El paraguayo se caracteriza por su devoción, especialmente a la Virgen María, la madre de Jesús, quien intercede para que la gracia de su hijo llegue a cada familia. Este es el caso de Anita Fleitas, que se animó a contar cómo la Virgen obró en su vida y la bendijo con dos maravillosos hijos.

Desde muy pequeña Anita experimentó el llamado de la Virgen María dentro de su propia familia, mirando cuando su abuela, madre y tías rezaban el santo rosario. Fue una tarde cuando con solo 5 años su tía abuela y madrina se dieron cuenta del interés que ponía la pequeña cuando se reunían para elevar una plegaría.

“Fue entonces que me regaló mi primer rosario, recuerdo que me dijo ‘Te regalo esto, hoy tal vez no entiendas para qué se usa o cómo rezar, pero María te va a acompañar toda la vida’. Desde entonces tuve un vínculo muy fuerte con la Virgen y ese rosario me sigue acompañando todos los días”, comentó.

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El segundo llamado

Pasaron los años y Anita, como toda adolescente, se volvió un tanto rebelde, dejando de lado su devoción y tratando de ser como todo joven que sale al mundo a buscar sus propios desafíos, pero su madre, siguiendo la tradición familiar de rezar todas las tardes, siempre pedía por cada uno de sus hijos, en especial, por la conversión de Anita.

“También por la oración de mi mamá fue que cuando cumplí 20 años, como que la Virgen me tomó la mano para llevarme a las Misiones y fue ahí donde me convertí, conocí el amor de Dios. Le conocí a Jesús. En ese momento sentí que la Virgen María me estaba llamando”, dijo Anita.

Alianza de Amor con la Virgen María como matrimonio. Foto: Gentileza.

La bendición de una familia

Resaltó que ella siempre fue a las Misiones por un periodo de 10 años y fue en ese mismo lugar donde conoció al que sería su marido, Víctor, con quien formó una hermosa familia con dos pequeños, Rafael y Felipe, quienes también tienen una historia con la Virgen.

“La Virgen es quien hizo que estemos juntos, ella está muy presente siempre en nuestro matrimonio. Durante esta cuarenta fue muy lindo para nosotros, porque sellamos una alianza de amor con ella. Todo pusimos en sus manos, en especial este año y la salud de nuestros hijos”, mencionó.

Indicó que el milagro de la Virgen María está día a día en su matrimonio y como devotos, desde que formaron un hogar, cuentan con un pequeño santuario donde tienen la imagen de la madre de Jesús y este año su pequeño hijo la coronó como la reina de la salud. “Tenemos dos hijos, el mayor se llama Rafael y el menor Felipe y son pequeños grandes milagros”, aseguró.

La joven madre junto a su pequeño que nació prematuro. Foto: Gentileza.

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El primer milagro de María

La Virgen María la tomó de la mano y la llevó a consolidar una bella familia, donde el amor y la fe cada día son más fuertes, gracias a los milagros que obró en ellos. Anita nos cuenta que cada día están más seguros en el amor que la Virgen tiene hacia ellos.

“Me embaracé meses después de casarme, recuerdo que una noche cuando estaba en las 32 semanas de embarazo miraba a la Virgen en el santuario que tenemos en casa, siempre encomendándome a ella. Esa madruga rompí bolsa y como toda madre primeriza no sabía qué me pasaba y no entendía que mi hijo ya iba a nacer”, explicó.

A tempranas horas de esa mañana se dispuso a ir al hospital y viendo la gravedad de la situación, antes de salir de su casa se encomendó a la Virgen diciendo: “Sea lo que sea, este es tu hijo y yo te entrego a tu hijo. Pongo en las manos de Dios, que se haga su voluntad, según tu palabra”.

Agregó que una vez que llegaron al hospital le explicaron que su hijo podía nacer prematuro y que no sabían en qué condiciones, en ningún momento la situación fue favorable. “Entonces, mi marido y yo nos miramos, nos tomamos de la mano y rezamos un rosario. Nos encomendamos nuevamente a María. Nos internamos una semana, estaba monitoreada hasta que nació prematuro”, dijo.

