La pandemia del COVID-19 vino a demostrar que la educación no necesita de una escuela y que el aprendizaje no necesita de un aula, es la conclusión al que llegó el educador chileno Miguel Rivera Alvarado en un artículo científico dedicado a la educación en tiempo de pandemia y el fin de la escuela. Durante la crisis nacerá una nueva escuela, una abierta para aprender y emprender los cambios y transformaciones que demanda la sociedad, señaló Rivera Alvarado sobre su artículo en contacto con 1080 AM.

“Lo que vino a demostrar la pandemia para nuestro juicio y la investigación en el país con escuelas, con directores, es que primero la educación no necesita de una escuela hoy día y lo segundo es que el aprendizaje no necesita de un aula. Al llegar a crisis la escuela y el aula no cabe otra cosa que pensar otra escuela siguiendo otra metamorfosis de la escuela”, indicó Rivera Alvarado.

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En su artículo, el educador chileno afirma dramáticamente que la escuela formal o la que conocíamos como tal, con sus infraestructuras, con aulas y alumnos ordenados mirando hacia el profesor ha muerto y que la pandemia vino a acelerar a la educación o los sistemas educativos que ya estaban en crisis y que los propios educadores se resistían a afrontar que el tipo de escuela actual ya no sirve.

En 1965, el investigador de EEUU realizó una investigación donde se señalaba, ya que la escuela poco aportaba en términos de transmisión de conocimientos y que, en general, los estudiantes aprendían más afuera de la escuela. En ese entonces, tal investigación generó todo un debate porque, según el investigador, la escuela no importaba, pero un contramovimiento que afirmaba que la escuela sí impactaba positivamente en los estudiantes.

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“Gran parte de la experiencia cotidiana radicaba en un currículo con muchas asignaturas donde los profesores explicábamos los conocimientos, pero eso hoy día está al alcance de todos en internet, por ejemplo”, indicó.

Según relata Rivera, lo que el profesor actualmente desarrolla tratando de transmitir conocimiento no solo aburre, sino que también condena al estudiante a ser incluso mediocre en el futuro y que el docente debe ser constructor de ambientes de aprendizaje dado que el conocimiento está repartido en todos lados.

“Es importante que construyan el aprendizaje con lo que haya a mano y segundo, el docente es un diseñador de situaciones desafiantes, a los chicos estudiantes de la edad que sea hay que ponerles retos, hay que darles problemas, hay que estimularlos para que ellos resuelvan cosas porque sino terminamos dándoles muy cocinadito, muy estructurado cuando hay que ponerle situaciones problemáticas que están en el entorno no en el interior de la antigua sala de clases”, puntualizó el educador chileno.

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Agregó que los educadores deberían ser expertos en conversaciones, en sacar lo mejor de los estudiantes, en preguntar, en consultar, en escuchar para hacer compromisos, y citó otras importantes habilidades que deberían tener los educadores para construir aprendizajes mejores para el crecimiento personal de cada estudiante.

En su artículo también explica que durante el cierre de las clases presenciales a causa de las restricciones para evitar la propagación del COVID-19 surgió otra nueva escuela que ha estado floreciendo con menos complicaciones durante estos meses de pandemia.

“Cuando uno revisa estos meses de confinamiento o no presencialidad uno descubre que existen educadores constructores de aprendizaje, diseñadores de situaciones desafiantes de problemas, articulador de acuerdos y formadores de vida social”, resaltó el docente chileno.

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