Artesanas de la Asociación de Mujeres Alfareras Nativas de Caaguazú-Itá “Kambuchi Apo” denuncian que son amenazadas por el empresario Ignacio Troche Fleitas, quien busca evitar que las mujeres continúen elaborando el tatakua portátil hecho de barro. Las afectadas manifiestan que son muy perjudicadas e incluso que el hombre amedrenta a los clientes de las trabajadoras.

Troche Fleitas incluso presentó una denuncia contra las artesanas para prohibir que sigan fabricando los hornos portátiles. Señalan que este se apropió del producto diciendo que supuestamente está patentado a su nombre. Mientras que las artesanas manifiestan que ya registraron su horno el año pasado en la Dirección Nacional de Propiedad Intelectual (Dinapi)

La profesora Vicenta Rodríguez, presidenta de la asociación, manifestó que las obras son legado de sus madres y abuelas. Además de que gracias a este trabajo dan de comer a sus familias. “Tenemos un inconveniente con un señor que está haciendo amenazas a nuestra asociación y a las mujeres que trabajamos. Nosotras tenemos nuestra autoría del tatakua portátil y los cántaros braseros”, expresó.

La mujer manifestó que en las redes sociales de la asociación promocionan sus trabajos para poder divulgar entre los internautas. En febrero pasado, Troche Fleitas envió un telegrama colacionado para prohibir que la cuenta Kambuchi Apo borre de Instagram una de las fotografías de un tatakua. Incluso quiso evitar que una rotisería publicite un sorteo de la artesanía de las mujeres.

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“En la nota me decía que borre la foto que alcé en las redes y que si no borro me iba a demandar judicialmente. No borré y seguimos trabajando con las mujeres, como no le hice caso empezaron a intimidar a nuestros clientes. Para la Semana Santa hay una pollería que nos pidió hacer para un sorteo entre sus clientes. Le pidieron que también no publiciten en sus redes sociales”, expresó Rodríguez.

Las trabajadoras manifiestan su preocupación ante el temor de perder a sus clientes. Lamentan que el empresario no da la cara y que solo amenaza a través de documentos judiciales y que incluso llegó a solicitar a la Fiscalía que a través de un procedimiento incaute productos de las artesanas.

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“No dio la cara. Solamente nos manda notas intimidatorias. Él dice que vende vía online. Ya no sabemos cómo parar al señor. Nosotras necesitamos de nuestros clientes. Desde Dinapi nos dijeron que tenemos que pasar a la Fiscalía”, declaró la titular del grupo de afectadas.