Su meta era poder administrar un negocio como sus padres que son comerciantes, pero esa idea se fue diluyendo cuando en un semestre de la carrera administrativa que seguía desarrolló la clase de historia de la economía. Esto hizo que se enamore plenamente de otra carrera, las de ciencias sociales.
Esta es la historia de Ana Barreto Valinotti, reconocida historiadora del país, quien ha demostrado ser una digna mujer destacada del Paraguay. Durante su carrera, busca demostrar y resaltar todo lo que el país oculta tras cada detalle histórico.
“Estudié historia en la Universidad Católica de Asunción, pero no fue –sin embargo– mi primera opción: como hija de comerciantes, exploré administración de empresas, pero cuando di historia de la economía, supe que parte de mi cabeza y mi corazón estaban en las ciencias sociales. Ahí elegí seguir la carrera de historia”, contó Ana en contacto con La Nación.
Ser diplomática
Manifestó que cuando empezó a incursionar en esta carrera que era nueva para ella, pero que cautivó totalmente su atención, tenía como objetivo servir al país como diplomática y con todos sus conocimientos representar al Paraguay.
“El objetivo fue el de servir a mi país como diplomática, pero con los años, ese sueño se fue desdibujando”, resaltó, ya que empezó a incursionar más en la historia del Paraguay y se iba adentrando en otra pasión que la desviaba del objetivo formal de ser una diplomática.
“La investigación sobre el pasado de la sociedad empezó a motivarme mucho más: me veía en un archivo, en una biblioteca y, sobre todo, escribiendo”, resaltó y ante este nuevo desafío de seguir investigando más sobre los antepasados del país, sus metas fueron cambiando. “Las metas fueron cambiando y siguen cambiando. Mi cabeza, mi corazón y responsabilidades también lo hacen. La vida cambia”, comenta.
Lea también: Mazzoleni pide moderar consumo de alcohol y respetar protocolos
En el museo
Cabe destacar que en una etapa de su carrera, Ana fue directora del Museo de la Casa de la Independencia y esto la inspiró aún más a contar historias. “La oportunidad de trabajar en el museo más importante del país hizo, por ejemplo, que considere a la museografía un canal inspirador y desafiante para transmitir historia. Esa no era una meta mía hace 5 años”, dijo.
En otro momento, confirmó que hasta el momento tiene la sensación de que le quedó entre sus pendientes estudiar una especialización afuera del país. “Esas fueron oportunidades que dejé pasar”.
Sobrevivió al cáncer
Detallando un poco más de su propia historia, destacó que se le presentó una dura batalla contra el cáncer del que salió victoriosa y pasar por todo esto le dejó una muy buena enseñanza de que las metas desaparecen.
“Creo que al ser una sobreviviente de cáncer, las metas, las ‘grandes’ metas desaparecen y toda la vida se transforma en pequeñas victorias diarias, o logros a corto plazo”, expresó y agregó que entre sus nuevas metas está disfrutar cada momento de la vida y del día a día.
“Por ejemplo, te diría que mi meta es volver a viajar con mis hijos y perdernos en alguna ruta del mundo. Eso sí, en mi corazón, espero seguir escribiendo y que mis palabras ayuden a la sociedad a entenderse más”, resaltó.
Lea además: Recomendaciones de la Patrulla Caminera para estas fiestas
Sus metas cambiaron
La historiadora resaltó que hoy tiene como metas: “Leer un buen libro mientras tomo un té caliente, dormir tranquila cuando llueve, reír a carcajadas con mis amigos y amigas en torno a una mesa de vino. De esas metas, de las pequeñas y de las trascendentales que permiten a los sueños existir”.
Por último, afirmó que anhela que Paraguay sea un país más justo para una sociedad tan sufrida como la nuestra y que este país es el único camino posible para acercarnos a la felicidad.
Más sobre Ana
La historiadora Ana Barreto Valinotti forma parte de la Academia y Comité Paraguayo de Ciencias Históricas, así como de la Fundación Carlos Colombino Lailla. Tras 10 años de investigación, concretó su primer libro sobre Elisa Lynch. “Hoy cerré un largo viaje (que duró 10 años) entre descubrirla y escribir y visitar su tumba en París. Aunque sus restos no están ahí, igual llevé clavelitos rojos y blancos. El pequeño mausoleo es mucho más emocionante de lo que me imaginé”, expresó.
Ana es como toda historiadora apasionada, es amante de los libros de historia y cuenta con una bella colección en un rincón muy especial de su casa. Así también, cuenta con una increíble colección de kygua verá o peinetas doradas que encierran una gran historia sobre la independencia de la mujer paraguaya.