Desde hace años, miles de compatriotas deciden dejar el país en busca de mejores horizontes y con el sueño de poder dar una mejor calidad de vida a sus familias. Así también, centenares de paraguayos se ven obligados a buscar una mejor atención médica, atendiendo al deficiente sistema de salud en Paraguay.
Este es el caso de Álvaro Vázquez, de 37 años, oriundo de Villarrica, a quien le detectaron cáncer en el 2014 y cuyo pronóstico de vida era corto para los médicos del país. “Los doctores en Paraguay me dijeron que no hay nada que hacer por vos. Nunca lo voy a olvidar”, dijo en contacto con La Nación.
Explicó que él empezó a sentir una pequeña bolita bajo los brazos, pero que no le dio mayor importancia teniendo en cuenta que el trabajo que realizaba era pesado y que esta podía ser a consecuencia de este y que pasaría.
Pero la situación se complicó y fue a realizarse un chequeo y no le dieron mucha esperanza de vida. Esta situación no era lógica para Álvaro, que no pensaba rendirse ante esta enfermedad. Entonces con ayuda de sus familiares y amigos pudo viajar a Argentina.
“En el 2015 viajé a la Argentina, donde me detectaron cáncer o linfoma de Hockin, muy agresivo”, comentó. Afirmó que en ese momento quedó en shock, ya que los médicos le aconsejaron que deje todo lo que está haciendo en Paraguay para seguir su tratamiento.
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Dejó todo en Paraguay
“Tenía que dejar todo. Mi trabajo, familia y amigos para seguir la quimioterapia. Ese fue el fin del mundo para mí”, recordó y agregó que recibió mucho apoyo de todos, además de la ayuda de un amigo que le brindó hogar durante su tratamiento. “En las consultas siempre estuvieron mis amigos”.
Manifestó que todo el tratamiento fue un proceso muy largo, pero que tras vencer al cáncer sintió que volvió a nacer. “Mi tratamiento duró como 3 años de infierno con tratamiento muy fuertes. Pero lo más duro fueron cuatro meses que estuve internado solo, sin la posibilidad de ver a mis familiares y amigos. Ahora siento que volví a nacer, así como a valorar la vida y aprovechar cada segundo de ella”, dijo.
Trasplante de médula
Tras el largo proceso de tratamiento que incluía quimioterapia y radioterapia, finalmente Álvaro pudo recibir un trasplante de médula en el 2018. “Para que nunca más me vuelva a salir esa enfermedad”, confirmó.
En otro momento recordó que cuando estaba en tratamiento se enteró de la muerte de su padre, quien falleció por cáncer del pulmón. “Pido a los políticos que inviertan en la salud en los hospitales; a cuántas personas harían felices si los trataran como acá y no tendríamos que ir a otros países”.
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Contención a enfermos
Señaló que luego de todo el proceso de tratamiento y recuperación, decidió visitar a los enfermos de cáncer y personas que estaban pasando por el mismo tratamiento para brindarles contención teniendo en cuenta que se trata de una enfermedad muy agresiva.
“Cuando me curé iba a charlar con personas con cáncer en el hospital a darles ánimo y fuerza que se puede con fe. Lo mío fue un milagro porque ya me dieron por muerto, pero nada es imposible mientras se esté vivo”, argumentó.
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Trabaja en las alturas
Una vez que venció al temible cáncer, nuestro compatriota decidió instalarse en el vecino país, esta vez en busca de mejores condiciones, y consiguió un trabajo que lo hace ver Argentina desde las alturas. Así es, Álvaro se dedica a cambiar vidrios y pintar en los edificios más altos.
“Me dedico al trabajo de alturas, cambio los vidrios de los edificios, pinto y hago mantenimiento en general. Estoy hace muchos años por acá, pero voy y vengo a Paraguay. Mi sueño es volver a mi país, a mi ciudad hermosa y trabajar de esto que amo”, refirió.
Dejó un mensaje a todos los que están pasando por esta dura enfermedad y especialmente en nuestro país. “A no rendirse nunca y no pierdan la fe en Dios que la vida es maravillosa. Mucha fuerza y bendiciones para todas esas personas que están pasando lo que yo pasé, que Dios los bendiga y nunca dejen de rezar y dar gracias”, concluyó.