Por Viviana Orrego, periodista (viviana.orrego@gruponacion.com.py)
En el marco del Día del Maestro en Paraguay contamos la experiencia de una sobresaliente docente en el extranjero en el que pueden inspirarse dentro de la labor. Se trata de la docente paraguaya que enseña en una universidad de Estados Unidos, Rafaela Fiore Uriza, cree que la educación abre la mente a cuestionar ideas, prejuicios y cuestionar realidades.
Ella considera que el rol del enseñar va mucho más allá del trabajo que realiza durante las horas de clase, que igualmente deben ser horas de calidad y son la oportunidad para moldear mentes jóvenes para mostrarles todas las posibilidades que tienen en el futuro, así como abrirles la mente y los ojos para descubrir el mundo y las diferentes realidades a través de las diferentes ciencias y conocimientos.
Fiore Uriza hace poco fue galardonada con el “Premio Presidencial en la Excelencia Docente”. Ella es doctora en Filosofía y Letras por la Universidad de Chicago EE.UU, especializada en Literatura Latinoamericana y Peninsular, también es master en Literatura Americana especializada en Literatura Brasileña y Portuguesa y licenciada en Letras por la Universidad Católica (UC) de Asunción.
Actualmente se desempeña como profesora de español, de literatura latinoamericana y de cine hispanoamericano en la Universidad Luterana de California, EE.UU. Esta institución califica como un lugar perfecto para enseñar porque siendo una universidad religiosa, tiene mucha apertura y tiene como principal filosofía que la educación es para todos y que el estudiante debe cuestionar todo, incluso la misma religión.
“Ser maestro es una profesión maravillosa, te ofrece la posibilidad de moldear a mentes jóvenes para mostrarles las posibilidades que tienen para el futuro, es ofrecerles la capacidad de pensar diferente, de descubrir el mundo, abrirle los ojos con respecto a las diferentes ciencias y conocimientos. Ninguna otra profesión ofrece esto, sobre todo, después de los años ver a tus estudiantes como van saliendo adelante, como formaste parte esencial de esa formación. Creo que es un lujo”, refirió la sobresaliente docente, en comunicación con La Nación.
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La compatriota es una apasionada por la educación y considera que el docente es un mentor para sus alumnos, una persona que es guía, capaz de ofrecer no solamente contenidos educativos sino también contar con la capacidad de influenciar al estudiante a seguir adelante, a darle fuerzas, ánimo, a darle esperanzas para ver nuevos caminos.
“Me encanta enseñar y pesar de que la docencia es una profesión con un profundo impacto social. No se remunera al maestro de la forma en que se tendría y la sociedad considera que el trabajo del maestro son las horas que está en clase, pero realmente se trabaja mucho más de lo que se puede ver. No solamente estoy hablando de la corrección de tareas o ensayos, crear un plan de clase diario o entrenarse. La profesión de maestro es como un mentor de los estudiantes, como una persona que es guía, es capaz de ofrecer a esos estudiantes no solamente el contenido educativo sino también influenciar al estudiante a seguir adelante, darle fuerza, darle esperanzas, a mostrarles nuevos caminos. (...) Es una profesión que requiere mucho más tiempo de lo que la gente generalmente ve”, precisó Fiore Uriza.
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La idea de este tipo de maestro es mucho más general y según la compatriota es un profundo honor para todo aquel que se considera maestro. Implica muchas horas de dedicación fuera de clases, pero esa idea de maestro continúa a través de los años. Fiore Uriza sigue en contacto con sus exestudiantes que egresaron de la universidad hace más de cinco años, con quienes sigue en contacto y publicando conjuntamente ensayos, hablan de sus proyectos y siempre tiene para ellos palabras de aliento para seguir adelante.
Enseñar en tiempos de pandemia
Para la compatriota, que entiende que la educación tiene un impacto personal en cada uno de los estudiantes, y enseña de una manera significativa y muy empática, uno de los desafíos más grandes de enseñar en tiempos de pandemia, donde se implementó la educación virtual, fue no tener contacto personal con sus alumnos.
“Enseñar durante la pandemia fue muy difícil por varios motivos: uno es obviamente por el hecho de tener que cambiar todo el sistema educativo y la metodología a un sistema virtual que hace que la conexión con el estudiante sea mucho más difícil de obtener. Como profesor uno tiene que aprender a usar la tecnología, a veces no funciona y hay que hacer que esa tecnología sea eficiente. Para mí lo más difícil fue la falta de conexión con los estudiantes a nivel personal; esa conexión se vuelve más lejana a través de clases vía Zoom u otros sistemas”, rescató.
