Orlando (36) se dedica a la artesanía en cueros para venta local e internacional en la Penitenciaría Regional de Pedro Juan Caballero, donde cumple una condena de 17 años. Ahora innovó su producción con jarras de diseño único forradas en cuero y ya la está comercializando incluso en el mercado brasileño.
La historia de Orlando no es muy diferente a la de otras personas que con esfuerzo y perseverancia iniciaron el camino hacia la reinserción social con mucho éxito. Él llegó al penal sin saber enhebrar una máquina, pero tenía unos compañeros que le enseñaron sobre el revestido costurado y así se interesó en el oficio después de concluir el secundario intramuros.
Un préstamo materno
Hace cinco años, con algo de dinero prestado de su madre, compró las máquinas de coser y nació el taller en la penitenciaría. Orlando se convirtió en su propio jefe, contrató a dos compañeros y se aseguró de cumplir con exigencia de calidad, produciendo forrados de termos, hoppies, champañeras, hieleras, conservadoras y tuppers.
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“Yo quería incursionar con algo nuevo y se me ocurrió el kit de jarra y vasos forrados en cuero con bordado artesanal. La competencia ndaha´eiete vyrorei (no es fácil)”, cuenta Orlando al momento de agregar que, el paraguayo antes acostumbraba tomar el tereré con yuyos, en jarra. La producción tiene aceptación porque hay gente que prefiere algo más liviano que un termo.
El trabajo le está dando un voto de confianza en su reinserción social y las cosas les están yendo bien. “En Pedro Juan se eligen las jarras y estoy vendiendo entre 40 a 50 semanalmente. Ahora empezaron a pedirme desde Brasil los ‘brasiguayos’ de Campo Grande y Dourados; ellos me compran”, manifestó Orlando.
Fusionar el buen gusto en los materiales, el diseño personalizado, la calidad y bajo costo en las jarras de vidrio y plástico, con sus vasos de aluminio inoxidable revestidos en cuero le ocupa desde las 6:00 hasta las 20:00 o hasta las 23:00, incluso.
Esfuerzo, sacrificio y optimismo
A pesar del esfuerzo y del sacrificio, él está optimista con su vida y las ventas que pueden darse en las fiestas de fin de año. “Si hay un problema hay una solución, menos la muerte. Yo soy un bendecido con mi madre, mi mujer y 3 hijos que no me abandonan y una hermana de oro que se ocupa de mi clientela”, dijo.
Está convencido en hacer crecer este negocio cuando vuelva a reunirse con los suyos, pero ya en libertad. En el recuerdo queda el joven que puso su gomería con 18 años en su natal Pedro Juan Caballero, nacido en el seno modesto de una familia con su madre enfermera y el padre. Es consciente que cometió un error y está pagando con creces por ello.
Sus productos pueden encontrarse en la web o también se pueden hacer los pedidos para adquisición unitaria o de reventas en cantidad escribiendo al WhatsApp 0971 137 803.
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