La pandemia de COVID-19 y las restricciones establecidas para tratar de controlar la propagación del virus motivaron el incremento del consumo de medios, posicionando desde abril del 2020 a los programas noticiosos, especialmente los noticieros, como los más vistos y seguidos. Así se observan en los resultados de las encuestas realizadas por la consultora Metro.
Según Diego Aguayo, director de la consultora Metro, el consumo de los medios de comunicación durante la Semana Santa aumentó en un 50% en comparación con la semana anterior.
Esto, a raíz de las restricciones estrictas implementadas por el Gobierno desde el 29 de marzo hasta el 4 abril, que permitieron a las personas quedarse más tiempo en sus casas, motivo al que se suma el interés de la ciudadanía por tener información sobre la vacuna contra el COVID-19 y sobre la situación política, social y económica actual.
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Aguayo comentó además que en la Semana Santa también aumentó el tiempo en audiencia y radio escucha. El promedio anterior de asistencia del público frente al televisor o la radio fue de 90 minutos; no obstante, en la Semana Santa ese tiempo subió a 120, e inclusive llegó a 150 minutos, aseveró el consultor.
“Ahora (durante la semana del 29 de marzo al 5 a abril) se dieron números otra vez importantes, pero fue un trecho de tiempo más breve de encierro. En aquella época, de abril a junio del 2020, fue más largo y el interés por la información también fue mayor”, dijo.
Datos del 2020
El informe proveído por la consultora Metro sostiene que la audiencia de la tv abierta aumentó a 65,5% durante el periodo abril-junio del 2020, luego de estar en 49,2% durante el primer trimestre. En el tercer trimestre de ese año, el porcentaje de audiencia de la tv abierta se redujo a 58,1%,
La audiencia de tv cable fue de 19,5% durante el primer trimestre del 2020, mientras que en el segundo trimestre incrementó a 27,6%, volviendo a bajar a 26% entre julio, agosto y setiembre.
La medición también incluye a la prensa radial, escrita y páginas web. Entre enero a marzo del 2020, la audiencia de radios fue del 25,1%, incrementándose a 40,3% entre abril y junio, para luego disminuir en 32,5% entre julio y setiembre.
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Los diarios, por su parte, mantuvieron una audiencia de 11,3% en el primer trimestre del año pasado, reduciéndose bruscamente a 7,9% entre abril a junio, y mostrando un leve ascenso (8,1%) en el tercer trimestre.
A su vez, las páginas web mostraron un comportamiento similar a los medios radiales y televisivos. La audiencia de las páginas digitales en el primer trimestre del 2020 fue de 43,6%, en el segundo trimestre subió a 59,5% y se redujo a 52,1% en el tercer trimestre, según el reporte de la consultora.
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Lesión de confianza y asociación criminal: juez fija audiencia preliminar para Miguel Prieto
El juez penal de Garantías de Delitos Económicos, Humberto Otazú, fijó para el 4 y 7 de abril la audiencia preliminar del intendente de Ciudad del Este, Miguel Prieto, imputado por lesión de confianza, administración en provecho propio y asociación criminal. El magistrado deberá resolver si manda o no al dirigente opositor al banquillo de los acusados.
El líder del movimiento Yo Creo es sospechado de haber liberado recursos del municipio mediante licitaciones públicas direccionadas a empresas amigas. Según la investigación de los fiscales Silvio Corbeta, Alma Zayas y María Verónica Valdez, se habla de un perjuicio patrimonial que asciende a la suma de G 306.188.500, pago concretado por mercaderías inexistentes.
En la causa se menciona que el dirigente político de la oposición entre el mes de marzo y junio del 2020, con la colaboración de los miembros de su estructura, supuestamente habrían convocado y promovido una licitación por la vía de la excepción para la adquisición de insumos para la fabricación de panificados para familias de escasos recursos ante la entonces crisis sanitaria generada por la pandemia de covid-19, con supuestos fines sociales.
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Sin embargo, de acuerdo a los elementos recabados por el equipo de agentes fiscales todo el proceso de compra pública estaría direccionado y amañado a los efectos de favorecer a una estructura jurídica que sería funcional a Prieto.
Otros imputados
En la causa también se encuentran imputados Buena Ventura Morínigo, propietario de Tajy Construcciones (proveedor adjudicado); Emili Vanessa Florentín Páez, presidenta de Vanemi S.A.; Robert Osmar Florentín Silvero, socio de Vanemi; Richard Ayala Ávalos, oferente de la licitación; Maggi Elizabeth Fariña Almada, coordinadora de la UOC de la municipalidad.
