El departamento de Cardiología Pediátrica del Hospital de Clínicas, a cargo del Prof. Dr. Jorge Jarolin, es considerado un centro de referencia para patologías cardiacas en niños y niñas, el cual está integrado por diferentes unidades para ofrecer atención y tratamiento multidisciplinario al paciente cardiópata. Cuenta con la Unidad Ambulatoria, la Unidad de Imágenes, la Unidad de Internación, la Unidad de Cirugía Cardiovascular Pediátrica; además del soporte en el área psicológica para padres y pacientes.

En este sentido, desde hace 11 años la magíster en Psicología Clínica Noemí Bordón se encuentra trabajando en la preparación de los niños que viven con una cardiopatía congénita; así también, con los padres que realizan su tratamiento en dicho centro asistencial.

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Por lo que expresó: “Son los cardiólogos los encargados de dar el diagnóstico a los padres o encargados de los pacientes. La mayoría de las veces se requiere de una intervención especial en el sentido de la contención, ya que no es fácil esperar un embarazo con mucha esperanza y luego saber que el bebé nacerá con problemas del corazón, muchos de ellos muy graves”.

Esta posibilidad ante un embarazo denota nuevamente la importancia de los controles prenatales y su seguimiento. “Tenemos casos en que las mamás están aún internadas en Ginecología, recuperándose de una cesárea y el bebé pasa a la terapia de cardiología para ser intervenido, acompañado solo del padre o algún familiar”, destacó.

Noemí Bordón, magister en Psicología Clínica explicó que “hay cardiopatías que son operables y que luego tienen el alta pueden llevar una vida normal, entonces allí también actuamos nosotros para la reinserción a una vida normal. Los que tienen medicación de por vida deben procesar, aceptar y adaptarse a ese estilo de vida”. Foto: Gentileza.

Al mismo tiempo reveló que la carga emocional en los padres es mayor, incluso, que en los niños. “Es una carga emocional muy grande, es un trabajo como yo lo llamaría de primer choque. Luego pasamos a la adherencia al tratamiento de niños que no necesitan cirugías, pero sí necesitan medicación de por vida y ese acompañamiento tiene muchos sacrificios para la familia, a veces cuesta mucho, tanto para la familia como para el niño, ya que hay veces en que el niño no puede desarrollar actividades normales físicas y tienen sus limitaciones, lo que cuesta aceptar”.

Para los pacientes pediátricos cardiológicos, en la mayoría de los casos se necesitan dietas y tratamientos especiales, entonces actúa todo un equipo multidisciplinario de trabajo: médicos, cirujanos, enfermería, nutrición, odontología, la familia y los propios niños.

Estadísticas

El departamento de Cardiología Pediátrica recibe a niños desde recién nacidos, meses, hasta los 18 años. Se tiene un promedio de 45 pacientes al mes, desde todas las edades como así también, madres embarazadas que saben que sus hijos nacerán con alguna patología cardiaca.

“Cuando se detecta que una paciente embarazada tendrá un bebé con problemas cardíacos, antes que nazca el niño, el proceso de aceptación es mucho más llevadero para los padres ante una mamá que se entera recién al nacer. Es por ello que es importante realizar todos los estudios para saber las condiciones en que llegará el bebé”, explicó Bordón.

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Finalmente, la psicóloga manifestó que la angustia de los padres por sus hijos es normal, pero es necesario no quedarse solo con el temor, sino actuar y evitar llegar a situaciones más complicadas. “No se queden con temor a tomar una decisión, ya sea para tratarle, operarle o colocar un cateterismo al bebé para mejorar su calidad de vida y que lleve una vida normal. Que nada ni nadie bloquee sus mentes, ya que los padres son un nexo a la vida, los que deciden si sus niños van a tener una mejor calidad de vida o no”.

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