Indígena (Indi).
“En la ciudad de la mendicidad se vive y esa es la realidad”
Al respecto, el funcionario de Estado agregó que al no contar con los servicios básicos como agua potable, energía eléctrica, vivienda, salud y educación en las diversas comunidades indígenas, es difícil que se genere un arraigo y, por lo tanto, se vuelve “fácil que migren en la ciudad porque creen que tienen una mejor calidad de vida, porque también en la ciudad de la mendicidad se vive y esa es la realidad”, expresó en el programa “Fuego cruzado”, emitido por el canal GEN.
Olmedo detalló que la institución cuenta con un presupuesto anual de US$ 10 millones, equivalentes a G. 63.000 millones que son usados generalmente para la entrega de alimentos a las comunidades indígenas. Añadió además que la institución tenía como finalidad dar un cambio a su objetivo apuntado a erradicar el ropaje asistencialista para generar el desarrollo, el fortalecimiento y la consolidación de los pueblos indígenas.
“Nos encontramos con un gran inconveniente que es global, la pandemia que hizo que cambiemos ciertos planes que teníamos delimitados para las comunidades indígenas, y volver a abocarnos a un proceso de asistencia, pero también a la par llevábamos adelante trabajos consistentes en acceso a servicios básicos y programas productivos. La problemática indígena que vemos en las calles; la solución no es trasladarlos hasta su comunidad, sino abordar el problema en las mismas comunidades”, comentó.
En el mismo sentido, expresó que según el último censo realizado en el 2012, los indígenas eran en total 130.000, pero que el número fue incrementándose hasta llegar a los 150.000 a nivel país. “Estamos hablando de 740 comunidades distribuidas en las 2 regiones, pero mayoritariamente la población indígena está en la Región Oriental. De estas 740 comunidades, el 4 o 5% suele movilizarse. Llegamos a tener un índice que casi llegó al nivel cero de presencia en las calles de la capital. Si hoy hacemos un estudio y analizamos las estadísticas, se redujo en mayor porcentaje los niños indígenas (en las calles), pero no se llegó aún al número deseado”, afirmó.
Olmedo aseguró también que la falta de asistencia a las comunidades indígenas es una deuda histórica ya que se trata de “una problemática que se arrastra desde hace décadas”. Sostiene que los gobiernos de turno nunca llegaron a impulsar proyectos de conversión; es decir, para que dejen de “ser cazadores recolectores, nómadas, y se conviertan en comunidades productivas”.
“Se generó una suerte de prostitución de los liderazgos”
En el mismo contexto, indicó que la solución más rápida para el sector siempre fue el asistencialismo en cuanto a la entrega de víveres e insumos, situación que finalmente terminó por contaminar los liderazgos indígenas, en el sentido de que periódicamente estas comunidades recurran a medidas de fuerzas extremas para los efectos de llevar solo una solución parche.
“Se generó una suerte de prostitución de los liderazgos a tal punto que para ellos ya es incluso una forma de vida generar situaciones de fuerzas como medidas extremas para quitar algún tipo de ventaja o beneficio, tanto para el líder o alguien de su comunidad”.
Finalmente, detalló que el Indi cuenta con un plan estratégico institucional que tiene como hoja de ruta de aquí a 5 años generar un proceso de abordaje en las comunidades indígenas. Es decir, combatir la problemática internamente.
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