La lista sigue con Sebastián Martínez Insfrán, director de desarrollo social y actual concejal; Alex Yamal Samhat González, jefe de planta procesadora de alimentos de la municipalidad y administrador del contrato; Sabino Peralta Martínez, Higinio Ramón Acuña, jefe de adquisición y suministros de la comuna; Cirle Elizabeth Alcaráz Ramírez, encargada de órdenes de pago del municipio y Nelson Alexis Segovia Acevedo, tesorero.
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Los medios periodísticos “dejaron de ser medios para ser fines de comunicación”, señalan
El periodista y asesor de comunicación Augusto dos Santos habló del rol y la forma comunicacional de los medios periodísticos, una controversia entre la agenda de los medios y la agenda nacional. Fue en el programa “Fuego Cruzado”, emitido por el canal GEN/Nación Media.
Señaló que, por un lado, “todas las mediciones indican que los asuntos que normalmente ocupan lugares relevantes en los medios no siempre forman parte de una preocupación relevante de los ciudadanos, y esos se obtienen a través de recursos demoscópicos que son adquiribles en el mercado, fácil de recurrir a ellos”.
El comunicador indicó que existe un concepto “que está cada vez menos transitado”, que es la conciencia crítica que formó parte del debate de los años 70 y los 80, y que tiene que ver con que cada persona tiene el compromiso de dirimir entre lo importante y lo accesorio. “Sí hay un tsunami de información, el asunto está en cuánto uno se deja conmover por información relevante o información basura en estos tiempos que vivimos”, apuntó.
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En este contexto, Dos Santos sostuvo que no se puede dejar de mencionar que actualmente “los medios de comunicación dejaron de ser medios de comunicación para ser fines de comunicación”, lo que representa un gran cambio en la forma comunicacional que llega a la ciudadanía.
“Desde los tiempos que la televisión empezó a ser árbitro de los procesos electorales, todo el mundo asiste al noticiero, pero no todo el mundo tiene capacidad que esos roles cambiaron, y hoy en día esos grupos empresariales representan a un sector, a una mirada, a un segmento del pensamiento, y fundamentalmente los intereses nacionales. Me parece que hay una materia pendiente que es el tema de la conciencia crítica”, expresó.
Dos Santos mencionó que en medio de estos intereses o fines de medios se encuentra la ciudadanía, que por su parte no está ocupada de los temas que a diario se instalan en el debate de trincheras de los grandes medios de comunicación.
“Hasta la primera década del 2000, un poco antes incluso, una tapa de un diario era casi un elemento destituyente, hoy podés dar 20 tapas y no conmueve a un ministro o a un personaje, entonces, pasó que los medios empezaron a divorciarse de los grandes temas ciudadanos y empezaron a enfocarse en sus temas de intereses particulares, y ahí no hay excepciones de grupos de medios”, apuntó.
Caso Mario Abdo y los medios afines
El caso del expresidente de la República, Mario Abdo Benítez, con relación a los hechos ocurridos tanto con los ataques a sus adversarios políticos, como la causa que es objeto de investigación como la filtración de datos desde la Secretaría Nacional de Prevención de Lavado de Dinero o Bienes (Seprelad), también fue un tema que fue tomado por los medios de comunicación como una guerra comunicacional.
“Me pareció una buena jugada lo de Abdo, lo que no me parece es que los medios tomaron, yo creo que los medios ya no están aislados de las acciones políticas, creo que hay que ver ya con cierta naturalidad eso de manera a que se pueda entender mejor de qué se trata esta guerra. Quiénes son los damnificados, los ciudadanos, los ciudadanos que asisten muchas veces a un carnaval y que le avisen que es un carnaval”, apuntó.
Esto también refleja los intereses y vínculos políticos, a través de una concertación mediática y política. “Esa misma concertación tiene miradas que son mucho más prospectivas que el instante que estamos viviendo ahora, esa mirada sabe que hay dos condiciones para que se produzca un cambio político en Paraguay, condición uno es la unidad de la oposición, condición dos en la división del Partido Colorado”, sentenció.
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Hace cinco años, la OMS calificó al covid-19 como “pandemia”
- Ginebra, Suiza. AFP.
“Hemos considerado que el covid-19 puede ser calificado de pandemia”. Hace cinco años, el 11 de marzo, el jefe de la Organización Mundial de la Salud soltó la frase que hizo tomar conciencia al mundo entero de la gravedad de la situación.
Pero ya desde el 30 de enero, la OMS había declarado su más alto nivel de alerta frente al nuevo coronavirus detectado en China a mediados de diciembre de 2019: la Urgencia de Salud Pública de Alcance Internacional o USPPI. Una fórmula que no impactaba en la opinión pública.
