Los doctores Pablo Lemir y Silvio Chirife, ambos forenses del Ministerio Público, realizaron un informe preliminar sobre la causa del fallecimiento de los seis internos durante el motín e incendio en la tarde y noche del martes 16 en la Penitenciaría Nacional de Tacumbú.

Ambos comunicaron a los familiares y periodistas que se encontraban aguardando los resultados que los seis reclusos fallecieron a consecuencia de un shock hipovolémico severo, producido por heridas cortantes y profundas con arma blanca.

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Estas heridas se presentaban en diferentes partes del cuerpo, tanto en el tórax, en el abdomen o en el cuello, indicó el informe forense.

Tres cuerpos presentaban decapitación, pero los análisis realizados indican que no fueron la causa de la muerte de estas tres personas. Las decapitaciones fueron todas post mortem; es decir, las cabezas fueron separadas del cuerpo de manera violenta, ya una vez fallecidas estas tres personas.

Los cuerpos serán entregados a los familiares en el transcurso de lo que resta del día, mientras se aguarda en la morgue judicial la llegada de la séptima víctima fatal del motín.

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Durante el examen forense, fue aplicado el Protocolo Minnesota, un acuerdo internacional firmado por nuestro país y que está relacionado a la muerte de personas que se encuentran bajo custodia del Estado.

Los resultados de estos estudios serán elevados a los fiscales de Derechos Humanos, quienes serán los encargados de determinar si existieron rastros de tortura, aunque Lemir adelantó que no existen estos rastros.

Los siete fallecidos durante el violento motín ocurrido en el penal de Tacumbú son Francisco Vargas Leiva, Alcides Ramón González González, Carlos Raúl Casco Rojas, Fernando Ortiz Echeverría, Julio César González Cáceres, Julio César Shareamm Barrios y Roberto Ríos.

Todo se inició en la mañana de ayer, cuando se produjo una requisa por el traslado de un interno sindicado como proveedor de sustancias prohibidas dentro del reclusorio.

Cerca de las 17:00, nuevamente se produjo un amotinamiento, esta vez con la quema de colchones y con la resistencia plena de los internos. Ante esta situación, se tuvo que recurrir a la fuerza mediante los antimotines, quienes tuvieron que realizar disparos de balines de goma para dispersar a los reos.

Los bomberos controlaron el fuego, pero la humareda invadió toda la zona y afectó a los internos, funcionarios, transeúntes y vecinos. El ambiente dentro del centro de reclusión estuvo muy caldeado durante varias horas y tras el arribo de la ministra de Justicia, Cecilia Pérez, se calmaron los ánimos.

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