Paraguay se encuentra actualmente en una meseta alta de contagios y con cifras de fallecidos en ascenso, una situación que se relaciona con la circulación de la variante brasileña P1 del COVID-19, detectada en Manaos, en la Amazonia. Desde que el país abrió sus fronteras con Brasil, a mediados de octubre pasado, las estadísticas de ambas naciones son parecidas en sus tendencias.

“Siempre digo que Paraguay es el país más metido dentro de Brasil, el país más cercano de San Pablo, que es el epicentro de la epidemia en Sudamérica, y tenemos muchísima movilidad transfronteriza”, explicó Guillermo Sequera, director de Vigilancia de la Salud, durante la conferencia de prensa de este viernes pasado, para presentar el informe epidemiológico semanal. “Entonces, desde que se abrieron las fronteras, estamos sambando al ritmo de Brasil”, agregó.

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“A medida que Brasil sube, nosotros subimos también, dos, tres semanas después; y los gráficos van de la mano. Si Brasil hace un mes llegó a este pico de mortalidad, nosotros también, probablemente al mes lleguemos a ese pico”, se explayó el epidemiólogo. “Y lo esperado, si es que seguimos el ritmo de Brasil, es que también, luego de ese pico, empecemos a tener un descenso. Esas son un poco las proyecciones”.

A 1.400 kilómetros de Asunción y 1.000 kilómetros de Ciudad del Este, en la frontera, San Pablo es el estado brasileño más afectado por el COVID-19, que alcanzó este viernes pasado las marcas de 2.903.709 casos y 96.191 muertes, en una población de 12 millones de habitantes.

Un gráfico del portal Our World in Data limitado a los casos de Brasil y Paraguay refleja la similitud de las tendencias desde octubre de 2020. Foto: Gentileza.

El mes más letal de la pandemia

Brasil sumó este viernes 2.595 fallecidos por COVID-19 y totalizó 82.266 en abril, un segundo récord mensual consecutivo desde el inicio de la pandemia, según datos del Ministerio de Salud. La marca de abril supera de lejos a la de marzo (66.573 óbitos), y refleja la virulencia de la segunda ola de esta enfermedad que ya dejó 403.781 muertos.

La curva de contagios y muertes mostró últimamente señales de estabilidad: el promedio de decesos es de 2.481 en los últimos siete días, después de haber superado los 3.000 hace dos semanas. No obstante, la meseta sigue en niveles muy elevados. En números absolutos, Brasil es el segundo país con más óbitos por coronavirus, detrás de Estados Unidos (más de 575.000).

En números relativos, el país sudamericano, de 212 millones de habitantes, es el que más muertos registra en el continente (192 cada 100.000 habitantes) y superó esta semana a Reino Unido (188/100.000), aunque permanece por debajo de Italia (200), Bélgica (209) y varios países del este europeo.

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Brasil tardó cinco meses para pasar de 100.000 a 200.000 muertos (el 7 de enero); pero solo hicieron falta 77 días para llegar a los 300.000 (el 24 de marzo) y 37 días para alcanzar los 400.000.

Los especialistas atribuyen este escenario a una combinación de factores, como la flexibilización del aislamiento social durante las fiestas de fin de año y el verano, las nuevas variantes más contagiosas, la demora para asegurarse suficientes vacunas y la falta de una coordinación nacional con un mensaje unificado de combate al virus.

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Una comisión parlamentaria fue instalada la semana pasada en el Senado para investigar la gestión de la crisis por parte de Bolsonaro y su gobierno, en el cual se sucedieron cuatro ministros de Salud desde el inicio de la pandemia.

Desde el primer caso de COVID identificado en Brasil en febrero del 2020, Bolsonaro se opuso a las medidas de aislamiento social, debido a su impacto económico; rechazó igualmente el uso de mascarillas; cuestionó la eficacia de las vacunas y preconizó remedios como la hidroxicloroquina, sin eficacia comprobada contra la enfermedad.

Un “cementerio” en Copacabana

El número de contagiados desde el inicio de la pandemia en febrero del 2020 se eleva a 14.659.011. La famosa playa de Copacabana, en Río de Janeiro, fue transformada este viernes en un cementerio simbólico durante una protesta de la ONG Río de Paz, que desplegó 400 bolsas mortuorias en la arena.

“Estas bolsas representan a aquellos brasileños que tuvieron que ser enterrados en fosas comunes, después de que sus cuerpos fueran introducidos en sacos así, y murieron sin la más mínima solemnidad”, dijo a la AFP Antônio Carlos Costa, presidente de la ONG.

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La ocupación de las camas de cuidados de intensivos en los hospitales ha dado leves señales de mejora, pero continúa en niveles críticos (por encima de 80%) en la mayoría de los estados brasileños, según el último boletín de la Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz).

Y la campaña de vacunación ha llegado hasta ahora al 13% de la población con la primera dosis (28,7 millones de personas) y 6% con la segunda (13,3 millones de brasileños). El Ministerio de Salud asegura que para fines del 2021 contará con dosis suficientes para vacunar a toda la población.

Fuente: AFP.

Etiquetas: #Brasil#Sequera

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