La educación en tiempos de pandemia fue para muchos un fracaso, otros lo vieron como oportunidad de aprender y enseñar lecciones significativas para la situación en la que vivimos y para toda la vida. En este sentido, Ruth Paniagua, directora del Laboratorio Pedagógico “Petrona Rodríguez de Francia”, replanteó el interrogante –no solo al docente, sino a los padres, quienes hacen la tarea de docentes auxiliares– ¿Vemos la pandemia como oportunidad de aprendizaje?.
“Por estos días converso con docentes, directores, colegas de diferentes equipos tecnopolíticos de gobiernos, cooperantes, sociedad civil y también con padres e incluso estudiantes sobre las “tareas virtuales”, estamos viviendo un momento, un punto de inflexión y estamos frente a una transición pedagógica que nos toca traspasar, pero poniéndonos en la perspectiva de ver y asumir la pandemia como una oportunidad de aprendizaje”, afirmó Paniagua.
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Agregó que lo primero que se debe entender es que por necesidad nacen nuevos roles o más bien se trastocan los tradicionales. En tal contexto, alguien en la familia le toca hacer de “maestro asistente”; pues tiene que interpretar y guiar el cumplimiento de la tarea. Entonces, si hay varios niños, varios grados, se complejiza, pues sin pensarlo tiene a su cargo una pequeña “aula multigrado” en casa.
“Lo bueno de esta experiencia con las tareas virtuales es que nos deja unas lecciones que aprender: En vez de tareas por grado sería más práctico que sean por ciclo (también ayuda a los elaboradores del MEC), esto ayuda a que si hay más de un niño en la casa se pueda trabajar en equipo, se colaboren y en suma aprendan en familia, trabajo autónomo, pero colaborativo y cooperativo”, recomendó la pedagoga.
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Las tareas contienen mucha reproducción o copiado, antes se copiaba de la pizarra, ahora de la pantalla y quedaron de lado los contenidos relevantes y pertinentes de estos días: por ejemplo: tiempos de lectura y conversación en familia, de expresión poética, de escuchar música y bailar, de escribir diarios sobre la vida de estos días en general y de manera específica sobre el cuidado de los adultos mayores; las rutinas de limpieza, el uso de los desinfectantes y detergentes, las cantidades de alimentos, los horarios de alimentación y convivencia, los tipos de alimentos y sus cantidades, cómo hacer deporte o cuidar el cuerpo y la mente en confinamiento.
Además, del cuidado de las plantas y las mascotas, las instrucciones y los discursos de las autoridades así como todo el vocabulario incluido, el rol de las diferentes profesiones y ocupaciones (médicos, educadores, agricultores, policías, militares, comunicadores, científicos, ingenieros, etc), nuestra actitud y su aporte, la situación de la pandemia en Paraguay y los demás países y el mundo mismo; el relacionamiento positivo en familia, contención individual y en comunidad, autocuidado y solidaridad, autorregulación y corregulación, el significado de la vida y el de la muerte, entre otros.
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“Escribir las historias ayudaría a las familias y a los estudiantes no solo a escribir y reescribir, sino comprender juntos la realidad y emprender soluciones conjuntas; además de descargar y transmutar la carga emocional, porque hay mucha fricción en los hogares. Las tareas migran del viejo modelo tradicional presencial al nuevo modelo virtual, con todos sus vicios; la evaluación se limita a subir fotos de los trabajos, con escasas devoluciones personalizadas. Con muchas tareas es muy difícil, el escaso acompañamiento al progreso de los aprendizajes”, resaltó.
A esto se suma lo que es metodológico o el soporte tecnológico, ante esta situación surgen preguntas como: qué porcentaje de los estudiantes y familias tienen dispositivos y conectividad?, cuál es su grado de alcance y capacidad?, y que nivel de dominio en el manejo o uso pedagógico y metodológico de los dispositivos y las plataformas digitales tienen los educadores remotos.
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“Otra conversación aparte es la calidad de los contenidos, de la metodología y didáctica, de la evaluación de las diferentes plataformas disponibles y los puntos fuertes y débiles de cada una. En conclusión, esto nos pone ante un escenario de gestión educativa que rompió sus fronteras y se expande de la escuela a la familia y a la comunidad; ahora tenemos una sala multigrado en cada casa, con alguien de la familia haciendo de maestro asistente, quien a la vez tiene varios maestros remotos, dándole indicaciones del curso a seguir”, indicó Paniagua.