Por Yesica Vera Zarza, yesica.vera@gruponacion.com.py
Escucha, contención e información pueden ser herramientas y recursos que familiares y profesionales de la salud deben utilizar para ayudar a los adultos mayores a tomar la mejor decisión posible con respecto a la vacuna contra el COVID-19.
Muchas familias tienen la difícil tarea de vencer el miedo que sus adultos mayores tienen con respecto a la vacuna contra el COVID-19. Hacerlo con información veraz, paciencia y cariño es lo que necesitan nuestros padres y abuelos para poder entender la importancia de la vacunación.
Los adultos mayores abarcan un amplio espectro de edades cronológicas y condiciones biopsicosociales muy variadas. Se trata de sujetos de 60 años en adelante, lo que actualmente representa al 12% de la población nacional, según comentó a La Nación la Lic. Silvana Barba, psicóloga.
El aislamiento
Al inicio de la pandemia nos indicaron que para evitar la propagación del virus pandémico era necesario un aislamiento, sobre todo para grupos vulnerables como los adultos mayores. Este confinamiento si bien ha logrado preservarlos, también ha producido efectos nocivos en muchos de ellos.
“Han tenido que cambiar de hábitos y estilos de vida que los mantenían en condiciones adecuadas para seguir evolucionando. En algunos sentidos hemos perdido ciertas riquezas de sus experiencias y legados que necesitamos recuperarlos y fortalecerlos. Necesitamos que nuestros adultos mayores puedan volver a reinsertarse en espacios que han quedado vacíos y que para muchos ha representado quedar como vacíos”, expuso Barba. Desde su perspectiva, los adultos mayores necesitan seguir activos en la vida y esta condición social implica contacto.
“Hoy el contacto es un riesgo y este debe disminuir. La ciencia nos acerca un nuevo descubrimiento que abre las puertas del aislamiento. Que en poco tiempo, y siempre bajo medidas de bioseguridad, nos permitirá volver a juntarnos, sentir abrazos necesarios y encuentros de intercambio generacional que nos enriquecen. Todos necesitamos del encuentro y la experiencia protegida con nuestros adultos mayores. Nos dan vida y les damos vida. Estar informados sobre el alcance de la vacunación es un derecho, un compromiso y una necesidad”, aseguró la profesional.
Las vacunas
El tema de la vacunación en adultos mayores y la negación de muchos de ellos a recibir las dosis hacen que nos planteemos la problemática para ver qué herramientas podemos utilizar para explicar la necesidad de las mismas. Muchos dicen que prefieren esperar para ver el resultado de las vacunas, lo cual es un punto a favor de Paraguay, ya que al llegar con atraso, nos dio algo de tiempo para esto.
“Si bien la vacuna contra el COVID ha causado muchas controversias, tal vez podemos pensar que una de las ventajas de haber accedido más tardíamente a las vacunas en Paraguay es que nos permite aprender de la experiencia de otros países que han tenido que iniciarse con puras incertidumbres. Hoy, algunas incertidumbres van evolucionando y van transformándose en certezas”, sostuvo la profesional.
“Siento que estamos frente a un recurso esperanzador que promete vida y mejor calidad de vida. Obviamente, ciertas incertidumbres van a seguir presentes. No tenemos garantía absoluta de que vaya a convertirse en “la salvación” y que “no existan variables que limiten su efectividad”. Pero a estas alturas podemos empezar a afirmar que es un recurso amigable, “que está teniendo un impacto positivo en la humanidad”, apuntó Barba.
Una de las tareas es poder transmitirles la necesidad de recibir esta vacuna también como una posibilidad de seguir viviendo fuera de este aislamiento, aportando todo lo lindo que tienen nuestros adultos mayores.
Qué hacer para que llegue el mensaje
Sentir miedo ante lo desconocido y el nuevo cambio que debemos enfrentar a partir de la vacunación es natural, normal y hasta necesario, asegura la psicóloga.
“Este miedo nos tiene que ayudar a pensar en estrategias de protección y cuidado. El miedo no bloquea, sino que también es un aliado adecuado, representa una señal de alerta. Y ante las alertas, lo que debemos hacer es pensarlas para saber cómo enfrentarlas. Podemos tener miedo, pueden experimentar miedo los adultos mayores. La información, la escucha y la contención son instrumentos valiosos para apaciguar y calmar los miedos”, remarcó Barba.
Explicó que un adulto mayor que se niega a la vacunación necesita ser escuchado, entendido y contenido. “Las razones de su negación pueden ser varias. Tendremos que tener oídos y miradas para comprender el contenido de su negación; falta de información, falta de deseos de vida, confusión, desorientación u otros estados y experiencias mentales que deben ser traducidos por los familiares y cuando estos no puedan, pedir ayuda a los profesionales adecuados”, destacó la psicóloga.
Escucha, contención e información pueden ser herramientas y recursos que familiares y profesionales de la salud deben utilizar para ayudar a los adultos mayores a tomar la mejor decisión posible.
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Persuadir
La psicóloga también señaló que los nietos pueden ayudar a trasmitir este deseo de vida y de una vida protegida. “Si no hay nietos, seguro hay generaciones jóvenes que pueden ayudar al adulto mayor a tomar contacto con esta necesidad de decidir. Es necesario empezar a salir de ese aislamiento tan intenso en el que los adultos mayores y los niños fueron inducidos”, resaltó, y dijo que tal vez además de los adultos mayores, los que más se niegan a la vacunación son las generaciones no tan nuevas.
“Podemos pensar en la vacuna contra el COVID desde diferentes perspectivas: una elección voluntaria y personal; un derecho como ciudadanos; un deseo de cuidado y protección personal, familiar y comunitaria; una acción de solidaridad; una condición de riesgo. Todas ellas podemos verlas como acertadas y adecuadas. Tal vez, el uso que damos a estos pensamientos van a condicionar una actitud y una conducta que permitirán optar por la vacunación o la no vacunación”, manifestó.
La profesional mencionó que la vacuna contra el COVID-19 es una experiencia, una elección y un estilo de vida que nos abre una puerta a no agregar más dolor del que toda esta situación epidemiológica ya nos ha traído. Decidir no cargar con dolores innecesarios para seguir enfrentando adecuadamente los que son necesarios.
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“Podemos pensar con ellos sobre el mismo riesgo que se corre al no vacunarse, ya que quedan igualmente expuestos a que todos esos miedos de la vacuna también existan. Está en el punto cero con vacuna o sin vacuna. Pero hoy, las cifras nos están mostrando que hay menor riesgo con vacunas, entonces por qué no correr el riesgo y si salimos del punto cero, muchísimo mejor. Que las generaciones más nuevas, los nietos, niños, puedan transmitir esa vitalidad”, planteó.