Las personas alérgicas tienen mayor dificultad para adaptarse a los cambios climáticos, y cuando estos llegan se observa un aumento en la aparición de síntomas alérgicos. Las enfermedades alérgicas se presentan a lo largo de todo el año (alergias perennes), en ocasiones pueden ser empeoradas en primavera o verano, con cierta periodicidad, en relación con la aparición de pólenes en el ambiente (alergia estacional).
Nuestro clima no tiene estaciones muy marcadas y en ocasiones contamos con días donde existen cambios bruscos de temperatura, humedad, presión atmosférica, entre otros. Una persona que no es alérgica responde mejor a estos cambios climáticos adaptándose a ellos sin producir muchos cambios en el organismo; sin embargo, las personas alérgicas tienen una mayor dificultad para lograrlo.
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En este contexto, la Prof. Dra. Perla Alcaraz, alergóloga de la Segunda Cátedra de Clínica Médica del Hospital de Clínicas, manifestó que el aumento de la humedad en el medio ambiente afecta en mayor medida a pacientes alérgicos a los ácaros, polvo doméstico y hongos. “Se debe recalcar que existen distintos tipos de alergias, pero cuando se menciona las alergias que acompañan a los cambios de temperatura o humedad, los síntomas suelen asociarse al sistema respiratorio”, resaltó.
Conjuntamente con el aumento de la humedad, se observa un importante aumento de los hongos atmosféricos y la proliferación de los ácaros del polvo doméstico que necesitan de un ambiente húmedo y caluroso para reproducirse.
Ante el incremento de concentraciones de alérgenos como los ácaros del polvo doméstico y hongos en el hogar, las personas sensibilizadas pueden expresar síntomas al ser expuestos, manifestándose como estornudos, congestión nasal, prurito o picazón en los ojos y nariz (rinitis), tos, opresión en el pecho, falta aire, chillido, entre otros.
En cuanto al COVID-19, Alcaraz destacó que en casos de pacientes alérgicos y asmáticos no controlados, si llegasen a contraer el virus, esto podría agravar su condición. En cambio, si los pacientes con estas patologías de base se encuentran bien tratados y con síntomas controlados, el paciente probablemente podrá sobrellevar mejor la enfermedad.
La alergóloga también dijo que las personas alérgicas o con asma no poseen contraindicación para la aplicación de la vacuna contra el COVID-19, solo en casos puntuales como presentar alergia grave o anafilaxia a medicamentos inyectables u otras vacunas, e incluso a algunos componentes de la propia vacuna anti COVID-19 en estos casos deberán ser evaluados previamente por los especialistas y dependiendo el caso podrían contraindicar las vacunas.
Se recomienda a la población general sobre todo a los alérgicos respiratorios no abandonar la medicación, realizar controles periódicos a fin de mantener controlada la enfermedad alérgica y, sobre todo, a no bajar la guardia contra el virus, mantener como nunca el distanciamiento social, uso de tapabocas, lavado de manos, uso de alcohol en gel, evitar reuniones en espacios cerrados, aglomeraciones y cuando tengamos disponibilidad de vacunas contra el COVID-19, hacer uso de ellas, además de no olvidar la vacunación contra la influenza.