Presionado por las preguntas de los periodistas, Tedros Adhanom Ghebreyesus también mencionó “la amenaza de la pandemia” el 9 de marzo, pero el electrochoque tuvo lugar dos días después.
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Una sala, un ambiente
El miércoles 11 de marzo, muchos periodistas se agolparon en torno a las mesas en forma de U en una pequeña sala en las entrañas de la imponente sede de la OMS en las alturas de Ginebra, no lejos de la frontera francesa.
La conferencia de prensa, prevista para las 17H00 locales, pudo ser seguida en las redes sociales, por teléfono y por Zoom.
Frente a los periodistas, Tedros, a su derecha Mike Ryan, encargado de urgencias en la OMS, y a la izquierda la directora general, Maria Van Kerkhove, encargada del expediente del covid-19. Esta científica desconocida del gran público encarnará desde entonces la lucha contra la pandemia.
El jefe de la OMS sacó dos bolígrafos de su saco, ajustó sus gafas y leyó su declaración.
“Estamos profundamente preocupados tanto por los niveles alarmantes de propagación y de gravedad, así como por los niveles alarmantes de inacción” en el mundo, dijo.
Y entonces declaró: “Hemos considerado que el covid-19 puede ser calificado de pandemia”.
En ese momento, menos de 4.300 personas habían muerto en el mundo, según cifras oficiales.
Cinco años más tarde los muertos se cuentan por millones, pero a mediados de marzo de ese año todavía no habían empezado los confinamientos, los hospitales no estaban desbordados y el hundimiento de la economía no se avizoraba.
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“Todos empezaron a actuar”
“La palabra ‘pandemia’ cambió la situación”, recuerda John Zarocostas, periodista que cubre para la AFP las agencias y ONG internacionales desde hace más de 30 años. “Tengo la impresión de que tenían que hacerlo” porque no lograban la reacción esperada de los Estados miembros desde el desencadenamiento de la USPPI
Para este veterano de las relaciones internacionales, “eso modificó la dinámica en términos de reacción de los gobiernos nacionales: todos empezaron a actuar”. Un retardo que frustró a la OMS. “El mundo está obsesionado por la palabra pandemia”, dijo Mike Ryan, para quien la advertencia de enero era más importante.
Nuevo botón de alarma
¿Puede repetirse una catástrofe similar? Para la OMS, la próxima pandemia solo es cuestión de tiempo. En diciembre de 2021, los Estados miembros de la organización, conscientes de las graves fallas frente al covid-19, comenzaron a trabajar en torno a un acuerdo internacional y obligatorio sobre la prevención y la preparación a las pandemias, para tratar de evitar que vuelvan a repetirse los mismos errores.
Las negociaciones son difíciles y una última sesión de negociaciones está aun prevista del 7 al 11 de abril, para finalizar el proyecto a tiempo para la asamblea anual de la OMS en mayo.
En espera, los países miembros lograron desempolvar el reglamento sanitario internacional. Y a partir de septiembre de este daño, el jefe de la OMS podrá declarar una “urgencia pandémica”.
En los cinco años transcurridos desde marzo de 2020, la OMS declaró la USPPI en dos ocasiones, ambas por epidemias de mpox.
El jefe de la OMS advierte regularmente a los países que no repitan el ciclo de negligencia seguido de pánico que caracterizó la pandemia de covid-19.
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Cuarentena por covid: hace 5 años se paralizó el país
- Por Sara Valenzuela.
El martes 10 de marzo del 2020, la forma de vida de todos los paraguayos sufriría una alteración imborrable, ya que solo tres días después de confirmarse el primer caso de covid en nuestro país, el Gobierno instauraba una inédita cuarentena sanitaria por un periodo inicial de 15 días.
El primer periodo de cuarentena se instauró por decreto presidencial y se estipuló la suspensión de todos los eventos públicos o privados de concurrencia masiva, así como conciertos, prácticas deportivas, reuniones religiosas o de carácter político, actividades en lugares cerrados que incluían a cines, teatros y convenciones. Esta medida también alcanzó a las instituciones educativas de todos los niveles.
Los primeros 15 días posteriormente fueron extendidos a semanas y meses. Luego, con la evolución de los contagios y el avance de la enfermedad en el mundo, fue sufriendo modificaciones, abriendo paso a la llamada “cuarentena inteligente” y luego a la “cuarentena por fases”, que se activaban según los territorios con mayor o menor afectación por el virus.
