En medio de tanta incertidumbre y noticias negativas, en esta ocasión damos a conocer esta inspiradora historia de superación en la que Erika, una mujer privada de libertad (MPL) que se encuentra actualmente en régimen de semilibertad en el Hogar Nueva Oportunidad, logró ser seleccionada para formar parte del staff de una empresa.
Erika fue contratada por una firma de pastelería y chocolatería artesanal perteneciente a Sabrina Oxilia para trabajar como personal de la casa. De manera que para ello la mujer sale del centro penitenciario para ir a trabajar dando cumplimiento del artículo 60 del Código de Ejecución Penal; además de ser un ejemplo de reinserción social.
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Con mediación del Ministerio de Justicia, desde la Dirección de Bienestar y Reinserción Social y los permisos del Juzgado de Ejecución Penal correspondientes, se hizo factible concretar el trabajo que acuerda una remuneración, período de prueba y capacitación en la elaboración de productos y conocimientos administrativos a fin de ganar diversas experiencias.
Al respecto, Sabrina, la propietaria de la tienda de dulces, manifestó: “Tenía las referencias de personas que trabajan en proyectos de reinserción. Supe de Erika, que es una persona profesional, responsable y proactiva, y la traje al equipo”.
Todos los ciudadanos deben tener un compromiso con la sociedad, a opinión de la empleadora. “Para nosotros fue una aventura, con sus miedos y sus dudas al inicio. Pero nos lanzamos e hicimos, porque alguien tiene que empezar a dar una oportunidad a estas personas que están capacitadas y se merecen”, destacó Oxilia.
Por su parte, Erika, de 39 años, acude a su empleo durante 5 horas y 3 días a la semana, y tras ello regresa al establecimiento penitenciario, donde trabaja como cocinera gourmet. “Esta es la verdadera oportunidad que todas las personas privadas de libertad necesitamos para reinsertarnos a la sociedad, ya teniendo un trabajo, una cultura laboral con una empresa”, expresó la mujer, quien se encuentra privada de su libertad hace 5 años y 3 meses.
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Todos son muy respetuosos con ella y no le hacen sentir ninguna diferencia en su condición, cuenta a corazón abierto Erika. El ritmo es incesante en las faenas de limpieza y asistente de cocina. Ahora está incorporando aprendizaje en dulces, sumado a las de cocina general y repostería a través de cursos en los que está becada.