Fue el mensaje en el segundo día de novenario y nuevamente la misa fue celebrada a puertas cerradas con la transmisión a través de medios de comunicación e internet. Igualmente, algunos fieles llegaron hasta la Basílica.
Con una imagen muy distinta a años anteriores se vive el segundo día de novenario de la Virgen de Caacupé, ya que la misa se realiza a puertas cerradas y un pequeño grupo de fieles apostado en la explanada de la Basílica. En la ocasión, el tema fue “El Espíritu Santo consagra en la unidad a cuantos participan en la Eucaristía”. La misa estuvo presidida por monseñor Ricardo Valenzuela y la prédica estuvo a cargo del Rvdo. P. Miguel Fritz, oblato de María Inmaculada. Instaron además a tener siempre presente las medidas sanitarias.
El evangelio de la fecha habló acerca de tener cuidado y estar prevenidos. “En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Tengan cuidado y estén prevenidos, porque no saben cuándo llegará el momento. Será como un hombre que se va de viaje, deja su casa al cuidado de sus servidores, asigna a cada uno su tarea, y recomienda al portero que permanezca en vela. Estén prevenidos, entonces, porque no saben cuándo llegará el dueño de casa, si al atardecer, a medianoche, al canto del gallo o por la mañana. No sea que llegue de improviso y los encuentre dormidos. Y esto que les digo a ustedes, lo digo a todos: ¡Estén prevenidos!»”, señala la lectura del día.
En su homilía, el oblato de María Inmaculada, Miguel Fritz, dijo que es cierto que estos tapabocas nos tapan la mitad de la cara, pero eso hace que con más atención nos miremos a los ojos, que estemos atentos al otro, veamos la corrupción que es como un virus social.
“Cuánta gente ahora está sin trabajo y muchos sin recibir ninguna indemnización, cuando la gente trabaja y al final no recibe nada o solamente una propina. Es una lástima que la mayoría de los políticos jamás se van a enterar siquiera de esta encíclica que podría llegar a ser un manual excelente para el político, sobre todo en el capítulo quinto. De todas las cosas que el COVID-19 nos muestra es que delante de él somos todos iguales, todos podemos enfermarnos y nos enseña también de estar atentos a lo pequeño, a lo minúsculo y hasta lo invisible”, expuso.
Tema del día
”Queridos hermanos y hermanas, el tema que nos convoca hoy es la Eucaristía y el Espíritu Santo. El Espíritu Santo congrega en la unidad a cuántos participamos de la Eucaristía. Que el Espíritu Santo nos ayude a ser creativos para aprender a convivir con el COVID-19 porque sabemos que tenemos que aprender a convivir con él, a lo mejor declarándolo hermano Corona al mejor estilo de San Francisco. Que este espíritu nos ayude a vivir nuestro compromiso cristiano de nuevo modo, ya sabemos que no hay vuelta atrás de la normalidad. Que este espíritu nos ayude a transformarnos nosotros también en el cuerpo de Cristo. Su comunidad que está unida en la diversidad. Como dice el papa, integrar a los diferentes es mucho más difícil y lento, aunque es la garantía de una paz real y sólida”, expuso.
En otro momento también habló acerca de lo que el papa Francisco nos recomienda, nos exhorta y que es el cuidado de nuestra casa común como lo destaca en su encíclica.
“Los pueblos indígenas siempre han sido buenos guardianes de esta casa común, sabiendo que es su supermercado, su farmacia. Una de las grandes amenazas a ellos presentan en este tiempo el así llamado frente sojero. Algunos incluso ya hablan de la República de la soja. Es un pecado que una planta tan nutritiva y valiosa cómo es o era la soja, que el cultivo de ella se transformara en peligro para tierra y agua, para aire y animales, incluso para el mismo ser humano. Si tanta energía, tanto dinero, tanto personal que ahora se gasta en la defensa de los sojales se hubiera invertido en la defensa de nuestros bosques, hoy estaríamos en un Paraguay mejor, más habitable y más sano”, aseguró.
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Sostuvo que es peor cuando a la fuerza son aplazadas poblaciones humildes para favorecer la plantación de soja, como ocurre en algunas comunidades indígenas, tachándolas como frenos al supuesto desarrollo.
“No podemos dejar de mencionar en este contexto comunidades afectadas y amenazadas por desalojos muchas veces violentos e injustos. Es horroroso ver cómo supuestos profesionales de la justicia se prestan a chicanerías imputando a líderes indígenas por supuesta invasión de tierras o incluso por ser terroristas. Una vergüenza ver que estos profesionales de la justicia se prestan a actos brutales desalojos”, lamentó.
Mencionó además que se celebra esta eucaristía para que se haga justicia en nuestro país. “Eucaristía es una palabra griega que significa buena gracia. En cada eucaristía recibimos la gracia de nuestro señor Jesucristo y nos llenamos de alegría de manera muy especial y concreta, hoy y acá, aunque lastimosamente a puertas cerradas, pero recordemos lo que nos dijo la segunda lectura, somos los llamados a la comunión y somos ricos de mil maneras”, argumentó.
Así también dijo que si bien es cierto que con el coronavirus se impide el abrazo y dar la mano, pero la paz nos llega si la deseamos al hermano y a la hermana. “Que con ella nos llegue también la alegría, el ánimo, sobre todo en estos tiempos tan diferentes y también a personas tan diferentes y diversas como somos nosotros, pero que tenemos un mismo padre”, puntualizó.
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