Tristemente hoy falleció por COVID-19 el hijo de la mujer que ofrecía su terreno a G. 40 millones. El mismo se encuentra en una zona residencial de Caacupé y su precio actual asciende a G. 500 millones. La venta no se concretó, ya que tanto familiares, vecinos, amigos y compañeros de trabajo realizaron actividades para ayudar a la familia.

Se trata del hijo de Lidia de Marecos, una de las mujeres que encaró al entonces viceministro de Salud, Julio Rolón, cuando este fue a recorrer el Ineram y dar la cara por la falta de medicamentos en el centro asistencial. La mujer relató las medidas extremas que tomó para que su hijo, de 46 años, pueda superar el COVID-19, pero lamentablemente no lo logró.

“Estamos destruidos, estamos cansados y destruidos, mi hermano ya descansa en paz. Hemos pasado mucho, hemos pasado mucho con el enfermo, hemos pasado mucho en esta lucha por conseguir dinero pasa salvar vidas”, dijo en contacto con radio Ñandutí, la doctora Marta Marecos, hermana del paciente que falleció a causa del coronavirus en el Ineram.

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Cabe destacar que el paciente estuvo internado más de 20 días tras dar positivo al COVID-19, pero esta mañana no aguantó más y falleció. “A esos políticos que se están beneficiando del pueblo paraguayo, a esos políticos que están usufructuando los medicamentos, están comprando a la gente humilde, a esos, por favor, a denunciar. Denuncien, ya no más políticos corruptos”, sentenció muy dolida la mujer.

La realidad de esta familia es la misma que atraviesan todos los familiares de pacientes internados en el centro asistencial debido a la falta de medicinas para tratar al mortal virus. Foto: Gentileza.

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Instó a las autoridades a que compren los medicamentos para los pacientes para evitar que los familiares pasen por situaciones extremas como vender o empeñar todo lo que tienen para poder costear medicamentos. Resaltó que su familia tuvo un gasto de unos G. 60 millones mientras su hermano estuvo en el Ineram.

Así también, aclaró que su madre llegó a ofrecer su terreno a muy bajo costo para seguir costeando los gastos, pero que finamente no llegó a concretar la venta porque los familiares y vecinos ayudaron haciendo actividades benéficas. La realidad de esta familia es la misma que atraviesan todos los familiares de pacientes internados en el centro asistencial debido a la falta de medicinas para tratar al mortal virus.

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