Una joven madre de apenas 21 años, COVID-19 negativo, pero con pronóstico muy desfavorable y delicado debido a su situación de desnutrición y adicción a las drogas, días atrás luchaba por su vida en la sala de terapia intensiva del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias y del Ambiente Juan Max Boettner (Ineram), en medio de pacientes con COVID-19.
A poco más de un mes de ese terrible panorama, su situación tuvo un giro de 180º, el personal de blanco –médicos y enfermeras terapistas– dio el alta médico a la joven, quien tiene una segunda oportunidad de vida tras varios días de estar prácticamente muerta y abandonada sin familiares.
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Esto, gracias al amor, solidaridad, vocación y compromiso del funcionariado sanitario que se convierte en familia, mamá, hermano del paciente que se encuentra en delicado estado, por ello la mejoría o recuperación de esas personas es motivo de orgullo y celebración para ellos.
Mediante su cuenta de Facebook, el Dr. Carlos Morínigo, jefe del Área Respiratoria y COVID-19 del Ineram, relató su experiencia y la de todo el equipo médico con una paciente COVID-19 negativo, pero que tenía pocas probabilidades de sobrevivir a causa de desnutrición y adicción a las drogas que la llevaron a pender de un respirador artificial al igual que los pacientes con coronavirus.
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“Hace 26 días en el pabellón 5, terapia intensiva de adultos, en Ineram iniciábamos la recorrida con médicos y enfermeras como es habitual, llegamos a la cama 5, allí estaba una joven de 21 años, desnutrida, intubada, conectada a un ventilador que respiraba por ella, llena de drogas para poder sostenerla con vida, hacia ya 10 días que estaba intubada en urgencias y luego pasó con nosotros”, rezaba el comienzo del breve relato de Morínigo.
Durante esa recorrida por el área de contingencia respiratoria, donde Morínigo es jefe, se encontró con la joven madre que presentaba neumonía grave y en shock séptico, pero COVID-19 negativo. Esto asustó a Morínigo y cuestionó a sus pares el porqué la trajeron en la zona de coronavirus y le respondieron que fue porque ya no había lugar en otro sitio, y debido a que su cuadro respiratorio empeoraba, no tuvieron de otra que ingresarla allí.
“Todos los días era un pasito de avance y dos atrás, decían; jefe se va a morir, no va a aguantar, no vamos a meterle adelante, dale que. Todos los días era algo nuevo. Doctor, se trancó su tubo, casi tuvo un paro. Jefe, tuvo un neumotórax (se agujereo el pulmón), le tuvimos que poner un tubo en el tórax; jefe, no tenemos las drogas de sedación, no tiene familiares para pedirles y baja su saturación, no se adapta, lucha contra el respirador; doctor hizo fiebre otra vez”, continuó el neumólogo en la red social.
Luego de 26 días de una lucha constante por mantenerla viva, la paciente tapándose la abertura en el cuello por la traqueostomía, se dirigió al Dr. Morínigo para decirle que tenía hambre. Este sencillo episodio llenó de esperanza a todo el equipo médico que día a día batalló por su mejoría y orgullosamente lo consiguieron, ella está viva, sana y de alta.
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“Mis compañeras enfermeras del equipo del cual orgulloso formo parte asumieron el rol de familia, logrando día a día la mejoría de la querida V (inicial del nombre de la paciente). Ayer le encuentro a las enfermeras lavándole el pelo, desemporrándole, cortándole, haciendo pies y manos, era inminente el alta”, celebró Morínigo.
La paciente, antes de su alta, dijo al personal de blanco que los iba a extrañar y ellos a ella porque ya no tendrán a quién llamar la atención. La joven se caracterizaba, según el personal, por llamar la atención, pedía atenciones constantemente a gritos con un pequeño a su mamá y que ellos cumplían todos sus pedidos porque era una hija, un familiar que volvía a nacer para todos ellos.
“Estoy tan orgulloso, feliz y realizado por formar parte de este equipo maravilloso de personas que viven por el prójimo, gracias, gracias y mil veces gracias. No todo es COVID-19, existen problemas sociales y muchas personas vulnerables que necesitan de asistencia integral del Estado, hoy dimos de alta a una joven madre de dos niños de 3 y 5 años, vamos a hacerle el seguimiento para su recuperación total”, anunció y dedicó el relato a sus compañeros de lucha diaria, los médicos y enfermeras.
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