Monseñor Edmundo Valenzuela llevó el sacramento de la unción de los enfermos, días pasados, a José Daniel Zaván Vaccari, el joven sobreviviente del accidente aéreo ocurrido en el mes de febrero. En su visita, se sorprendió gratamente de cómo encontró a Zaván, con el rostro, la sonrisa y los dientes intactos tras una tragedia de tal magnitud donde lamentablemente fallecieron siete de los ocupantes, y con esto asegura que su vida es una obra de Dios, un milagro.

“Admiro la obra de Dios realizada en este joven. Porque hubo un avión que venía a una velocidad de 200 km o más, cae en tierra, aumenta la velocidad, luego explota y se incendia. Aparecen personas, tres militares que con valentía se acercan y recogen a este joven José Zaván, lo arrastran, lo llevan y lo salvan, mientras tanto el avión se incendia. Esto, para mí, es obra de Dios y es un milagro, en cuanto que no entendemos cómo pudo sobrevivir una persona con ese impacto espantoso”, manifestó monseñor Valenzuela en comunicación con La Nación.

Monseñor Edmundo Valenzuela visitó a José Zaván para darle la unción de los enfermos y quedó gratamente sorprendido por su rápida y milagrosa recuperación. Foto: Gentileza.

Zaván Vaccari es el único sobreviviente del accidente aéreo ocurrido el 9 de febrero en el predio de la Base Aérea Ñu Guasu, donde otras siete personas fallecieron. El joven ingresó al Hospital de Trauma con traumatismo de cráneo y politraumatismo en casi todo el cuerpo y tras 65 días de internación salió del hospital lúcido y hablando.

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“Uno de los doctores que lo atendió afirmaba que no tiene explicación que sobreviva alguien con un impacto semejante, allí admiro la obra de Dios. Admiro que hayan tres militares valientes que se acercaron a salvar vidas porque podían haber dejado incendiarse todo, pero ellos estuvieron al lado como ángeles custodios cuidando a ese joven”, dijo Valenzuela.

Para el sacerdote, las manos sanadoras de los médicos tratantes también tuvieron gran protagonismo en la salvación y recuperación de José Daniel Zaván porque al percatarse que todavía tenía signos de vida, lucharon por salvarlo pese al daño cerebral que traía a consecuencia del grave accidente.

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“Admiro la capacidad y la calidad profesional de los médicos del Hospital de Trauma. El Dr. Agustín Saldívar reunió inmediatamente al equipo, han discernido, han visto que tenía signos de vida y la evaluación que hicieron sobre el cerebro, se pusieron a trabajar con una calidad profesional increíble. Eso es todo un milagro”, afirmó.

Valenzuela afirma que en la creencia católica la obra de Dios es milagro y que desde el momento en que el avión aterriza con un fuerte impacto y el joven siguió con vida fue un milagro, a eso se suma la predisposición de los militares de acercarse pese al fuego y posterior explosión a rescatar a Zaván es otro milagro, y el tercer milagro son las manos sanadoras de los médicos que lo atendieron hasta recuperarse.

“Es obra de Dios que dejó que se mueva el corazón de estos tres militares, es obra de Dios el trabajo de los profesionales médicos. Estuvieron en el lugar preciso, en el momento necesario, allí aparecen las personas adecuadas competentes para actuar y por detrás de esto está la intercesión de Chiquitunga”, dice Valenzuela.

Milagro por intercesión de Chiquitunga

Blanca Vaccari, mamá del joven José Zaván, sobreviviente de la tragedia aérea, al momento de enterarse de que su hijo era uno de los tripulantes del avión siniestrado, puso bajo la protección de la beata paraguaya Chiquitunga la vida de su hijo. Son muy devotos a la beata Chiquitunga, prueba de ello es que participaron de su beatificación en junio del 2018 en el estadio de Barrio Obrero y desde allí son difusores de su vida y sus obras.

Blanca Vaccari, mamá del joven José Zaván, sobreviviente de la tragedia aérea, puso bajo la protección de la beata Chiquitunga la vida de su hijo. Foto: Gentileza.

“Cuando le informan que su hijo quedó accidentado en el avión, ella con toda serenidad –me dijo cuando fui a visitarlos el sábado para darle la unción de los enfermos– dijo: Yo le hice un desafío a la Chiquitunga, le dije que yo necesito la vida de mi hijo y ella necesita un milagro. Este es el desafío que ella hizo desde su fe, desde su espiritualidad, desde su amor desesperado de una madre”, recordó Valenzuela.

Para el arzobispo de Asunción vale la pena resaltar lo sucedido con Zaván y su madre, ya que los pronósticos médicos eran muy inciertos al principio porque decían que si sobrevivía, viviría de forma vegetativa. Sin embargo, no fue así, pese al daño que sufrió parte del cerebro derecho del joven, está lucido, con el rostro intacto.

“Me han informado que parte del cerebro derecho quedó muerto y que el cerebro izquierdo es el que le permite a él recordar, tiene una muy buena memoria, además de poder cantar, rezar y de a poco está moviendo las piernas con fisioterapia. Su rostro está intacto, todo su rostro, su dentadura, su boca, sus ojos están intactos, es imposible de creer que con un accidente quede todo eso intacto y que la mitad de su cerebro sobreviva, eso es obra de Dios y la obra de Dios nosotros llamamos milagro”, aseguró.

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Valenzuela informó que en estos momentos se están recogiendo todos los datos médicos en torno al accidente que servirán como fundamentación médica para proponer este hecho como un milagro por intercesión de la beata Chiquitunga. Se tendrán en cuenta los testimonios de los médicos sobre lo que pasó.

“Esto humanamente es incomprensible, científicamente tampoco entendemos lo que pasó. Se están elaborando estos documentos y una vez que tengamos todo, lo enviaremos a la Congregación de las Causas de los Santos para que reestudien todo lo que dicen nuestros médicos”, anunció.

Trabajarán en esta causa tres equipos, uno de ellos la Congregación de las Causas de los Santos, los teólogos estudiarán todo lo que la mamá ha expresado mediante su fe, pidiendo a Dios por intercesión de Chiquitunga y el equipo histórico que debe reconocer que todos estos acontecimientos se desarrollaron en el tiempo desde la fecha determinada.

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