Usuarios del transporte público denunciaron que los buses diferenciales, con ventanillas selladas, sobrepasan la cantidad permitida de pasajeros, por lo que viajan aglomerados y expuestos al contagio por COVID-19 en un espacio muy reducido al momento de trasladarse a sus puestos de trabajo, en la mañana de este lunes.
Una pasajera de la línea 26 publicó una fotografía en Twitter que muestra la manera en que decenas de personas viajan sobre la avenida Mariscal López, en Asunción, con pasajeros parados y hacinados, sin cumplir con las medidas sanitarias para contener nuevos casos de coronavirus.
Lea también: COVID-19: destacan importante asistencia en vacunatorio de la Secretaría de Deportes
Lamentan que los micros que circulan llenos son los principales focos de contagios y que deben viajar resignados en estas circunstancias porque deben cumplir horario en sus puestos laborales. Piden que se cumpla con el límite de 16 personas paradas en buses urbanos grandes y de 6 personas paradas como máximo en minibuses, y que se realicen controles por parte de los entes responsables.
La situación evidencia que las reguladas de buses continúan a la orden del día de parte de los transportistas que no sacan toda la flota de vehículos con que cuentan, especialmente en horario pico, además se demuestra la falta de control y sanciones a los responsables por parte del Gobierno, en particular del Viceministerio de Transporte a cargo de Víctor Sánchez.
Vigilancia de la Salud recomendó que ventanillas o escotillas se encuentren abiertas, pero en la mayoría de los casos no se puede debido a que las unidades circulan con las ventanillas totalmente selladas, lo que favorece la posibilidad de contagios de coronavirus.
Por su parte, desde el Viceministerio de Transporte se emitió una directriz que consiste en abrir sus puertas cada 15 minutos para facilitar la circulación de aire y mitigar contagios por COVID-19. La directiva rige para todos los colectivos, sean diferenciales o convencionales, que operan en Asunción y Área Metropolitana; sin embargo, en la práctica nadie cumple ni controla en las calles de Gran Asunción.