La educación y la capacitación en oficios con rápida salida laboral es una de las mejores maneras de preparar a las personas privadas de su libertad para su posterior reinserción en la sociedad. A lo largo de este año se han publicado historias de vida de personas que buscan la manera de superarse y se prepararan para cuando llegue el momento de abandonar el lugar donde se encuentra cumpliendo su condena.
En esta ocasión, en el interior de la penitenciaría nacional se realizó la ceremonia de graduación de diplomados en fontanería y refrigeración, que benefició a 75 personas privadas de libertad. La capacitación en oficios de rápida salida laboral fue coordinada entre el Ministerio de Justicia, el Sistema Nacional de Formación y Capacitación Laboral (Sinafocal) y la Fundación Victoria.
El proceso de formación se dio bajo la modalidad de taller presencial teórico y práctico, con todas las medidas de bioseguridad y cumpliendo las recomendaciones sanitarias del Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social.
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Plomeros y electricistas
Las clases de fontanería tuvieron una duración de 110 horas, en las que se abordaron temas como instalación, montaje y reparación de artefactos, proyecto de instalación, emprendedurismo y orientación laboral. Las de refrigeración, que alcanzaron 120 horas, incluyeron conocimientos para el manejo de refrigerantes y aire acondicionado doméstico, comercial e industrial, entre otros.
Antonio Amarilla, director de la Penitenciaría de Tacumbú, valoró que las adversidades y limitaciones de este tiempo nunca fueron impedimentos para que estas personas culminen con éxito los cursos de capacitación. “En medio de un año difícil han surgido cosas realmente positivas y ustedes, a pesar de estar privados de libertad, han coronado con el conocimiento de oficios que los puede convertir en sus propios jefes”, expresó el director a los alumnos.
Artesanía
Gran parte de la reinserción consiste en preparar al reo en alguna profesión u oficio. Por ejemplo, en la cárcel de Tacumbú hay personas que se dedican a la artesanía. Uno de los trabajos más valorados es la elaboración de termos con detalles en ñandutí, inclusive en más de una ocasión estos productos fueron exportados a España.
También, en el penal del Buen Pastor realizan emprendimientos de este tipo. Las mujeres privadas de su libertad realizan desde prendas de vestir, salidas de baños, toallas, sábanas, bordados en aopo’i, encaje ju, además de todo tipo de indumentarias para la venta.
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