Por Viviana Orrego (viviana.orrego@gruponacion.com.py)
Tras constantes mareos, dolores de cabeza y fatiga diaria, se enteró que tenía un tumor cerebral y que tenía que ser intervenida quirúrgicamente de inmediato para no apeligrar su joven vida. Se trata de Claudia Romina Elizabeth Cañete Penayo, una joven estudiante, de 23 años en ese entonces, quien al no tener otra alternativa que recurrir al sistema de salud privado, tuvo que organizar eventos sociales, rifas y pizzeadas para recaudar fondos en un tiempo récord para así poder operarse.
Este lunes último, Claudia volvió a viralizarse en las redes sociales, esta vez al conmemorar que pasaron tres años de su lucha. “Acá muchos me ‘conocieron’ por ser la chica que recaudaba dinero para operarse”, expresó en Twitter. “Hoy hace exactamente tres años que estoy libre de tumor y haberme operado a tiempo, fue gracias a la solidaridad de la gente. Hoy y siempre puedo decir ¡Gracias!”.
Claudia Cañete hoy, tres años después de aquella operación en la que depositó toda su confianza en las manos del neurocirujano, Dr. Carlos Feltes, cuenta a La Nación cómo fue su proceso de asimilación de su diagnóstico, cómo fue tomar la decisión de operarse en un corto lapso y cómo logró financiar su propia operación.
“Dependemos del que está a lado”
La joven, actualmente con 26 años de edad, licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Nacional de Asunción (UNA), sobresale por sus ganas de vivir ya que a su corta edad no se dejó vencer por las adversidades sino que luchó por conseguir lo que quería: curarse.
“En Paraguay dependemos del que está a lado para poder costear el precio de medicamentos, algún tratamiento y todo lo que tenga que ver con la salud en general. A quién no le tocó ayudar o ser ayudado o tener algún conocido que te haga hacer rifas, polladas o hamburgueseadas, o lo que sea para recaudar para la salud. Mi primer evento fue una pizeada, por ejemplo, dependemos los unos de los otros finalmente”, señaló Cañete Penayo, en comunicación con La Nación.
Ella es una joven como todos, estudió, trabajó y hoy es una profesional con deseos de cumplir sus sueños y uno de ellos es viajar por el mundo con su cámara fotográfica, porque ama la fotografía y su deseo es hacer fotos urbanas por varios y distintos rincones del mundo.
Relató que en el 2017 empezaron a aparecer algunos síntomas que cada vez iban intensificándose y que ya no aguantaba, por lo que acudió al médico y le diagnosticaron migraña ligada a crisis de ansiedad, fue medicada pero, en la noche de Navidad de ese año, se presentó una convulsión que fue el detonante para que decida acudir a otros especialistas.
“La raíz de todos tus problemas”
“En Navidad del 2017, fue cuando yo tuve la primera convulsión, en realidad yo no sabía que era una convulsión y, había sido, durante el año yo había tenido pequeñas convulsiones parciales. Esa convulsión que tuve en Navidad del 2017 fue el detonante porque llegó el punto en el que la gente no comprendía o no me creía cuando yo decía que no me sentía bien y ese fue el detonante para que yo consulte con otro clínico que me mandó hacer una serie de estudios en los primeros días de enero de 2018 y entre ellos una resonancia magnética de cerebro”, relató Cañete Penayo.
El resultado de la resonancia magnética de cerebro indicaba su verdadero diagnóstico: meningioma. Se trata de un tumor que surge de las meninges, que son las membranas que rodean el cerebro y la médula espinal. Aunque técnicamente no es un tumor cerebral, se lo incluye en esta categoría porque puede comprimir o presionar el cerebro, los nervios y los vasos adyacentes.
“Me acuerdo que cuando recibí los resultados era un sábado 6 de enero -de 2018-. Yo ya vi que decía que algo estaba mal porque googleé lo técnico del análisis y ya sabía que tenía algo feo en el cerebro. Igual fui a consultar con el clínico el lunes, le muestro todos los estudios y la resonancia. Cuando el doctor ve los resultados se sorprendió más que yo y me dijo: “Ok, acá está la raíz de todos tus problemas” y me deriva con un neurocirujano no con un neurólogo porque la única solución era operarme”, recordó la joven.
