La confirmación del primer caso del nuevo coronavirus en Paraguay se dio hace un año, desde el 7 de marzo del 2020 la situación sanitaria ha tenido sus idas y vueltas. Con el liderazgo del ministro de Salud en ese entonces, Julio Mazzoleni, acompañado por los viceministros Juan Carlos Portillo y Julio Rolón, se daba el inicio de lo que sería su gestión dentro de esta crisis sanitaria.

La llegada del virus al país dejó en evidencia todas las falencias en administración pública y la desidia en la que se vivía por las deudas históricas con relación a la salud en Paraguay. El temor y la angustia de la ciudadanía se daba a conocer ante la política que se iba a llevar adelante.

El ministro de Salud daba a conocer en conferencia de prensa que el primer paciente infectado era un joven de 32 años que provenía de Ecuador, donde todavía no se había anunciado la circulación comunitaria del virus. La desconfianza en la gestión y en la capacidad de acción ante el COVID-19 marcaba las pautas políticas a partir de ese entonces.

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Ese hecho alertó al director de Vigilancia de la Salud, Guillermo Sequera, quien fue el que había recomendando tanto al jefe de cartera como al presidente de la República tomar las medidas sanitarias adecuadas mucho antes que cualquier otro país.

Con el segundo caso confirmado en el país, el 11 de marzo se tomó la decisión de entrar a una cuarentena preventiva. Postura que fue reconocida mundialmente por los resultados positivos y por ser el país con menos contagios y fallecidos en la región al principio de la pandemia.

Insumos chinos y los US$ 1.600 millones

Un plan de emergencia se preparó basado en un préstamo de US$ 1.600 millones que estarían enfocados en la inversión en la salud pública con la compra de insumos y construcción de hospitales. Hasta la fecha solo se ejecutaron unos US$ 180 millones de los US$ 466 millones que fueron destinados para los fondos de salud.

Las acciones encaminadas por las autoridades sanitarias tuvieron como primera mancha el caso de corrupción con las empresas Imedic y Eurotec, de los hermanos Patricia y Marcelo Ferreira. La famosa compra de los insumos médicos provenientes de China por G. 85.220 millones destapó la red de influencias y del mal manejo administrativo en las contrataciones públicas de la cartera.

Los insumos chinos de baja calidad fueron rechazados por el Ministerio de Salud por ser considerados inservibles. Foto: Archivo.

Hasta la fecha, la gestión administrativa de Salud no condice con los recursos destinados para su uso, lo que también sumó para la renuncia de Mazzoleni que desde los insumos chinos y todos los hechos de corrupción se encontraba en el foco de la tormenta.

La desconfianza a partir del fracaso de las compras de insumos y la inversión planificada para salud con respiradores, equipamientos y medicamentos fue la sombra que no se despegó del ministro de Salud ni del presidente de la República.

Sistema sanitario

El fortalecimiento del sistema sanitario como misión principal pese a cuestionamientos logró un aumento del 100% en la instalación de camas de Unidad de Terapia Intensiva (UTI). Al inicio de la gestión de Mazzoleni se contaba con 270 camas de UTI, lo que se amplió a 305 antes de la pandemia. Con el ingreso del virus al país se logró llegar a 609 camas en total, limitándose a la cantidad de profesionales terapistas.

De capitán a náufrago

Mazzoleni, que al principio fue nombrado como el capitán, pese a una gestión que iba bien encaminada con bajos contagios y cifras de fallecidos, fue desfigurándose a medida que la presión social, las denuncias y la ineficiencia de la administración aumentaban.

La evolución en las vacunas contra el COVID y el plan de vacunación mundial que iba marcando el estado de la pandemia también se apuntaban como un factor clave para la administración del gobierno con el Ministerio de Salud y la Cancillería. Cuando los países de la región iban anunciado de a poco la adquisición de las vacunas, Paraguay iba quedando relegado y sumido en su capacidad de gestión, sumando así a sus demás debilidades.

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El exministro Julio Mazzoleni, excompañero de colegio del presidente Mario Abdo Benítez, se vio obligado a renunciar ante la presión social. Foto: Archivo.

El hartazgo y la ansiedad de la ciudadanía se acrecentaban cuando solamente llegaron unas 4.000 dosis de las vacunas Sputnik V, de las 1 millón comprometidas. Mientras que por el mecanismo Covax se recibirán 300 mil dosis, que estaban planificadas para la segunda mitad de febrero. Pasado el tiempo y el retraso de su llegada, acrecentaba la indignación social.

Dentro de todo el caos, también se dio a conocer la ausencia de los medicamentos para los pacientes internados en las unidades de terapia intensiva, desnudando el sufrimiento y el padecimiento de familiares de enfermos. Las decenas de historias y la impotencia del personal de blanco finalmente fueron la gota que colmó el vaso para que la renuncia de Mazzoleni se concrete.

A un año de aquel espejismo de ser ejemplo mundial en el manejo de la crisis, el Paraguay vive su peor momento en la pandemia, con 166.969 casos confirmados de coronavirus, 3.294 muertos a causa del virus. Mientras que se tienen 1.178 pacientes internados por COVID-19 en todo el sistema.

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