Villa Elsa. Coronel Oviedo. Omar Jara. Agencia Regional.
Una mujer con capacidades diferentes, que además tiene bajo su cuidado a un hermano suyo de 49 años, con síndrome de Down; cumplirá su sueño este viernes cuando reciba para su casa de parte del Ministerio de Urbanismo, Vivienda y Hábitat (MUVH).
Con alegría indicó que el presidente de la República, Mario Abdo Benítez, irá a su casa, donde según expresó, se va a desarrollar el acto de habilitación de las nuevas viviendas. “Ombojeguapámako hikuái la che róga hina” (Ya están decorando todo mi casa), refirió.
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Agripina Olmedo Fernández (61) vive desde hace seis años en el asentamiento Villa Elsa de la compañía Espinillo de Coronel Oviedo, donde en el 2014, la entonces Secretaría de Acción Social le cedió un terreno por el cual no le cobraron ni un guaraní. Después de muchos años de trámite y de completar documentos ahora consigue para su vivienda también sin costo alguno.
“Unas diez veces por ahí me fui a la oficina de la Senavitat (hoy MUVH) en Asunción. El presidente de la comisión vecinal, Froilán Báez, me llevaba en su vehículo. Todos me ayudaron para concretar este sueño”, resaltó.
La casa que le será entregada tiene un diseño inclusivo, totalmente diferente al resto de construcciones del territorio social en Villa Elsa. Cuenta con dos corredores, rampas, puertas anchas para el acceso con silla de ruedas, baño especial, entre otros aspectos.
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Agripina sufre de osteogénesis imperfecta, más conocida como huesos de cristal, que es un trastorno congénito que se caracteriza por una fragilidad excesiva de huesos, como consecuencia de una deficiencia congénita en la elaboración de una proteína llamada colágeno.
“Yo pude caminar hasta los 7 años, cuando tuve una doble fractura en mis piernas y desde esa vez ya me quedé paralítica”, rememoró, para agregar que no sigue ningún tratamiento para el mal que padece.
Agripina recordó que es oriunda de Caitá, Santa Lucía, en la zona de la Curva “S” de la ruta 7, entre Coronel Oviedo y Caaguazú; y que un vecino de buen corazón de esa zona le regaló hace tiempo una vaquilla que la siguieron cuidando en el campo de su propio benefactor.
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La vaca tuvo crías y así con el tiempo ella llegó a tener 13 cabezas de ganado, pero para mala suerte suya su bienhechor falleció y la viuda e hijos de éste le dijeron que ya no podía tener sus animales en su campo, por lo que tuvo que vender sus vacas y mudarse a la zona urbana de Coronel Oviedo.
Con el dinero de la venta se hizo de una casita, se compró dos camas (una para ella y otra para su hermano), una heladera, otras comodidades y para su subsistencia puso un pequeño almacén.
“Ymáma ha’upa la che vaca repykué” (Hace tiempo que comí todo ese dinero), dijo, con buen humor. Su primera casita luego fue mejorada por una organización de vecinos caritativos de Coronel Oviedo denominada “Corazón Solidario”.
El almacén sin almacenero
“Lo que me da de comer a mí y a mi hermano es este almacencito. Gracias a eso puedo pagar por el agua, la luz y comprarme un cuarto de carne por día para nuestra alimentación. Verduras y eso ya no compro porque o sino no voy a poder surtir más mi almacén que es mi medio de vida”, dijo. Por sus condiciones físicas, ella no puede atenderles a los clientes. Cuando le preguntamos cómo hace para atender su almacén, respondió con gracia: “Acá hay un almacén, pero no hay un almacenero”.
Luego explicó que los compradores entran a su negocio: “Y recogen las mercaderías que necesitan, sumamos cuánto alcanzan y me ponen el dinero en mi regazo acá en la cama”, explicó. Consultada si alguna vez alguien se fue sin pagarles, dijo: “Acá la gente es muy buena, me quiere mucho y yo a ellos y nunca me joden ni me van a joder”.