Un grupo de más de 40 mujeres, entre las que se encuentran paraguayas, acusan a la institución católica del “Opus Dei” de haber sido explotadas laboralmente de forma gratuita durante años como empleadas domésticas. Fueron sacadas de sus pueblos y familias bajo la promesa de estudios y progreso, pero fueron puestas a trabajar arduamente sin pagas durante años para jefes religiosos.
El diario argentino La Nación logró reunir el relato de 7 del grupo de 43 mujeres que realizan esta acusación en contra de la citada institución católica, entre las que se encuentran tres compatriotas, que aseguran haber sido engañadas durante años en el vecino país.
Las mujeres dicen que las reclutaron engañadas cuando eran adolescentes con la promesa de continuar su educación. Pero que la instrucción fue en escuelas de tareas domésticas que tenía la organización, donde les enseñaron a limpiar, cocinar, planchar y el resto de los asuntos de la casa. Según su testimonio, su escolarización fue parcial, o nula, y luego trabajaron como empleadas de limpieza, cocina y servicio para los miembros de la Obra y sus invitados en los centros que el Opus Dei tiene en toda la Argentina y alrededor del mundo. Por esa tarea, acusan que nunca cobraron un peso. Las mujeres hoy tienen entre 40 y 60 años, y el período que denuncian de instrucción y trabajo no remunerado en la institución fue entre 1980 y principios de los 2000.
Podés leer: Paraguayas víctimas de explotación sexual son rescatadas en México
Todas ellas eran numerarias auxiliares, una de las categorías de pertenencia a la Obra, y su vínculo excedía lo laboral. Habían hecho compromisos de pobreza, castidad y obediencia. Sus tareas de servicio doméstico, les explicaron, eran una ofrenda a Dios, su misión como cristianas en el mundo. El Opus Dei les proveía de casa en residencias aledañas a los centros de la Obra, comida y algunas salidas de esparcimiento.
Una de las paraguayas, identificada como Visitación Villamayor, que prefiere usar el nombre de Tita, dice que se la llevaron a los 15 años. Era de una familia de diez hermanos en el interior de Paraguay. No hablaba castellano y le prometieron una beca en Asunción para hacer el secundario. “Todos los días esperaba que empiece el colegio, pero lo que te enseñaban era a cocinar, planchar y servir para lo que a ellos les convenía”, recuerda.
A Nidia Ojeda, de Pedro Juan Caballero, en Paraguay, también la mandaron a Asunción a los 13 años. Una vez recibió una carta de un novio que había tenido en su pueblo y la directora del centro donde vivía se la hizo romper. “Nosotros somos tu familia”, le manifestó.
“Fuimos esclavas”, se queja Lucía Giménez, otra paraguaya de familia numerosa (eran 11 hermanos). “Estuve 18 años y nunca cobré un peso por mi trabajo”, afirmó. La connacional agregó que cuando eso estaba “rebelada” con su mamá. “Quería ser libre. Me hablaron de un colegio en Asunción y me fui. Esa fue mi equivocación”, expresó.
Todavía no accionaron judicialmente
Exmiembros del Opus Dei reconocen que la institución ya hizo arreglos económicos extrajudiciales para atender demandas similares, aunque no de la magnitud expuesta por este grupo de mujeres, siempre según el diario en cuestión.
En febrero de este año, las 43 exnumerarias auxiliares -entre las que estaban las siete que hablaron con el diario argentino- se reunieron en una parroquia del barrio de Belgrano y firmaron un poder a un abogado para que las represente.
Fue el final de un largo proceso que comenzó con la inquietud de Giménez, quien durante años recorrió sin éxito despachos oficiales y oficinas de diferentes abogados denunciando la situación. Al mismo tiempo, se iba construyendo la red de las 43 mujeres mediante encuentros -el primero fue en 2003, en la parroquia Nuestra Señora de la Rábida, a tres cuadras del Congreso- y contactos en redes sociales.
El abogado se interesó en el caso y, después de entrevistarlas una por una, contrastó sus relatos con la información en la Anses. Dice que comprobó que los aportes realizados fueron mínimos y en algunos casos inexistentes.
Leé también: Contraloría inició acción judicial contra Itaipú
Según sus averiguaciones, de las 43 exnumerarias auxiliares que representa, 20 no registran ningún aporte jubilatorio. Entre las otras 23, la mayoría tiene aportes esporádicos. Ninguna, dice, tuvo un sueldo. Diez de ellas fueron llevadas desde Paraguay y nunca tuvieron residencia legal, ni ninguna documentación argentina. La ausencia de vínculo formal para las empleadas domésticas era lo habitual en la Argentina hasta hace algunos años. No así, en cambio, la ausencia de salario.
Con esa información, se contactó a las autoridades del Opus Dei en la Argentina a la espera de una propuesta reparatoria. Como no la obtuvo, pidió una audiencia con el nuncio apostólico, monseñor Miroslaw Adamczyk, quien se la concedió y, luego de escucharlo, le recomendó enviarle una carta al Papa.
Las mujeres señalan que están a la espera de que el Opus Dei, o la Iglesia, den alguna respuesta, por eso aún no presentaron una demanda judicial. “Preferimos que sea la misma Iglesia la que aborde esto. Por eso, aún no hicimos una presentación judicial”, afirman. La carta a Francisco se envió a principios de marzo. En tono de denuncia, piden cuatro acciones: “Que el Opus Dei reconozca su error, que les pida perdón a las mujeres, que las compense debidamente y que cese con estas actividades”.
¿Qué es el Opus Dei?
El Opus Dei es una de las instituciones más nuevas de la Iglesia Católica, fundada por el sacerdote español y hoy santo Josemaría Escrivá de Balaguer en 1928. El primer aval oficial lo obtuvo en la década del 40, pero la aprobación final y la constitución jurídica como prelatura personal se la otorgó Juan Pablo II en 1982. Esta figura, única en la institución, es una estructura jerárquica que funciona con autonomía de las diócesis y los obispados, y responde a sus propias autoridades en Roma. Por encima del prelado del Opus Dei solo está el papa.
Según declara, el Opus Dei está en 68 países, entre los que suma unos 90.000 miembros. De ellos, explican, solo 2000 son sacerdotes. El resto son laicos. Si bien todos son considerados iguales en su santidad y compromiso, hay distintas categorías o formas de pertenecer.