Afirmó que hasta ese entonces, nunca antes tuvo que ser asistida medicamente en un hospital por nada, y que el susto y los miedos se apoderaron de ella. Entonces, su médico le recomendó consultar con el neurocirujano Carlos Feltes, con quien finalmente se operó. Consultó, además, con otros especialistas que de inmediato la medicaron con anticonvulsivos y corticoides por la inflamación de la zona afectada.
“Era muchísima plata”
Con todo el susto que se acababa de dar con su diagnóstico, Claudia averiguó cuánto de dinero le iba a costar la cirugía y le informaron que serían unos 30 a 50 millones de guaraníes. De inmediato empezó a organizar eventos para recaudar fondos porque era algo que solía hacer para familiares, amigos y conocidos que se encontraban con problemas de salud y no podían costear la asistencia.
“Ya había hecho antes varios eventos de recaudación para mis familiares, es decir, quien no. Todos conocemos a personas que tienen que pasar por esto, obviamente jamás imaginé que yo tenía que hacerlo para mí. En ese entonces, averigüé cuanto más o menos saldría la cirugía y eran entre 30 a 50 millones de guaraníes, era muchísima plata, no pensé tanto y empecé a hacer eventos de recaudación, como ya estaba acostumbrada más o menos a hacer por otras personas y me puse en campaña con mis amigos, mi familia y compañeros de trabajo”, recordó Cañete Penayo.
“Las redes sociales me ayudaron mucho”
Agregó que tuvo la colaboración de una amiga que era diseñadora y quien se encargaba de hacerle las invitaciones de los eventos que organizaba, llegó a hacer un festival musical en bares de Asunción, en Rockero y en Central Bar. A la par, también hizo campaña en redes sociales donde contaba su historia y la gente empezaba también a compartirle su experiencia de familiares o amigos que pasaban por lo mismo que ella.
“Las redes sociales me ayudaron mucho, había compartido mi número de celular para giros y una cuenta bancaria. Con eso empecé a recibir donaciones anónimas de muchas personas y era una locura porque todo pasó muy rápido. Yo me enteré de todo en enero y ya me operé el 22 de febrero de 2018 porque ya tenía que operarme, los medicamentos me hacían mucho daño, había ya engordado 15 kilos por el corticoides”, remarcó.
La confianza
Entró en cirugía el 22 de febrero del 2018 en el sanatorio La Costa con el doctor Carlos Feltes y asegura que este médico fue uno de los que más le inspiraron confianza para poner en sus manos su vida entera.
“Influye mucho para que todo salga bien por la confianza que se deposite en el médico y él fue el que más confianza me generó porque obviamente yo tenía muchísimo miedo, pero trataba de no demostrar porque mi familia estaba más asustada que yo, en especial mi mamá. Era como que yo trataba de no pensar demasiado y me enfoqué en juntar el dinero, pero en realidad todo ese mes yo no pude dormir, dormía una o dos horas y me quedaba despierta durante las madrugadas cortando las adhesiones de las actividades”, explicó.
Agregó en que situaciones de salud complicadas como las que ella atravesó, ella se considera una privilegiada al contar con los medios, el apoyo y la oportunidad de recaudar dinero para su operación en un récord de tiempo, porque muchos otros en su lugar no lo logran y terminan empeorando en los hospitales.
“Siempre digo que soy una privilegiada, en el sentido de que no cualquiera puede juntar el dinero en tan poco tiempo. Es decir, tenés que tener medios para poder hacerlo y siempre pienso en las personas que no tienen ni siquiera la oportunidad de lograr lo que yo hice, de hacer eventos, usar redes sociales. En ese sentido, me considero una persona privilegiada de hecho por eso pude operarme en un hospital privado porque el sistema de salud público deja mucho que desear”, lamentó.
Experiencias que cambian la vida
Recordó que tuvo la posibilidad de ser intervenida en el Hospital de Clínicas de San Lorenzo de manera gratuita, pero sería en cuatro a cinco meses y ella ya no estaba dispuesta a aguantar todos los síntomas por ese largo tiempo.
“Todos tenemos alguna experiencia de vida que nos cambia, cada quien tiene su propia historia que contar y, en mi caso fue muy brusco, nomás el cambio que yo tuve. Yo ese año pensaba defender la tesis en marzo y no pude porque tenía que volver a aprender a caminar. Yo creo que -luego de algunas situaciones- tenés otra perspectiva de vida porque te fijas ciertas metas y la vida te muestra que no es lo que va pasar y hace que valores muchísimo a la gente que te rodea”, finalizó.