La paraguaya que enseña en Estados Unidos asegura que como docente extranjera en ese país, es realmente difícil, pero por otro lado, es un desafío personal que le gusta mucho, porque no solo su contenido, sino también ayuda a sus estudiantes a entender nuestra cultura, a entender las diferentes realidades, a abrirle la mente en cuanto a otras perspectivas, formas de ver el mundo.
“La comparación que hace el estudiante extranjero entre su cultura con otras es algo que me atrae mucho. Incluso desde el punto de vista de la lengua, el hecho de que nosotros en español utilizamos el ‘se impersonal’, por ejemplo decimos: ‘se me quedó la llave en el auto”, esa es una construcción gramatical que los americanos no entienden, porque para ellos es ‘yo dejé la llave en el auto’. Entonces, como la misma construcción del lenguaje forma la cultura de un país o de una región, es algo que a mí me interesa bastante”, indicó al ser consultada de qué se siente enseñar en un país extranjero con lengua y cultura diferente.
El docente en el desarrollo de su profesión diaria suele tropezar con estudiantes que provienen de familias de escasos recursos, por lo que no recibieron cierta formación o de familias que no están formadas académicamente y no comprenden las horas de lectura y dedicación que deben hacer los estudiantes en el marco de sus carreras universitarias.
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“Hay varios problemas con los que pueden presentarse a un docente dentro del sistema educativo. Para empezar, el hecho de que a veces tenemos estudiantes que vienen de diferente sectores, tienen diferentes status financiero y eso a veces complica, porque vienen de escuelas que por ejemplo por no tener suficientes recursos, no ofrecieron cierta formación a los estudiantes. (...) Otro es que también nos enfrentamos es que a veces, los estudiantes tienen padres que no tienen títulos universitarios y al no tener un modelo dentro de la familia que entienda la situación del estudiante, es difícil porque significa que estos estudiantes están empezando este camino educativo a nivel universitario solos”, lamentó.
Agregó que los estudiantes hispanos en EE.UU no tienen modelos entre los profesores a los cuales identificarse porque en la Academia Americana hay muy pocos profesores hispanos o latinos. Esto significa que los estudiantes latinos no encuentran en sus profesores un ejemplo a seguir, lo que hace que sea mucho más difícil para ellos identificarse con sus profesores y tomar en cuenta sus experiencias de vida que les pueda ayudar a reforzar su propio emprendimiento en continuar la escuela superior o continuar con un título de licenciatura o incluso una maestría o un doctorado, explicó.
“Un problema que pueden tener muchos profesores extranjeros enseñando aquí en los EE.UU es lo que tiene que ver con la cuestión cultural, sobre todo teniendo en cuenta las diferentes áreas de conocimiento. En mi caso, que enseño español, literatura latinoamericana y cine, muchas de las clases tienen que ver con la cuestión racial, identidad, diferentes percepciones de vida con conocimientos que salen fuera de los EE.UU. Hay estudiantes que se resisten a mirar el mundo desde una perspectiva diferente y eso complica la situación en temas difíciles como la migración, indocumentados, el porqué tantos inmigrantes salen de Latinoamérica para venir a los EE.UU. Todos estos temas son sociales con base política y a veces genera mucha controversia”, indicó la compatriota.
Para Fiore Uriza, ser docente a pesar por el gran sacrificio y dedicación tiene su recompensa, y es ver a sus estudiantes superándose incluso aún más que el mismo profesor. Cuando ve a sus exestudiantes terminando doctorados que están superándose y que incluso están consiguiendo logros y reconocimientos, para ella es el momento más increíble de su carrera profesional porque allí puede ver cómo es maestra en sus alumnos.
Capacitación y empatía
Fiore Urquilla deja como mensaje a sus colegas docentes paraguayos en su día, que sigan capacitándose porque cada día se aprende algo nuevo en favor de la educación y la sociedad, así como también dijo que el docente debe ser empático con sus alumnos porque cada uno proviene de diferentes realidades.
“Puedo ofrecer dos palabras a los maestros en general: capacitación y empatía. Capacitación porque siempre podemos aprender algo nuevo, no importa si estamos en esta profesión hace tres años o hace 30 años, siempre se puede aprender y uno tiene que ser humilde para reconocer lo que no sabe. Entonces no solo la capacitación tecnológica que en esta pandemia nos forzó a darnos cuenta que es algo urgente que hace falta, uno también puede crear clases con una tecnología incomparable implementando un montón de nuevos modelos, pero si no tenemos empatía con nuestros estudiantes, no importa”, refirió.
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Aseguró que no importa que la capacitación o cuanto sepa el docente sobre su especialidad en particular, sino puede entender a su alumno de dónde viene y cómo viene. “No vamos a llegar a crear este puente que hace que el estudiante sienta que pueda aprender realmente de nosotros, nos vamos a convertir simplemente en una computadora que ofrece simplemente el contenido sin necesariamente entender quien es el que está del otro lado del monitor”, concluyó.