Agregó que “Rafael fue a terapia, ahí experimenté la maternidad de María, porque en vez de estar angustiada, tuve una serenidad que no es de este mundo. Aparte del diagnóstico médico, de que mi hijo era delicado, teníamos un inconveniente de que no nos cubriría el seguro, porque nació prematuro y teníamos que pagar la terapia. Recuerdo que hablamos con mi marido y dijimos Dios proveerá y María no va a dejar que falte el vino”, contó emocionada al recordar tan difícil momento.

Rafael consagrado a la Virgen en su bautismo. Foto: Gentileza.

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Volver a casa

Como todo prematuro de 32 semanas, Rafael fue pequeño, pesaba solo 2 kilos y fue a terapia, en el proceso tuvo dos paros cardiorrespiratorios. “Fue muy fuerte, éramos un matrimonio muy joven y teníamos el amparo de dejar todo en las manos de Dios y el manto de Virgen”, manifestó y agregó que su niño nació el 22 de setiembre y estuvo mucho tiempo sin reaccionar, pero el 7 de octubre despertó.

La joven explicó que “reaccionó el día de la Virgen del Rosario. Nosotros estábamos rezando el rosario y viene el médico muy contento y nos dice Rafael reaccionó, creo que va a estar bien. El médico no creyó, porque estaba más apagándose que despertándose, a medida que pasaban los días él iba mejorando y tras un mes de internación salió”, comentó.

Cuando ya se disponían a volver a su hogar, la pediatra les dijo que su hijo podía quedar con secuelas, atendiendo a que nació prematuro y ya contaba con algunas limitaciones, pero María siguió obrando en Rafael y hoy a 3 años de su nacimiento es un niño completamente sano. “Esa fue la primera confirmación de un milagro físico. En cuanto a la terapia no teníamos nada en el bolsillo y se pagó con la providencia de Dios”, precisó.

Anita junto a su familia. Foto: Gentileza.

El segundo milagro

La familia de Anita fue bendecida con un segundo hijo, Felipe, que ahora tiene 10 meses de vida y cuya llegada pensaron que sería más tranquila, pero Dios y la Virgen los puso nuevamente a prueba.

“Lo esperábamos con mucho cariño, pero cuando estaba pasando por los cuatro meses de gestación, el médico, luego de hacernos un estudio de marcadores cromosómico, nos dijo que existía una alta probabilidad de que nuestro hijo nazca con síndrome de Down. Entonces, fui a una capillita, de nuevo le miré a la Virgen y me encomendé a ella. Le dije: te entrego a tu hijo y creo que si esta situación nos estás poniendo también es porque nos vas a dar la posibilidad de sobrellevar esto”, relató.

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Felipe 100% sano. Foto: Gentileza.

Sí a la vida

El médico le dijo que si estaba en algún país de Europa le iban a dar la posibilidad de abortar, esto le llegó mucho a Anita y le contestó “de ninguna manera, yo le digo sí a la vida. Mi marido me dijo vamos a dejar a Dios ser Dios y vamos a encomendarnos a la Virgen. Desde ese día iniciamos con cadenas de oraciones con nuestros familiares y amigos que son muy marianos”, sostuvo.

“Yo lo esperaba con una serenidad y amor, porque como toda madre ama a su hijo como venga”, argumentó. Pasaron los nueve meses de gestación y ya estaban preparados para recibir al pequeño con la condición anticipada por el médico, pero al momento del parto el ginecobstetra gritó “sano, sano y nadie en el quirófano entendía cómo un niño a quien se esperaba con síndrome de Down llegó totalmente sano. Fue cuando entendimos que todo debemos dejar en manos de Dios y de la Virgen, porque para Dios nada es imposible”, manifestó.

Dejar todo en manos de María

Anita destacó que todo se debe dejar en manos de la Virgen María, porque ella es la madre de Dios, más ahora que estamos atravesando por la pandemia debemos encomendarnos a ella, en este tiempo de adviento en el que aguardamos el nacimiento del niño Jesús.

“Con la alegría en el corazón de que ella nos acompaña. Que este 8 de diciembre, día en el que se recuerda al Inmaculado Corazón de María, entreguemos a ella nuestras familias y nuestro futuro”, concluyó.

Felipe y Rafael milagros encomendados a Virgen María. Foto: Gentileza.



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