Los familiares de una paciente oncológica pediátrica denuncian que en el Hospital Central del Instituto de Previsión Social (IPS) estarían incurriendo en mala praxis médica, debido a la supuesta administración sin consentimiento de un antibiótico que la estaría llevando al borde de la muerte. Los parientes exigen a los médicos que detengan la aplicación del medicamento, quienes alegan que es lo único que mantiene con vida a la adolescente.
Se trata una joven de 17 años de edad que padece de cáncer, quien dio positivo al COVID-19 y que posteriormente tuvo una recuperación relativamente buena, según explicó a La Nación Juan Ortiz, hermano de la paciente. “Cuando estaba por salir de recuperación, a ella repentinamente le detectan una infección pulmonar, pero sin saber sus causas probables: virus, bacterias, hongos, etcétera”, comentó.
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Por este motivo, la niña es ingresada a la Unidad de Terapia Intensiva Pediátrica (UTIP) del hospital central de la previsional. En un primer intento de contacto con los médicos por parte de los familiares, estos ya detectaron que había cierta resistencia de comunicación. “Quisimos hablar con su infectólogo, pero no nos dieron respuesta. Al ingresar a UTIP, tres días después tenía que estar su primer estudio de cultivo para saber la causa de la infección y al día número 8, el segundo estudio para reconfirmar”, comentó.
Al finalizar el octavo día de internación recepcionaron el resultado del primer estudio, el cual dio negativo a hongos, bacterias y otros. Ortiz mencionó que en un primer momento dieron la confianza a los médicos para que le apliquen a su hermana el antibiótico y antifúngico anfotericina de 50 mg y otros dos antibióticos. “Hasta ahora son 6 ya para que le baje la infección, pero no baja nada. Solo aumentó, mientras sus defensas se deterioran”, expresó.
Según el denunciante, los médicos solo explican que la prueba de cultivo dio negativo a todas las posibilidades y que la paciente está en malas condiciones a causa de una reacción adversa a los medicamentos, incluido el anfotericina. “Entonces, nosotros solicitamos que le quiten eso y no nos hacen caso. Le quieren hacer ahora pronto una quimioterapia, pero no va a tener oportunidad si le debilitan con ese medicamento”, manifestó, en tono ya desesperado.
IPS manda a sus abogados, ya no a médicos
Es por esta razón que Juan Ortiz nos indicó que acudió a la prensa, a fin de lograr alguna presión sobre los médicos. “O sino ellos le van a mantener así y lentamente va a morir, pareciera que eso es ya lo que quieren. Ya nos llaman de Asesoría Legal, pero nosotros no necesitamos hablar con asesores, sino con doctores”, continuó.
En ese sentido, Ortiz volvió a reiterar el pedido dirigido para la doctora Sheila Velázquez, jefa de Terapia Pediátrica, para que le quiten el medicamento en cuestión e indicó que incluso firmarían por su propia acción voluntaria para el efecto. “Ellos ni siquiera intentaron quitarle. Solo nos dicen que no se puede porque le protege. Sin embargo, solo le deteriora más. Sospechamos, ya que lo que quieren es debilitarla más de lo que ya está, para que la primera quimio termine en lo peor”, consideró.
Contrarreloj: la niña empeora más y más
Recién el próximo lunes 5 de abril fueron convocados los familiares en el hospital, pero solo para firmar el permiso de realización de quimioterapia. “Ella tuvo el miércoles a la madrugada sus plaquetas en 38 mil. Literalmente es para morir desangrándose, por milagro no ocurre”, agregó.
Por último, volvieron a clamar por ayuda ya que la paciente está al límite, mientras los médicos siguen alegando que existe una supuesta bacteria, virus u hongo que les impulsa a aplicar anfotericina. Sin embargo, el primer resultado del estudio del cultivo dio negativo a todos estos. “Tenían que estar ya los dos estudios, pero solo tienen uno”, concluyó.