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Analizando en retrospectiva, el médico epidemiólogo Guillermo Sequera, quien en el momento de la pandemia se desempeñaba como titular de la Dirección de Vigilancia de la Salud, resaltó que haber tomado la medida de cuarentena de una manera casi inmediata a la confirmación de los casos en nuestro país le dio al sistema sanitario nacional una brecha para prepararse ante lo que se avecinaba.
“Cuando empezó la pandemia, nuestra capacidad de analizar muestras era de 16 o 17 por día, y así era imposible determinar si existía o no ya una circulación comunitaria, por lo que tras hablar con colegas que estábamos todos con este tema alrededor del mundo y viendo la situación de diferentes países, determinamos que la cuarentena era necesaria en Paraguay para frenar los brotes que posiblemente ya se habían iniciado”, recordó el doctor Sequera en conversación con La Nación/Nación Media.
El reconocido profesional aseguró que el solicitar a todo un país que frene sus actividades, las cuales necesariamente afectarían a la economía nacional, era un enorme desafío que finalmente se logró conquistar, dando tiempo a los médicos a analizar los siguientes pasos teniendo en cuenta que la situación ante el avance de la enfermedad era sumamente fluctuante.
“Nueva normalidad”
“Cuando empezó la pandemia, se creía que el virus iba a llegar a nuestro país proveniente de China, Europa o Estados Unidos y no fue así; los primeros contagiados viajaron y regresaron de países de la región en los que ni siquiera se había confirmado la presencia comunitaria del virus, entonces nosotros supimos que el camino correcto era extremar las medidas de salubridad y, sobre todo, llamar a la conciencia de la población”, indicó el doctor Sequera a LN.
La vida de los paraguayos había cambiado de la noche a la mañana; los planes que en muchos casos se habían hecho con meses de antelación ahora simplemente quedaban en pausa indefinida; las multitudinarias reuniones familiares que eran una actividad casi religiosa para muchos quedaron relegadas ante el encuentro a través de videollamadas o un saludo a metros de distancia; los encuentros recreativos y los bulliciosos quedaron coartados a las salas de estar, los balcones y ver repeticiones de eventos deportivos.
Si bien esa “nueva normalidad” golpeó con fuerza a todos los paraguayos, muy acostumbrados al roce social, los médicos también se enfrentaban a una realidad que los paralizaba, el aumento de los casos, los tratamientos que conforme se conocía a la enfermedad se iban implementando y la dura realidad de que nadie estaba preparado para lidiar con un nuevo virus.
Experiencia abrumadora
“Fue muy difícil; uno salía, iba, hablaba con los colegas y tratábamos de marcar un protocolo de atención, pero después debíamos de modificar eso y cambiar tratamientos conforme obteníamos la información, porque estábamos lidiando con un virus que no conocía nadie, que nadie sabía exactamente cómo tratar y, lo peor, que no sabíamos cómo evolucionaba para al menos tener un parámetro de tiempos”, expresó el epidemiólogo a La Nación.
En carácter personal, asumió que si bien se capacitó y estudió para este tipo de situaciones, son muy pocos los médicos que tienen la experiencia con epidemias o pandemias, ya que la aparición de este tipo de fenómenos a lo largo de la historia son distantes uno del otro, por lo que ciertamente los médicos y especialistas contaban con las herramientas teóricas, la práctica era abrumadora.
“Yo sabía lo que se tenía que hacer, y con los colegas a nivel internacional hablábamos de los planes de acción, pero uno muchas veces se veía sobrepasado por lo que ocurría, por el conteo de infectados y por sobre todo el de fallecidos; a esto había que sumarle el hecho de que nadie te enseña como comunicarte en estos casos. Yo tenía que salir a hablar y demostrar calma cuando en realidad la situación me dolía mucho”, recordó el doctor Sequera.
Fortalecimiento sanitario
Admitió, además, que esta crisis sanitaria por la que atravesó el mundo y, en particular, Paraguay, dejó en el sistema sanitario nacional precedentes importantes, como el hecho de la extensión de la capacidad de las unidades de terapia intensiva a nivel nacional, la provisión de oxígeno que ahora cada centro asistencial cuenta y las instalaciones y adecuaciones de infraestructura que se dieron en hospitales de referencia para hacer frente a la crisis.
A cinco años del inicio de la pandemia, recordar los contagios, la cuarentena, las medidas de seguridad y, por sobre todo, a los fallecidos a causa del covid, resulta aún difícil porque en la memoria quedaron impregnados momentos que generaciones enteras nunca habían imaginado siquiera vivir, la incertidumbre de contraer el virus, el miedo ante la enfermedad, la impotencia por la cantidad de vidas cobradas y la certeza de que nada volvería a ser igual.
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